capítulo único

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Todo estaba preparado.

El contrato firmado y el pase anunciado en todos lados con la foto de Julián Álvarez sosteniendo la camiseta roja del Atlético Madrid.

Los cambios lo entusiasmaban. Él era alguien optimista y siempre creía que todos serían para mejor. Después de todo, allá iba a tener una titularidad menos reñida y tendría la oportunidad de ganar nuevos títulos para su ya gran colección.

Lo único que lo entristecía era volver a estar en un país distinto a él.

Si bien Londres y Manchester no eran vecinos, un tren de distancia era todo lo que lo separaba de su mejor amigo.

El último partido que habían disputado sus clubes había sido un amistoso en Estados Unidos, pero Julián, luego de los Juegos Olímpicos, no había sido convocado, así que desde la Copa América que no lo veía en persona.

Rúben le había pasado un brazo por los hombros, Foden lo había abrazado con ímpetu y Rodri lo había levantado del piso. Sus compañeros del City eran valiosos para él, pero debía continuar su carrera como cuando había dejado River luego de tantos años.

"Avisame cuando estés en España" le había escrito Enzo.

Obvio que Julián lo iba a hacer y así se lo hizo saber, pero no había vuelto a recibir otro mensaje del menor. Suspiró en el asiento del avión. El viaje era sumamente corto y lo pasó ansioso, extrañando a su compañero de la Selección.

Un auto enviado por su agente lo esperaba en el aeropuerto. El sol estaba por empezar a caer. El chofer lo ayudó a subir sus valijas y lo llevó hasta el hotel donde se quedaría hasta que decidiera comprar algún departamento.

De repente, recordó lo que le había prometido al otro chico y sacó su celular.

"Ya estoy yendo al hotel" tipeó en el chat que compartía con Enzo Fernández y no tardó en arribar.

Era un hotel muy cheto por donde se lo mirara. Gigante visto desde fuera y seguro se vería aun más grande una vez que entrara, pensó Julián. Le daba un poco igual. Esperaba mudarse pronto.

Entró con sus dos valijas por el estacionamiento hasta la recepción y allí fue guiado hasta la puerta de su habitación. Luego de indicarle el número del servicio a la habitación, el hombre que lo acompañaba lo dejó allí.

A Julián lo extrañó que no le hubiera mostrado el cuarto, pero estaba tan cansado por todos los cambios y todo lo que había ocurrido últimamente, que una parte de él agradeció que lo hubieran dejado solo tan pronto.

Apoyó la tarjeta llave que había recibido sobre el aparato junto a la puerta y entró.

—La puta madre, boludo. Llegaste en dos pedos y me avisaste re tarde. Ni preparar unos mates pude.

Julián quedó petrificado en la entrada mientras Enzo aparecía frente a él con el ceño fruncido. No entendía nada. ¿Estaba en España? ¿En su habitación?

Miró hacia todos lados. Estaba en una sala de estar muy linda que daba al dormitorio, dónde la luz estaba prendida, pero no llegaba a ver nada dentro de él. Enzo le tapaba la vista y sacudió una mano frente a sus ojos, sonriendo.

— ¿Viste un fantasma, Julito?

Eso hizo falta para que volviera a la realidad. Su mejor amigo estaba ahí con él en España. Había viajado para sorprenderlo y era la mejor sorpresa posible.

Sonrió ampliamente soltando sus valijas, haciendo que una cayera al piso estruendosamente, y se abalanzó para abrazar a Enzo como si estuvieran celebrando un gol del cordobés asistido por el menor.

But it's better if you do | Julián Álvarez x Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora