La puerta del dormitorio se deslizó con un leve chirrido cuando la abrí, y una sonrisa divertida se dibujó en mis labios al ver la escena que me esperaba. Ahí, en mi cama, estaba Morgie, profundamente dormido, con su pequeña serpiente Hex enrollada en su cuello como si intentara protegerlo incluso en sueños. Me quedé un momento apoyado en el marco de la puerta, observando cómo su pecho subía y bajaba lentamente, su expresión relajada y libre de las preocupaciones que parecían atormentarlo últimamente.
Solté una risa por lo bajo, cuidando de no despertarlo. Pobre chico, había decidido invadir mi cama. Pero, en lugar de molestarlo, dejé que disfrutara de mi espacio por una noche. Caminé hasta la cama de Morgie, me quité la chaqueta con cuidado y me dejé caer en su lugar, sintiendo el ligero calor que su cuerpo había dejado en las sábanas.
La luz de la luna entraba por la ventana, iluminando la habitación lo justo para que pudiera ver las paredes y los muebles. Mientras me acomodaba en la cama, no pude evitar que mis pensamientos volvieran a la cita con Bridget. Su entusiasmo había sido... encantador, pero no podía negar el alivio que sentí cuando la cita había terminado había sido demasiado dulce para mi gusto. Prefería a alguien más desafiante, como cierta persona durmiendo en mi cama en este momento.
ᐊAl Día Siguiente ᐅ
El primer rayo de sol se filtró por la ventana, golpeando mis párpados y obligándome a abrir los ojos. Me estiré perezosamente, sorprendiéndome al ser yo quien despertaba primero. Normalmente, Morgie ya estaría de pie, intentando sacarme de la cama de alguna forma u otra. Miré hacia mi cama, y ahí seguía él, acurrucado con Hex aún en su cuello.
Decidí aprovechar la oportunidad para divertirme un poco. Me acerqué a mi cama en silencio y me senté a su lado, inclinándome para susurrarle al oído.
-¿Qué tal dormiste en mi cama, cariño? -dije con un tono suave pero cargado de insinuación.
Morgie se removió, parpadeando para alejar el sueño de sus ojos. Al darse cuenta de dónde estaba y de quién lo estaba molestando, su rostro se puso rojo como un tomate.
-¡Hook! -exclamó, mientras se sentaba rápidamente, con Hex siseando ligeramente, molesta por la repentina agitación.
-Oh, vamos, no te pongas así. Admito que verte aquí fue una sorpresa... bastante agradable, de hecho -agregué, sonriendo de manera descarada mientras me inclinaba un poco más cerca de él, disfrutando de cómo sus mejillas se sonrojaban aún más.
-Y-yo solo... La tele de mi cama no funciona, y... -balbuceó, claramente luchando por encontrar una excusa válida mientras Hex se colocaba entre nosotros, lanzándome pequeñas mordidas que parecían más advertencias que ataques serios.
-Y¿Qué harás si dormí en tu cama?- agregó, mirándome con una mezcla de desafío y vergüenza.
-¿Qué haré?- repetí, arqueando una ceja y dejando que mi tono coqueto se filtrara. Me acerqué más con una sonrisa traviesa. -Quizás podríamos compartirla la próxima vez... aunque podríamos hacer mucho más que solo dormir, ¿no crees?-
Su reacción fue inmediata, su rostro ardiendo en vergüenza mientras Hex lanzaba otro pequeño mordisco en mi dirección. No pude evitar reírme al ver su expresión, levantando las manos en un gesto de paz.
-Tranquilo, solo estaba bromeando... O tal vez no -dije, dejándole esa última duda mientras me levantaba de la cama, decidido a prepararme para el día.
Morgie intentaba recuperar su dignidad, murmurando algo sobre que todo era culpa de la tele rota, mientras Hex seguía vigilándome de cerca. No pude evitar sonreír al verlo, preguntándome cómo había llegado a importarme tanto este chico tan diferente de mí. ¿Qué había en él que me hacía sonreír de verdad? Ni siquiera estaba seguro de si quería saber la respuesta.
ᢵMás tarde, en la Laguna Negraᢴ
El día pasó rápidamente, y al caer la noche, Morgie y yo llegamos a la Laguna Negra dónde estaba la guarida de uliana y era muy amable de mi parte decirle a si a ese cadáver de pez gigante,Uliana, Hades, y Maléfica ya estaban esperando.
-Ya era hora que llegaran -dijo Uliana, cruzándose de brazos mientras nos observaba .
-Lo siento, querida, algunos de nosotros tenemos una agenda ocupada -respondi con mi tono habitual de arrogancia. Uliana rodó los ojos.
-Hay un cambio de planes-hablo, con una voz que no admitía objeciones.- Romperle el corazón a Bridget ya me parece un poco aburrido, así que la convertiremos en un monstruo-
Pude sentir cómo Morgie se tensaba a mi lado, pero no dijo nada. Uliana continuó, sus ojos brillando con esa luz especial que siempre aparecía cuando ideaba algo .
-Necesitamos el libro de cocina que está en la oficina de Merlín para hacer esto. Y Morgie -se giró hacia él, su expresión seria-, como no estuviste tan involucrado en el plan anterior, será tu tarea hacerte amigo de Bridget y ganarte su confianza. Luego, en el baile del castillo, le darás el cupcake que la transformará.-
No pude evitar fruncir el ceño. La idea de Morgie acercándose a Bridget no me agradaba en lo absoluto, aunque intenté ocultarlo. Mientras Uliana hablaba, pude notar que Morgie se estaba regañando por no haber hecho más antes, pero finalmente acepto con un suspiro.
-Bien-concluyó Uliana. -Prepárense, porque lo que viene no será fácil. Y Morgie... no la cagues esta vez.-Con eso, el grupo se dispersó,
Mientras regresábamos al castillo, no pude evitar soltar un suspiro de alivio. Por lo menos, me había librado de estar rodeado de tanto dulce por un tiempo. Sin embargo, algo en el fondo de mi mente me decía que las cosas se iban a complicar mucho más de lo que imaginaba. Y, por alguna razón, esa complicación tenía el nombre de Morgie escrito por todas partes.
