Pena y Muerte (Alejandra's version)

Capítulo 1

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Nunca pensé que sentiría la sensación de sangre seca sobre mi ropa, así como nunca pensé que sabría que era llorar hasta tener mi garganta desgarrada.

1 hora antes...

No importaba cuantas veces hiciéramos esto, cuantas veces nos riéramos en nuestras habitaciones, cuantas veces nos insultásemos para despues abrazarnos, porque al final no había nada en este universo que hiciera que yo la cambiase. Me bañaba en nuestra alegria y más sabiendo que era solo el principio de lo que parecía ser nuestra eterna felicidad. Hoy era viernes. En resumen, el mejor día de la semana. Y no estaba bromeando ni exagerando. Alisha y yo, ibamos casi religiosamente todos los viernes al centro comercial, aunque fuera solo para ver por la vitrina o hacer lo que llamabamos "Comprar con los ojos". Teníamos la mania de reunirnos en mi casa para prepararnos antes del "ritual" y como era habitual, mi mejor amiga estaba rebuscando en mi armario en busca de cosas que robar.

—Madeline Jones ¿Cuándo compraste esta belleza? — Preguntó mientras sacaba de mi armario una blusa azul de seda sin mangas, sus ojos azules parpadeando con rapidez, como si eso fuera a hacer que la respuesta viniera a mayor paso.

—Me la regalo mi madre, pero no es mi cosa favorita. —hice una mueca, pero al ver sus labios a nada de hacer un puchero me adelanté con una sonrisa— Si, la puedes tomar prestada.

Se acercó en menos de un segundo para acunar mi rostro entre sus manos.

—Eres la mejor

—Lo sé, lo sé— musité riendo— ahora apúrate para irnos.

Y por primera vez en mucho tiempo se puso la camisa dandole reconocimiento a mi orden. Para ser honesta esperaba a que ella se tardara años en ponérsela solo para llevarme la contraria, pero no me quejaba de que no fuera así. Ya listas bajamos rápidamente por las escaleras sonrientes, probablemente por cosas completamente diferentes. Estaba segura de que ella sonreía porque planeaba quedarse con la camisa y yo pues...yo simplemente estaba feliz de salir de mi casa despues de una larga semana de escuela.

Mis padres no estaban en casa, ambos probablemente atrapados en sus trabajos, pero para mi suerte, mi madre no se había llevado su carro, lo cual significaba que yo era libre de tomarlo para salir. Al tomar las llaves dudé un momento pues una sensación irreconocible me hizo pausar en seco, como si mi mente quisiera ir, pero mi cuerpo se negará a moverse.

—¿Todo bien?— preguntó Alisha extrañada

Miré mis manos y tras moverlas varias veces decidí que podía retomar el control de mis extremidades.

—Si.

Me observó unos segundos, pero seguí sonriendo a pesar de la insertidumbre que amenazaba con hacerme colapsar. Solo cuando la ví asentir segura de mi afirmación, me moví para seguirla, sin embargo, al hacerlo cada paso que daba se sentía pesado, un esfuerzo antes no requerido. Incluso subiendo al carro, mi casa se veía diferente, como si el color rojo vino extravagante tuviera un significado que era ajeno a mi. Negué para enfocarme en el volante, cosa que si existía, y que no era un simple palpitaje de mi pecho que ensordecía mis oídos cada metro que avanzabamos camino al centro comercial.

—¿Qué hora es? — pregunté buscando agarrar la orientación que no sentía

—Las seis— respondió sin levantar la mirada de su teléfono

Pero ni siquiera saber que el tiempo no se había detenido me ayudaba. Bajé las ventanas dispuesta a disfrutar del viento de verano. Vivir en Kansas tenía sus ventajas y el atardecer color carmesí, derritiéndose en un glorioso amarillo era prueba de ello. Si no podía concentrarme en mi propio vivir, me concentraría en esto, en el viento, en el cielo, en todo lo que si podía ver.