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El olor a humo, sangre y podredumbre estaba por todos lados. A sus oídos llegaba el sonido de la madera quemándose, igual que varias estructuras que colapsaban por el fuego, lo que causó un vacío en su estómago.

Su vestido estaba manchado de sangre y el dolor de las heridas en su cuerpo iban y venían gracias al veneno que ahora recorría su sistema.

Se encontraba mirando un punto indefinido en el suelo de madera. Perdida en sus pensamientos, el shock no la dejaba procesar todo lo ocurrido.

Algo estaba olvidando. Tenía una sensación de que algo tenía que hacer.

¿Qué se le estaba olvidando?

Y, como si de una señal se tratara, dos llantos llegaron a sus oídos por sobre el fuego; lo que la había hecho reaccionar.

Giró su cabeza hacia el sonido. La sensación del déjà vu se disipó al recordar por qué estaba ahí.

Los niños: tenía que ir por ellos.

Se movió con rapidez a través de la mansión que en pocos minutos se derrumbaría. Ignoró los cuerpos desmembrados o quemados de la gente con la que había convivido por tanto tiempo.

Un sentimiento amargo surgió al ver de reojo el cuerpo decapitado del padre de los niños.

Cuando llegó al lugar de donde provenían los llantos, se paralizó al ver a la madre agonizando moribunda contra un armario.

—Elizabeth.

Su voz salió con dolor al ver a la mujer, que con la poca fuerza que le quedaba seguía protegiendo a sus hijos.

Sus ojos verdes se posaron en ella, casi sonriendo aliviada de verla. Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

—Es un alivio. —Su tono dejaba claro que le costaba respirar. Tenía una herida mortal en su costado y pecho. — Tienes que... sacarlos.

El llanto se hizo más persistente desde adentro del armario. Ella se acercó a la mujer moribunda, incapaz de pronunciar otra palabra.

—Tienes que cuidarlos... ahora son tuyos —las manos ensangrentadas de Elizabeth tocaron sus mejillas, manchándolas de su sangre. Ahora las dos lloraban al saber que nunca se volverían a ver. —Recuérdales que mamá y papá siempre los amarán. —sus palabras eran de dolor. Su voz poco a poco se fue apagando hasta que el brillo de sus ojos desapareció.

Los dos llantos, uno más fuerte que el otro, dentro del armario, fueron lo único que quedó acompañando el doloroso momento.

Se obligó a mover el cuerpo de la mujer sin atreverse a mirarlo de nuevo, no sin antes arrancarle el collar de su cuello.

Rompió el seguro del armario, abriendo las puertas; un niño pequeño y un bebé se encontraban adentro. Ambos lloraban, pero no tuvo tiempo de consolarlos.

Agarró a los dos como pudo y con su última carga de magia los sacó a los tres justo en el momento en el que la mansión se derrumbó.

Los tres cayeron en el jardín delantero de la mansión, ella recibiendo mayormente el golpe. Como pudo, se arrodilló, teniendo cuidado con el bebé en sus brazos, mientras que el niño más grande se aferraba a su costado, llorando más fuerte.

Ella se quedó ahí, mirando la mansión destruida mientras terminaba de ser consumida por las llamas.

Los recuerdos felices del lugar quedaron manchados por la muerte y el dolor.

El hogar de los pequeños había sido destruido, quedando solo la nada.


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⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

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𝐉𝐄𝐎𝐍'𝐒 𝐍𝐔𝐑𝐒𝐄𝐑𝐘 ━━ 𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora