capítulo 1

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En una noche calurosa de verano en la Corea rural de los años 2000, la hacienda de arroz de la familia de Lee Minho se iluminaba con faroles de papel y luces parpadeantes. Bajo el techo techado de un granero convertido en salón de fiestas, los trabajadores y sus familias se reunían para celebrar la primera noche de la cosecha de arroz.

Entre la multitud, Han Jisung, hijo de uno de los trabajadores más antiguos de la hacienda, se adentraba a la fiesta con nerviosismo y anticipación. A pesar de la modestia de su vestimenta, Jisung lucía orgulloso, ajustando su camisa gastada y peinándose el cabello desordenado con los dedos. Cada gesto era una mezcla de emoción y ansiedad, consciente de la atención que atraía por parte del hijo del dueño de la hacienda.

Mientras tanto, Minho, con su aire juguetón y pícaro, se movía entre los invitados, haciendo chistes y provocando sonrisas. Con una copa de soju en la mano, noto a jisung a la distancia, quien estaba solo en un rincón observando la fiesta. La mirada traviesa de Minho brillaba con una chispa de diversión mientras se dirigía hacia él.

"¿Qué tal, Jisung? ¿Te unes a la fiesta?" dijo Minho, con una sonrisa traviesa en los labios. Su tono era cálido y acogedor, invitando a Jisung a unirse a la diversión.

Jisung, un poco nervioso por la atención del hijo del dueño de la hacienda, asintió con timidez. "Sí, gracias, Minho." Sus palabras eran suaves y casi susurradas, pero su sonrisa reflejaba la emoción que sentía por ser incluido por Minho.

La música tradicional resonaba en el aire, invitando a la gente a bailar. Minho, animado por el ambiente festivo y el alcohol, se miró a Jisung con una mirada traviesa. "¿Te gustaría bailar conmigo?" desafió, con una sonrisa pícara. El brillo travieso en sus ojos era contagioso, llenando a Jisung de una sensación de aventura.

Jisung, contagiado por la alegría del momento y la personalidad carismática de Minho, aceptó el desafío con una sonrisa tímida. Juntos, se sumergieron en el ritmo de la música, riendo y bromeando mientras se movían al compás. Cada movimiento de Jisung estaba lleno de gracia y timidez, mientras seguía los pasos de Minho con entusiasmo.

Conforme avanzaba la noche y las copas de soju seguían fluyendo, Minho tuvo una idea traviesa. Con una mirada cómplice, tomó la mano de Jisung y lo llevó fuera del granero, hacia un área más apartada entre los árboles que rodeaban la hacienda. Su mano era cálida y firme, transmitiendo una sensación de seguridad y complicidad a Jisung mientras lo guiaba.

Bajo la luz de la luna y rodeados por la tranquilidad de la naturaleza, Minho y Jisung compartieron miradas cómplices y los susurros al oído se convirtieron en gestos más íntimos, y pronto, los labios de Minho buscaron los de Jisung en un beso suave pero apasionado. Cada beso era un torbellino de sensaciones, cada roce de los labios de Minho contra los de Jisung llenaba el aire con una electricidad palpable.

El calor de la noche se mezclaba con el fuego que ardía entre ellos, cada beso profundizando la conexión que compartían. Las manos de Minho exploraban con ternura el cuerpo de Jisung, acariciando suavemente su espalda y deslizándose por sus brazos con delicadeza. Cada caricia era un susurro de amor y deseo, cada contacto dejaba a Jisung anhelando más.

Jisung respondía con igual intensidad, envolviendo a Minho en sus brazos y sintiendo el calor de su piel contra la suya. Los besos se volvían más ardientes y demandantes, los labios de ambos buscándose con pasión desenfrenada mientras se entregaban al éxtasis del momento.

La cosecha • minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora