Capítulo único

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Advertencia: Este escrito, basado en Jerarquía, lo único que pertenece es la trama además se desarrolla en un contexto omegaverse y contiene temas de violencia y abuso de sustancias.

Mi nombre es Kang Ha

En el instante en que todo Jooshin quedó sumido en un silencio sepulcral, Kang Ha levantó la vista, encontrándose de frente con la causa de aquel ambiente tenso: Kim Ri An, el alfa que dominaba el instituto y uno de los responsables de la trágica muerte de su hermano.

Entre la multitud y los múltiples aromas que se entrelazaban en el aire, resultaba complicado identificar de inmediato el olor del alfa que acababa de hacer su entrada. Sin embargo, durante unos breves segundos, el joven de corbata azul percibió un aroma ligeramente dulce que lo distrajo momentáneamente. A pesar de esa breve distracción, logró recuperar rápidamente la compostura cuando encendieron su micrófono. Habló de manera concisa, expresando el orgullo que sentía por haber sido admitido en una institución tan prestigiosa y manifestó su esperanza de ser bien recibido. No obstante, en el fondo, la única razón que lo había llevado a poner un pie en ese lugar era la necesidad de descubrir todo lo que le permitiera hundir a los culpables de lo que había sucedido a su hermano.

Ese mismo día, Hera, una de las chicas más populares del instituto, una omega encantadora que desprendía un cautivador olor a fresas, se acercó a Kang Ha. Con una mirada dulce pero una sonrisa que insinuaba un matiz sádico, la joven lo invitó a una fiesta, y el alfa becado aceptó la invitación sin dudarlo. Esperaba que en ese evento pudiera encontrar algo que le sirviera para chantajear y manipular a esos chicos millonarios que creían que el mundo debía rendirse ante ellos.

Al llegar a la fiesta, le arrebataron el celular y fue interceptado por Hera y su grupo de amigos, quienes intentaron ofrecerle un vaso de licor que parecía sospechoso en comparación con el que había tomado la omega. El ambiente de la fiesta era claramente ilegal; una mezcla de aromas saturaba el aire: omegas sin collares de protección, alfas descontrolados y betas probablemente bajo los efectos de sustancias ilícitas, así como alcohol, marihuana y cigarrillos. Todo esto irritó el sensible olfato de Kang Ha, quien decidió escabullirse del lugar en busca de un respiro.

En su búsqueda de un lugar tranquilo, encontró la puerta de la terraza entreabierta y decidió entrar, deseando dejar que la brisa fría de la noche refrescara su rostro. Sin embargo, un aroma intenso lo golpeó, descontrolando al alfa por un instante. Chocolate y canela, eso era lo que desprendía aquel olor que se esparcía en la terraza. A medida que avanzaba para localizar su origen, el aroma se hacía cada vez más potente.

— ¡Maldita sea! ¿Dónde están? —exclamó una voz grave, rompiendo el silencio. Quien hablaba parecía no haberse percatado de la nueva presencia en la terraza. Kang Ha giró la cabeza en dirección a la voz y se encontró con Kim Ri An, que rebuscaba desesperadamente en una maleta.

— ¿Buscas algo? —preguntó el alfa, sintiendo una curiosidad creciente. Podía haber decidido marcharse, pero aquel aroma lo atraía como un imán; no pudo evitar acercarse instintivamente para averiguar más sobre su dueño. Incluso al darse cuenta de quién era, no sintió el impulso de retroceder.

"Kim Ri An es un alfa", repetía la parte racional de su mente, pero al mismo tiempo, esa misma parte refutaba, asegurando que quien estaba frente a él era un omega, o al menos el dueño del aroma más exquisito que Kang Ha había olfateado jamás.

—Lárgate de aquí, imbécil. No pienses que por mi situación... —el chico intentó defenderse, pero su estado empeoraba, y apenas le quedaban fuerzas para razonar.

—Necesitas supresores; puedo prestarte los míos —dijo Kang Ha, rebuscando en sus bolsillos hasta encontrar los medicamentos y entregárselos al alfa. Aunque ahora Ri An lucía más como un omega, Kang Ha no podía simplemente asumirlo, así que pensó que sus propios supresores podrían ser útiles. La escasa luz del lugar no ayudaba mucho, pero de repente, el chico se abalanzó sobre Kang Ha, quien, con cierta dificultad, evitó que ambos cayeran al suelo.

Mi nombre es Kang HaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora