Capítulo 1

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Camile sale de mi ducha como si estuviera en su propia casa, hemos quedado con un par de chicos y ha venido a casa a prepararse. S&M de Rihanna resuena por las paredes de mi habitación, de mientras yo cubro mis mejillas con rubor y marco la línea de agua con un perfilador, haciendo que mis ojos de distinto color destaquen; son azules con una gran mancha marrón en el derecho. Recojo mi pelo anaranjado en una coleta y termino de colocarme bien en corsé negro que Cam ha dicho que me ponga. Al mirarme en el espejo quedo totalmente satisfecha, mis labios resaltan en mi pálida piel, la máscara de pestañas decora mis ojos, el corrector tapa todos mis pecados.

Así debo esperar a mi amiga media hora más, se ha puesto un vestido ceñido carmesí que resalta sus curvas, un atuendo muy propio de ella. Salimos a la calle y con un taxi llegamos hasta nuestra coctelería favorita de la zona, un chico de pelo largo recogido en un moño saluda a mi amiga, mientras que otro con el pelo de... Varios colores me besa la mano y la deja ligeramente babeada.

Ecs.

La noche se hace interminable, la cita de Cam es perfecta, un chico apuesto, caballeroso, limpio, gracioso, sexy... Y luego la mía, se llama Diego, dudo que alguna vez haya hablado con una chica porque lo hace de pena; el pobre se cree el mejor del mundo, son prácticamente sus palabras. Así es como Cam termina siendo acompañada a casa por el apuesto chico y yo no tengo ni la menor idea de cómo huir de este hombre, si se le puede llamar así, le saco dos años y parece no importarle en absoluto, al igual que las cosas horribles y asquerosas que he afirmado que hacía a pesar de ser mentira, nada, no se despega de mí la lapa esta. Me siento forzada a que me acompañe a casa, una vez llegamos a mi portal insiste en dejarme en la puerta de mi piso, lo que él no sabe es que la anciana del tercer piso es lo mejor que me ha pasado en la vida y siempre me ayuda en estos casos, toco al timbre y escucho su cansada vos.

- ¿Sí?

- Soy yo, abuela. - resalto la palabra para que entienda la indirecta.

- Pasa, cariño.

Subimos hasta el tercero y allí me la encuentro en el pasillo, mis ojos gritan auxilio y su rostro destella de gracia, como adora reírse de mí la anciana esta. Allí le cierro la puerta en la cara a Diego con solo decirle un adiós; Marga se ríe de mí una vez me invita a un vaso de leche que acepto encantada, le cuento las barbaridades que me ha dicho el chico y nos quedamos comentándolo todo; al menos hasta que recuerdo que es demasiado tarde para tenerla levantada mucho más tiempo. La ayudo a acostarse, limpio los platos sucios y me doy cuenta de lo poco que queda en la despensa, es muy mayor para poder ir ella sola así que mañana iré a comprar lo que siempre utiliza, me lo sé de memoria. Cierro la puerta de la entrada con la llave que me dio y subo al quinto piso donde esta vez sí que se encuentra mi apartamento.

Al entrar pongo mi playlist favorita y dejo que las canciones fluyan suaves en el ambiente frío del baño, ahí me doy una ducha rápida para quitarme el sudor del alcohol, me desmaquillo y me pongo potingues en la cara para tirarme de una vez por todas en la cama con el pelo trenzada, la primera camiseta que he encontrado y unos pantalones holgados. El sueño me consume sin dejar que de vueltas a nada de nada.


Lunes por la mañana, en el coche de Cam termino de hacerme una coleta alta y retocarme el brillo de labios. Ella me está contando lo bien que lo pasó el viernes cuando Diego y yo los dejamos para que se fueran; yo me quejo de mi cita y nos burlamos de los comentarios del chico, como dato, me ha escrito por redes sociales y es un completo baboso, sin duda. Le leo a Cam los sucios comentarios sobre mi cuerpo en las fotos y dios, dan hasta gracia. Seguimos hablando de camino a la puerta del hospital, dejamos las cosas en el vestuario de enfermería y al salir no nos queda otra que callarnos al escuchar a May, la enfermera jefa.

Todo pasa por algo - TPPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora