OO1 - Emus Maximus

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¿Escuchaste la noticia del último hijo de los Kim? ¿TaeHyung?

Lia, obviamente que lo escuché, ¿crees que vivo en una cueva?

Oh, RyuJin, siempre tan mala onda. Pero en serio, ese TaeHyung me trae fascinada.

No eres la única.

Digo, un lindo y adorable omega que además es un cambiaformas, ¿no es la cosa más linda y especial que has escuchado?

— Es una máquina expendedora, no un micrófono, vete a hablar a otro lado.

Ambas jóvenes betas miraron al joven hombre frente a ellas, el flequillo de su pelo rubio casi blanco tapaba parcialmente sus ojos, pero su expresión de molestia era clara.

Las dos chicas hicieron una mueca de confusión, no habían sentido un mínimo olor de la presencia de aquel chico, si no hubieran seguido su paso como si nada.

Lia rodó los ojos separándose de la máquina expendedora donde estaba apoyada, tomando la mano de RyuJin. Las dos betas se fueron caminando por el pasillo del edificio de la universidad, ignorando al rubio.

JungKook por fin pudo pedir su gaseosa a la máquina, disfrutando el silencio que había provocado la ausencia de las dos chicas. Tantas voces le hacían doler los tímpanos, y ese día todos estaban hablando de lo mismo.

En verdad, él había escuchado acerca de ese caso tan especial llamado Kim TaeHyung; siendo un joven omega de una familia rica de puros alfas, su condición de omega era ya era bastante especial. Pero no fue conocido hasta hacía unos días, cuando el mundo se enteró de que el chico de diecinueve años era un cambiaformas, pasando de ser un muchacho enano y bonito a un majestuoso lobo blanco.

Por muchos años se creía a los cambiaformas como un mito, algo propio de las películas de Hollywood. Sabían que en la antigüedad existieron y hasta había fotos viejas donde aparecían cambiaformas, pero siempre estaba la duda de si en verdad era un humano en forma de lobo o un perro muy grande, JungKook siempre optaba por creer la segunda.

Pero JungKook tenía tanto interés en hablar de TaeHyung y los cambiaformas como lo que le importaba hablarle bien a la charlatana de Lia; un menos diez por ciento para ser más exactos.

Con su refresco en la mano volvió a la biblioteca, lugar donde se dedicaba a hacer las únicas dos cosas que hacía en la universidad: estudiar y dormir. Aunque siempre tuvo la costumbre de terminar haciendo la segunda cosa.

Dejando a sus pies la lata media vacía, se acostó en el sillón del fondo de la biblioteca.

La bibliotecaria era una joven alfa de poco más de veinte años, que sabía de las siestas de JungKook, pero no le molestaba en lo absoluto. Por otro lado, despertaba al chico solo cuando un profesor o el mismo director entraba para corroborar el buen uso de la biblioteca; por esa razón, el rubio dormía con un libro entre las manos, así cuando se despertaba solo fingía leer.

Delta ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora