One shots citrus

Ignorante

Siempre fuimos mi madre y yo, mi madre, una buena mujer, hermosa y deseable a la vista de otros... Pero muy casta y amable, yo, imperactiva y aventurera.

Mi madre nunca me oculto la existencia de mi padre, ella me mencionaba que cuando el y ella eran novios, el la trataba como una reina, lo mejor de lo mejor y siempre era muy atento... Pero... Siempre se quedaba callada cuando llegaba a la parte del embarazo, se quedaba unos minutos callada y culminaba con un "Fuiste mi mejor regalo Yuzuko"

Como yo decía, el apellido solo lo llevo de adorno, pero al ir creciendo mi duda creció y como una niña curiosa, me iba a preguntar a los vecinos más viejos si alguna vez conocieron a mi padre, muchos de ellos no me daban razón pero hubo uno que si... Aihara Sho. 

Yo no lo conocía pero el me dijo que si, que siempre les vio a mis padres juntos y jóvenes, con una sonrisa en la cara y me dijo algo que me emociono un poco..."tienes los ojos sinceros y la sonrisa de tu padre". Eso, eso necesitaba saber , mi sueño siempre fue conocer a mi padre... O eso pensaba....

Paso solo un año, un año en que todo se volteo, el príncipe azul del que mi madre hablaba con un brillo en los ojos, resultó ser como el mago malvado que hay en los cuentos, sin piedad, sin amor, sin colores bonitos... Sin corazón..... 

El solo llegó un día a casa, vistiendo una ropa super bonita, elegante y cara decía mi mamá, yo...una niña que le miró con admiración.. el, que al verme se le borro la sonrisa de mil dólares y la cambio por unos ojos y una sonrisa de satisfacción, ahora lo entiendo, no fue por que me vio como "hija" sino... El vio a su "moneda de cambio"

Yoichi... Yoichi Okogi se presentó, me miró y me tomo la mano, su rostro cambio al ver a mi madre atrás mío y le dijo en estas palabras que nunca olvidaré "no las volveré a dejar "... Esas palabras fue lo mejor que alguien pudo decirme en ese tiempo, se volvió mi segunda frase favorita después del de mamá. El pasar jugando, paseos a la cuidad que se convertían en comprar ropas de marca, mamá regalando a papá por comprar lo más caro y papá disculpándose con una mirada que me daba miedo, mi mamá no veía eso ... Yo si ..

Fui creciendo y con mis 9 años ,vi que papá pasaba mucho tiempo con el señor Aihara, el señor Aihara tenía una casa muy, muy grande y por no decir una mansión , yo quería ir con papá, por que el señor Aihara tenía así mismo dos niñas, dos posibles amigas , una de mi edad ... Mei Aihara.. y la otra unos dos años mayor para mi.. Yoshiko Aihara el cual le quedaba muy bien el nombre, cuando la veía en la escuela siempre me saludaba con una sonrisa, ella era Alegría, y también respetable, claro ella era mayor para mí pero todas las personas la querían, incluyéndome. Pero miraba a un lado y vi a Mei, ella mirándola con admiración, cosa que me atrajo a ella, y sin más me acerque, conversamos , conversamos y conversamos... Muchos de los temas eran de su hermana o familia, muy poco de ella pero cuando teníamos 14 años la mire con otros ojos, Mei , era hermosa, piel blanca y ojos amatista , no había nadie como ella, su hermana con 16 años era igual pero no sé comparaba , un día estamos las dos solas en su casa, su habitación... Su cama conversando y riéndonos hasta que nos quedamos viendo, esos labios rosas, se veían tan apetitosos que me acerque a ellos y....la bese, que delicia, esos labios, mi corazón a mil, pero un mini pánico se cruzó por mi mente ¿Y si ella se asusta?, ¿Si no le gusta? Y .. ¿Si me aleja?. Para mi sorpresa ella me abrazo y profundizamos el beso, a los segundos nos separamos , nos miramos con las mejillas sonrojadas y una pequeña sonrisa entre las dos...hermosa... hermosa , hasta que algo nos interrumpió 

"Ajum" ese carraspeo nos hizo poner los pies en la tierra, y vi a el señor Aihara con una sonrisa un poco inquieta, su esposa atrás un poco sonrojada y tapándose la cara con sus manos, y a su lado mamá que estaba igual que ella y mi papá... Papá con una mirada de odio que yo ya conocía a la perfección , me miraba como si fuera un ratón de alcantarilla, lo peor, como la primera vez que me vio, y solo disimulaba cuando mamá lo miraba.