Prologo

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🔸Roma—Italia🔸

¡La vida no podía irle mejor!

Jeon Jungkook le permitió que lo recostase contra las almohadas; su joven corazón palpitando, sus labios aún hinchados tras el último beso, anhelando lo que iba a ocurrir.

La luz de la luna se filtraba por las ventanas a través de las cortinas de seda, transformando la piel de él en satén e iluminando la habitación con su cálido reflejo lunar. Los ojos de él eran dos pozos oscuros mientras se colocaba sobre el.

Jungkook se derritió mientras miraba los ojos del hombre al que amaba.

Aún no tenía dieciocho años y ya había encontrado al hombre de su vida, al hombre cuyo destino estaba entrelazado con el suyo. No había posibilidad de error, ése era el hombre de su vida.Pasarían años amándose, años así, como en ese momento.

¿Cómo podía ser tan afortunado?

Jungkook dejó de pensar y se entregó por completo a las sensaciones que él le estaba produciendo al presionar contra su
cuerpo. Quería que lo poseyera, deseaba recibirle y que él se introdujera profundamente en el para satisfacer aquel desesperado deseo…

Se miraron a los ojos brevemente cuando el cuerpo de Jungkook comenzó a aceptarle.

—Te amo —susurró el.

Pero al cabo de unos segundos… Él lo había dejado.

Jungkook abrió los ojos y le busco con la mirada. Le vio al otro lado de la habitación, poniéndose los pantalones vaqueros y la camisa. Su mirada había adoptado un cariz furioso.

—Vístete. Pediré un taxi por teléfono.

Jungkook le miró con horror. De repente, se sintió inepto y vulnerable.

—Tae… ¿qué pasa?

—Tsou —le espetó él como asqueado de sí mismo. Después,le tiró la ropa, mirándolo con ojos fríos como el hielo—: Esto ha sido una equivocación.

Jungkook agarró su ropa, humillado y avergonzado de sí mismo.

¿Tan repulsiva era su inocencia?.

—¿He hecho algo malo? Siento…

—¡Vístete! —le ordenó él con una voz que a Jungkook le pareció irreconocible, la voz de un desconocido.

—Pero… —las lágrimas afloraron a sus ojos mientras se vestía—. Pero ¿por qué?.

—¡Márchate! —rugió él—. ¡Yo no me dedico a desvirgar a omegas!.

 ¡Yo no me dedico a desvirgar a omegas!

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