Opiniones.

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He engordado.

He engordado y eso me molesta, Me pone furiosa, me disgusta.

A veces me pregunto que si lo que siento, el sentir que no soy suficiente sólo con subir un pequeño y mísero kilogramo es algo que hacen todas las personas y no es sólo cosa mía y de mi pequeño cerebro.

Y pasa, lo pienso, lo pienso una y otra y otra vez, lo pienso sin parar, todos los meses, todos las semanas, todos los días. Siempre lo pienso.

Pero, sin embargo, no pienso eso de otra persona con el mismo cuerpo que yo. Su cuerpo no me disgusta, no me pone furiosa, no me molesta.

Ahí es cuando pienso; ¿por qué siento eso si es mi cuerpo, pero no si es el de otra persona? ¿Por qué le doy más validación al cuerpo de otros y desprecio el mío?

Y sí, las personas somos mucho más que un cuerpo, lo sé, siempre lo digo, siempre se lo repito a todos y a todas, pero, no sé, ni tampoco entiendo el por qué no lo aplico en mí cuando lo necesito.

¿Por qué me dejo llevar por los pensamientos?

¿Por qué me dejo llevar por los comentarios, las opiniones, las miradas?

¿Por qué no sólo me centro en lo que yo pienso y lo que yo opino? ¿En lo que yo miro?

Entonces digo: voy a hacerlo, quiero mejorarlo... voy a mejorarlo, voy a pensar bien, voy a cambiar.

Así, día tras día, mes tras mes.

La cosa no mejora, mis pensamientos siguen ahí, mi cuerpo sigue igual.

He empezado a hacer ejercicio en mi casa, salgo a correr todos los días y, de hecho, estoy pensando en apuntarme a un gimnasio de mi calle, pero... aún así, sigo igual, sigo pensando lo mismo, sigo viendo lo mismo, sigo engordando, sigo centrándome en los comentarios, las opiniones, las miradas...

No cambio, no cambio nada por mucho que lo intente.

Quiero cambiar, quiero mejorar, quiero verme bien a mi misma, validarme de la misma manera  en la que valido a los demás.

Pero no lo conseguiré a menos que deje de centrarme tanto en otras personas o en lo que piensan y empiece a centrarme más en lo que pienso yo.

Sí, es un camino largo, con baches, muchos baches, subidas y bajadas, escombros, piedras gigantes que intentarán pararme..

Pero esos baches, esas bajadas, esos escombros, esas piedras gigantes... soy yo, son mis pensamientos, mis opiniones... es mi cerebro.

Y tengo que pararlo. Yo misma tengo que cambiarlo, tengo que calmarlo.

Y aquí, es donde empiezo a pensar:
Sí, he engordado, pero, ¿y qué?

Sé que lo he hecho, pero no es algo malo, me he dado cuenta de que eso no afecta a mi persona, no afecta a mi forma de ser.

Por lo tanto, qué importa si he engordado un kilo, dos.. ¡como si he engordado diez!

Sigo siendo yo y eso nada ni nadie va a cambiarlo.

Yo ya me he dado cuenta, pero ahora faltas tú.

Es tu turno, tu momento. Es el momento de que cambies tu perspectiva, tu actitud, tus pensamientos.... Es el momento de mejorar.

Sí, quizás has engordado o, quizás, todo lo contrario, has adelgazado, pero, ¿y qué?

¡Qué importa lo que piensen los demás!

La única persona que importa en tu vida eres tú, asi que sonríe y no te dejes apagar por nadie.

Una luz como la tuya no la desprende cualquiera.










Holi. Espero y deseo que os gusten mis historias y poemas hasta ahora, y agradezco que sean leídas. Pido disculpas de antemano por alguna falta de ortografía. 🙏❤️

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