- "Las pesadillas de Ford."
En el rincón más oscuro de la biblioteca de la cabaña, Ford Pines revisaba un antiguo pergamino lleno de símbolos arcanos. Había dedicado años a estudiar el misterio de los universos paralelos, pero no había logrado obtener la información crucial que buscaba. Cansado de los resultados insuficientes, decidió tomar un camino más arriesgado.
Un eco de risas distorsionadas se hizo presente en la habitación. Ford giró bruscamente y se encontró cara a cara con Bill Cipher, el temible demonio de un solo ojo. La figura triangular de Bill parecía deslizarse con una confianza inquietante, mientras que su sonrisa estaba cargada de una diversión enigmática.
"Hola, Ford Pines," dijo Bill con un tono juguetón. "¿Qué te trae por aquí? ¿No es esta tu hora de la cábala para descifrar acertijos universales?"
Ford frunció el ceño. "No estoy aquí para jugar contigo, Bill. Necesito acceso a conocimientos que están más allá de mi entendimiento. Y tú, por lo que parece, tienes el acceso que busco."
Bill levantó una ceja, su expresión un enigma constante. "¿Y qué me darías a cambio de eso? El conocimiento tiene un precio, como bien sabes."
Ford se acercó lentamente, sus ojos reflejando una mezcla de determinación y desesperación. "Te daré un trato. Te proporcionaré el poder que buscas sobre el multiverso a cambio de acceso a tus conocimientos. No puedo hacerlo solo, pero juntos podríamos descubrir secretos que han permanecido ocultos por eones."
Bill consideró la propuesta, su forma parpadeando y distorsionándose mientras meditaba sobre el trato. Finalmente, asintió. "Está bien, Ford Pines. Vamos a hacer un trato. Pero ten cuidado, el conocimiento siempre viene con un costo."
Ford y Bill trabajaron juntos en un complicado ritual que combinaba el saber arcano de Ford con el poder caótico de Bill. Con cada hechizo, la barrera entre los universos se desdibujaba y el conocimiento prohibido se desvelaba ante ellos. Ford comenzó a ver visiones de mundos que desafiaban la lógica y el entendimiento humano. Su mente se expandió, absorbió información sobre realidades alternativas y secretos ocultos de dimensiones lejanas.
Sin embargo, conforme avanzaban en sus investigaciones, Ford comenzó a darse cuenta del verdadero costo del trato. Bill no era simplemente un aliado; era un manipulador que disfrutaba jugando con las mentes de los mortales. Cada descubrimiento traía consigo un precio oculto, y Ford se encontraba atrapado en un juego de engaños y trampas.
Un día, mientras Ford descifraba un antiguo libro sobre una realidad alternativa, sintió que la influencia de Bill estaba más presente que nunca. La diversión en la voz del demonio se había transformado en una sombra de malicia. Ford sabía que debía encontrar una manera de romper el vínculo antes de perderse completamente en el caos que Bill estaba orquestando.
Con una mezcla de valentía y desesperación, Ford trazó un plan para deshacer el trato. Utilizó los conocimientos que había adquirido para crear un hechizo que lo separaría de Bill y bloquearía el acceso al poder que el demonio deseaba. Fue una tarea ardua y peligrosa, pero Ford logró finalizar el hechizo con éxito.
Bill apareció en la biblioteca, furioso y desencajado. "¿Qué has hecho, Ford? ¡Esto no es lo que acordamos!"
"Lo que acordamos se volvió demasiado peligroso," replicó Ford, su voz firme. "No dejaré que el caos se desate en los universos por tu capricho."
Con un último resplandor de luz y un estallido de energía, Bill se desvaneció de la biblioteca. Ford se quedó solo, exhausto pero aliviado. Había obtenido el conocimiento que deseaba, pero también había aprendido una lección invaluable: el poder y el conocimiento podían ser una carga tan grande como una bendición, especialmente cuando se trataba de seres como Bill Cipher.
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El rastro de Bill Cipher no se desvaneció fácilmente para Ford Pines. Tras el tenso acuerdo que forjaron, Ford pensó que había puesto fin a la influencia del demonio triangular. Sin embargo, los ecos de su presencia persiguieron a Ford incluso en sus sueños.
Cada noche, cuando Ford se sumía en el sueño, se encontraba en un paisaje onírico, distorsionado y fluctuante. La realidad parecía un collage de mundos rotos y fragmentos de universos colapsados. En medio de este caos, una figura familiar emergía de la oscuridad: Bill Cipher.
En cada sueño, Bill se presentaba con su sonrisa burlona, su ojo único y su forma triangular. Aunque el escenario cambiaba, la amenaza constante de Bill permanecía inmutable. A veces, Bill estaba en una esquina, susurrando con una voz que resonaba en cada rincón de la mente de Ford. Otras veces, aparecía en pleno centro, burlándose y acusando a Ford con una intensidad cada vez mayor.
"¡Traidor!" gritaba Bill con una risa aguda. "¿De verdad pensabas que podrías escapar de mí tan fácilmente?"
Ford trataba de alejarse, de escapar del alcance de Bill, pero el demonio siempre encontraba la forma de alcanzarlo. Sus gritos y acusaciones reverberaban en la mente de Ford, como si cada palabra estuviera grabada en su conciencia.
"¡Te obsesionaste con el poder y el conocimiento, Ford!" decía Bill. "No es solo el saber lo que te ha atrapado, eres tú quien ha despertado mi interés. ¿Acaso creías que podía ignorar lo que has desenterrado? ¿Creías que yo, Bill Cipher, me conformaría con ser solo un aliado temporal?"
A medida que los días pasaban, los sueños se volvían cada vez más perturbadores. Ford comenzó a temer la llegada de la noche, sabiendo que Bill lo acecharía en su subconsciente. Las acusaciones de traición se mezclaban con visiones de universos rotos y criaturas extrañas, como si Bill intentara hacerle pagar el precio de su curiosidad y ambición.
Ford intentó resistir el impacto emocional de estas visitas nocturnas, dedicándose a trabajar y a mantener su mente ocupada durante el día. Sin embargo, cada noche, Bill se manifestaba en sus sueños con una presencia creciente, como una sombra que nunca desaparecía.
En un sueño particularmente inquietante, Ford se encontró en un escenario surrealista, un vasto vacío estrellado donde la realidad parecía disolverse en un mar de colores caóticos. Bill apareció en el centro de este vacío, su forma distorsionada reflejaba un poder incontrolable.
"¿Crees que puedes librarte de mí simplemente rompiendo el trato?" Bill se acercó, su voz impregnada de un odio irónico. "¿Acaso no te das cuenta de que tu conocimiento ha alimentado mi interés? Estoy obsesionado contigo, Ford Pines. Con cada fragmento de sabiduría que has acumulado, te has convertido en parte de mi colección, en parte de mi diversión."
Ford, temblando bajo el peso de las palabras de Bill, trató de confrontar sus miedos. "¡No puedo permitir que tu influencia destruya mi vida! No importa cuántas veces aparezcas en mis sueños, no te daré el poder que buscas."
Con esas palabras, el sueño se desvaneció en un torbellino de colores y sonidos discordantes, y Ford se despertó sudoroso y agitado, su corazón palpitando con la intensidad de su ansiedad. Aunque estaba de vuelta en el mundo real, la sensación de la presencia de Bill persistía, como una sombra que nunca desaparecía del todo.
La lucha de Ford no solo era con la realidad de su pasado, sino también con los fantasmas que este había traído consigo. Con cada noche que pasaba, Ford se daba cuenta de que la obsesión de Bill con su sabiduría era tan inquebrantable como su propia determinación de seguir adelante.
Determinado a recuperar la paz, Ford buscó formas de reforzar sus barreras mentales y protegerse de la influencia de Bill. Sabía que la batalla no se libraba solo en el mundo físico, sino también en el vasto y complejo dominio de su propia mente. A pesar de los continuos ataques nocturnos de Bill, Ford se aferró a su propósito: el conocimiento y la sabiduría que había buscado durante tanto tiempo debían ser utilizados para proteger, no para destruir.