prólogo

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Observarla dormir, tranquila y serena, es uno de mis placeres más íntimos. Pero también me fascina verla sufrir por mí, ver cómo mi presencia despierta una tormenta en su interior. Esa sensación de poder y control me consume, me vuelve adicto. Quiero poseerla por completo, absorber cada parte de su ser, y hacerla mía.

–Oh mí querida Marley, no sabes cuánto tiempo te he buscado y por fin se me ha dado esa oportunidad. No sabes cuánto tiempo he esperado este momento para tenerte para mí y solo para mí– Cada palabra, cada letra y cada sílaba es dedicada para ella y solo para ella.

Marley, mi querida Marley. No puedo creer cuánto tiempo he dedicado a buscarla, rastreando cada rincón de la ciudad, y resulta que estaba justo al otro lado, un poco más lejos de lo que jamás imaginé. Mi mujer, mi musa, mi obsesión, había estado escondida a plena vista, y yo no lo sabía.

La impotencia me corroe al darme cuenta de que mis hombres no habían sido capaces de encontrarla. La ira me consume, me siento rodeado de incompetentes. ¿Para qué les pago si no pueden realizar una tarea tan simple? ¿Acaso no les he proporcionado todos los recursos necesarios? La ineptitud que me rodea es asfixiante.

Contemplo el cuerpo dormido de mi querida Marley, su belleza me deja sin aliento y su fragilidad me llena de temor. Me da miedo acercarme demasiado, como si un solo movimiento brusco pudiera quebrarla. He pasado tanto tiempo buscándola, obsesionándome con ella, que no puedo permitirme dejarla aquí, en este lugar que apenas merece llamarse hogar. La miseria y el abandono que la rodean son un ultraje a su delicada existencia.

–Mi amor, te juro que te protegeré con mi vida, que seré tu escudo contra cualquier persona que intente hacerte daño– Susurró –Te prometo darte todo lo que necesites, sin límites ni excepciones. Estaré a tu lado en cada momento, seré tu refugio en la tormenta, tu apoyo cuando sientas que no puedes más– suspiró –Oh, mi querida Marley, eres mi todo, mi razón de ser, mi reina. Si tuviera que mover cielos y tierra para protegerte, lo haría. Si tuviera que quemar un país entero para mantenerte a salvo, no dudaría. Y si eso no fuera suficiente, quemaría el mundo entero por ti, porque eres mi obsesión, mi pasión, mi vida.

Me levanto con sigilo de la silla, evitando cualquier ruido que pueda perturbar el momento. Con un gesto imperceptible, ordeno a uno de mis hombres que se acerque y la lleve ante mí. Ha llegado el momento de reclamar lo que es mío, de poner fin a la espera que se ha prolongado durante demasiado tiempo. No voy a permitir que se demore un solo instante más. La llevaré a casa, donde ella pertenece, donde yo podré cuidarla y protegerla como se merece.

–Te prometo mi Reyna, tú irás a casa dónde perteneces y no en esta pocilga.

La cargo con delicadeza entre mis brazos, sintiendo su peso ligero y su calor corporal. La llevo hacia mi limosina negra, que me espera con la puerta abierta. La deposito con cuidado en el asiento, asegurándome de que no se despierte. Me siento a su lado, rodeándola con mi brazo para mantenerla segura. La limosina arranca suavemente y se pone en marcha, seguida por una caravana de autos que nos escoltan. Mientras avanzamos, siento una sensación de satisfacción y posesión, sabiendo que finalmente la tengo a mi lado.

Al llegar a mi mansión, salgo de la limosina con Marley aún dormida en mis brazos, después de que mi leal mayordomo me abriera la puerta con una reverencia. La llevo con cuidado a través del vestíbulo y subo las escaleras, sintiendo la suavidad de su cuerpo y el ritmo de su respiración. Finalmente, llego a mi habitación y la deposito con delicadeza en la cama, rodeada de cojines y sábanas de seda. La habitación está iluminada solo por la luz de la luna, que se filtra a través de las ventanas y baña a Marley con un resplandor etéreo.

–No te preocupes, mi adorada Marley. Te protegeré y te daré todo lo que necesites por qué en un futuro, tú serás coronada mi Reyna y yo tú rey.

Me recuesto en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa satisfecha en el rostro, admirando la belleza de Marley mientras duerme. Luego, me separo de la puerta y salgo de la habitación, cerrándola suavemente tras de mí. Con un gesto discreto, ordeno a uno de mis hombres de confianza que vigile la puerta y cuide de ella, asegurándome de que esté segura y protegida en todo momento.

 Con un gesto discreto, ordeno a uno de mis hombres de confianza que vigile la puerta y cuide de ella, asegurándome de que esté segura y protegida en todo momento

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Espero que le haya gustado el prólogo de esta hermosa historia 😊

Lamento si es muy corto, la idea principal era que sea más largo pero pss ajá. Ya pronto arreglaré eso.

Los próximos capitulos serán más largos mejores.

Y prometo no hacer un disparate 🫠 sin más que decir, nos vemos en el próximo capítulo ✌️ chao.

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