Prólogo

5 0 0
                                    

La vida de Ella D'angelo ha estado llena de problemas, cada uno de ellos ha ido marcando su corazón y ha hecho que desarrolle un fuerte carácter. Una chica decidida, independiente y dispuesta a cuidar de los suyos.

Su despertador suena a las 5:45 de la mañana, como cada día; su rutina se basa en salir a correr por las frías mañanas de Francia, ducharse, tomarse un café bien cargado y prepararse para esperar a Camile, que siempre llega justa a recogerla. Su vida no es mucho más interesante, se pasa el día trabajando, luego va a ver a su hermano en la cafetería que tiene, visita a su anciana vecina y vuelve a casa. Allí se tumba, se replantea su vida y, de vez en cuando, sale por las noches con Camile a alguna coctelería o alguna cita, la mayoría dobles porque Camile la obliga.

Esa mañana sigue su rutina habitual, sale a correr escuchando música en sus auriculares mientras que los pocos coches que se están conduciendo pasan de largo por su lado. Se cruza con algún par de corredores más, pero ninguno se para a conversar. Al llegar a casa se da una ducha de agua caliente y al salir se queda unos segundos de más delante del espejo; analiza lo que ve, su pelo recogido en una toalla rosa palo, su cuerpo atlético envuelto en un albornoz, las ojeras que decoran sus ojos, la singularidad de estos. No ve nada más allá de su fachada, a pesar de que desea hacerlo algún día. El miedo logra grandes cosas.

Mientras se va tomando su taza de humeante café con caramelo y leche se prepara, llama a Camile sin obtener ningún tipo de respuesta y baja para quedarse esperando, tarda un rato en aparecer y lo hace junto a un chico. Un chico que parece que le esté succionando el alma en cuanto se cambian los asientos para que Ella conduzca. Así que, mientras Ella está al volante y pone los ojos en blanco a cada rato, los otros dos se siguen dando el lote en la parte trasera del coche, poco inusual para ella.   

Todo pasa por algo - TPPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora