¡La Mamá¡

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Tenía solo 12 años cuando sus padres le obligaron a casarse con Guillermo, el ya tenía sus 18 años. Era una niña feliz que tuvo su infancia destrozada por una noche desastrosa de la que no pudo escapar. De aquél día en adelante ya nunca más volvió a salir de la casa en que fue condenada a vivir. A sus 14 años quedó embarazada de su única hija. Después de su nascimento creyó que por la niña el cambiaría sus malos tratos a ella, pero solo empeoraron. Él quería a toda costa que le diera un niño. Pero por algún milagro de la vida, aunque pasó malos ratos con en imbécil por no quedar embarazada otra vez, ya no se dió. Por alguna razón la bendició la vida con no quedar embarazada de ese monstruo otra vez.
Helena creció, y aunque Cecilia intentaba ocultar las heridas, un día se dió cuenta de la peor manera, vió a Guillermo dándole una fuerte golpiza a su madre. Cecilia la vió a fuera de la habitación y le impidió que entrara. La jovencita tenía sus casi 18 años. Y le juro que cuando cumpliera su mayoría de edad y se fuera de la hacienda a estudiar, haría todo lo que fuera necesario para que su padre dejara que se fuera con ella su madre. Ya eran 21 años sufriendo, su madre tenía casi 36 años de edad, pero se veía como si estuviera al final de su vida. La vida le castigó demasiado. Su padre seguía maltratando con la misma rabia de cuando era niña. Él nunca la quiso, solo acepto la boda, por lo que tenía el abuelo de Helena.

Helena- Oye, má! Que te pareces si vienes conmigo a Europa?
Cecilia - ¿Y eso?
Helena - Desde que me recuerdo tu no sales de ésa hacienda. Creó que un cambio de aires te haría muy, muy bien! Y yo te tendría ahí conmigo. Son 4 años el la universidad y lejos de aquí. No quiero dejarte sola.
Cecilia - Mí muñeca hermosa! Me encantaría, pero sabes que el nunca me dejaría ir!
Helena - Yo hablo con el mamá!
Cecilia -¡NO! Vete tranquila que yo estaré aquí cuando regreses! No hables Guillermo!
Helena - Pero, mamá!
Cecilia la interrumpe - No hagas enojar a tu padre! No hagas nada!

Cecilia sabía bien lo que podía pensar Guillermo y no podría hacer que se enojara, ya mucho le costaba aceptar que no se durmiera con él. Helena no estaba dispuesta a complacer a su madre. Así que habló con su padre.

Helena - Oye Papá, sabes que te respeto y hago todo lo que me pides!
Guillermo - ¿Y eso?
Helena - Voy a complacerte yendo a Europa estudiar, como quieres! Pero te tengo un pedido que hacer!
Guillermo - Hija, Hija! Que quieres?
Helena - Deja que mí madre venga conmigo una temporada ahí! Que opinas?
Guillermo - Bueno, creó que no hay problema!
Helena - Que? Así de fácil?
Guillermo - Avisale a tu madre, arreglen las cosas que mañana se van las dos.

Aunque le pareció raro que la dejara ir, aviso a su madre y fueron a arreglar las cosas. Cecilia no estaba tranquila, sabía que algo le hiba costar la astucia de su hija, pero trato de disimular.
Llego la noche y como lo intuyó Cecilia, vino a Guillermo y entro a la recámara de ella.

Guillermo - Quiero hablar contigo!
Cecilia - Al menos tocara a puerta no? Ya sé a qué viniste, y no tengo nada que ver con lo que pidió Helena, aunque me encanta la idea de tener paz aunque sea unos cuantos meses.
Guillermo - Mira, si tratas de hacer algo, si yo sueño que te as metido con quién sea, te mato de una vez y me quedo con todo lo que crees tuyo.
Cecilia - Ya con quitarme la vida en vida no te bastó? Recuerda del documento que formaron el porquería de tu padre y eses que se decía el mío. Si yo muero, pierdes todo y cualquier derecho sobre mi herencia.
Guillermo - En el contrato no dice nada sobre hacerte entender quién és el que manda no? - se acerca a ella como un león mirando a su presa.
Cecilia - No te atrevas! Voy a gritar y te vá descobrir Helena.

A Guillermo no le importaba que se le escuchará el mundo, solo le importaba que a todos hicieran lo que a quel le complacía. Tomó a Cecilia a la fuerza nuevamente aquella noche. La lastimó sus brazos, su cara. Porque tenía un placer enfermizo por herir a su esposa.

Si el tiempo se detuviera!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora