Para vivir

"...No hay datos sobre este material..."

"...Nadie esperaba que..."

"Sabían los riesgos cuando se lanzaron a..."

"¡Son niños!"

El primero en darse cuenta de que algo andaba mal fue Gakushuu.

Todos los que estaban al tanto esperaban que los niños estuvieran exhaustos y cuando vieron a todos los estudiantes acostados encima de sus anuarios, durmiendo como muertos, los dejaron estar.

Pero Gakushuu, sorprendido y desconfiado por la falta de presencia de la clase E, subió la colina después de la ceremonia de graduación sólo para encontrar a todos los estudiantes durmiendo encima de un enorme libro.

Frunció el ceño al entrar en el aula silenciosa. No estaba seguro de por qué, pero algo se sentía... extraño.

Asano Gakushuu vio a Akabane Karma. Al menos una persona a la que no tendría ningún problema en despertar. Se dirigió rápidamente hacia el rostro familiar, tratando de evitar la sensación inquietante de estar en un pueblo fantasma.

Luego pinchó.

"Akabane."

Frunció el ceño y luego sacudió el hombro.

"Akabane."

Prestó atención a la extraña sensación que se había apoderado de él. Miró a su alrededor y se dio cuenta.

Algunos de los estudiantes tenían los ojos abiertos. Un poco, pero estaban despiertos. O al menos a él le parecía que sí.

Gakushuu empujó a Akabane Karma hacia su asiento y él se dejó caer hacia atrás (se habría caído si no fuera por Gakushuu) y se quedó mirando a la nada con los ojos abiertos y aturdidos.

"... ¿Karma?" preguntó con voz temblorosa.

Entró en pánico. Dejó caer el teléfono al menos tres veces y luego casi llamó al número equivocado dos veces.

Cuando su padre finalmente contestó, Gakushuu exhaló lo que casi fue un sollozo.

"Papá", había desesperación en su voz mientras miraba al chico frente a él con los ojos muy abiertos, "¡Hay algo mal con la clase E!"