POV GUIDO.
Cuando Lucía se fue, solté un suspiro, me até el pelo y me fui al baño. Bajé la tapa del inodoro y puse mis manos en la cara. Trataba de calmarme, pero estaba tenso. Me di cuenta de que estaba llorando cuando sentí mis lágrimas recorrer mis manos. Traté de parecer enojado; no quería que me viera débil. Se me hizo un nudo en la garganta al pensar en cómo quedaron las cosas, en que no nos íbamos a ver más, salvo en el trabajo. Pero con lo que demostré hoy, las cosas estaban claras, y ella tenía que respetar eso. El amor es como un filo: pasa algo y te lastima, pero también el amor te hace resucitar. En nuestro caso, lo que sentí por Lucía fueron pequeñas cortadas que se tornaron enormes. Me enamoré, ella tenía el poder, le entregué todo, pero las cosas salieron mal. ¿Se puede vivir sin alguien, sin la persona que amas? Claro, pero después te mata el sobrepensar o cuando la soledad aparece. Me lavé la cara y traté de recuperar la respiración. Fui a la habitación, y ahí estaba Magui, una chica que iba seguido al bar. No era nada serio; solo nos sacábamos las ganas y ya. Ella me besó y correspondí, pero recordé la primera vez que lo hice con Lucía. Me separé y me caí de la cama.
-¿Estás bien? -dijo ella, y yo la miré.
-¿Te parece dejarlo para después? Me estoy mareando de una manera -dije mientras me tocaba la cabeza. Ella entendió, se vistió y se fue. Me puse la remera y salí a tomar algo. Sentía que me estaba ahogando, pensando en esa imagen de mierda y en los momentos que pasamos juntos, Lucía y yo. Cuando la vi, tenía ganas de agarrarle las mejillas, besarla, abrazarla, decirle cuánto la extrañaba y que la perdonaba, pero no era fácil. Me dolía, pero las cosas eran así. Volví a casa y miré mi celular; tenía mensajes de mis hermanos diciendo que iban a venir a tomar mate, y después tenía mensajes de Magui diciéndome que le avisara para terminar lo que habíamos dejado pendiente. Suspiré. No sabía si seguir hablándole o ignorarla. Suspiré y puse música. Preparé el mate y me senté a esperar a mis hermanos. Estaba escuchando uno de nuestros temas hasta que empezó a sonar "Por Mil Noches":
"Yo sé que estás cansada de mirarme de costado, estoy arrepentido y me gana la nostalgia, será que lo divino no mezcló muy bien las cartas, será cuestión de suerte que sigamos separados. Quisiera encerrarte por mil noches, por mil años. Sigo sin saber nada de vos en este incendio. Cada vez que estás cerca de mí es un infierno, desde el día que te conocí..."
Cantaba mientras preparaba algunas cosas. Escuché la puerta, pausé la música y les abrí a los chicos.
-Pará, boludo, vas a aturdir todo el edificio -dijo Pato riéndose. Me hice a un lado para que pasaran. Entraron y se sentaron.
-Arriba de la mesa está el mate -dije mientras cerraba la puerta.
-Ya está, cortala con el temita de Luci -dijo Gastón-. Hay más minas.
-Dale, boludo, andá a mi casa y decile: "A vos, hermosa, te perdono todo", te la chapás y listo.
-¡Basta! No es fácil para mí -los reté mientras tomaba mate.
POV LUCIA.
Estaba ordenando las cajas, y me puse a mirar y me encontré una polaroid y la remera de Guido que me dio la primera vez que me quedé a dormir en su casa. Empecé a llorar y abracé la remera. ¿Tan poco le importé? ¿Tan rápido me olvidó? ¿Me quiso como alguna vez dijo? Salí al balcón, estaba cansada y quería tomar un poco de aire. Encendí un cigarro y miré mi brazo; ahí estaba la marca. Rache me llamó por teléfono y atendí.
-Holis -dije.
-Amigaaa, prepárate que hoy vamos a perrear hasta el piso -dijo, y fumé un poco.
-¿Hora?
-Tipo doce te paso a buscar, es en una casa, va a ir Marcos -dijo la pelinaranja, y suspiré.
-Ese chabón es re raro, me invitó a cenar, me besó y de ahí nunca más.
-¡Pero si es gay! -Escuché cómo se reía Rache y me sonrojé.
-Bueno, entonces voy. Nos vemos a esa hora -dije, cortando la llamada. Me senté en una de las reposeras y me quedé pensando en todo lo que pasó.
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Llegó la noche. Me había puesto un vestido que me marcaba todo. Llegamos al lugar, fui a buscar una lata de cerveza. Rache me miró.
-Es complicada, ¿no, la vida de diseñadora? -dijo Rache, y la miré.
-Tengo que aprovechar estas vacaciones -dije con una sonrisa. Empezamos a bailar tranqui hasta que me crucé con Guido. Tenía una remera de su banda con una calavera, pantalones camuflados verdes y sus borcegos. Y su pelo, ni hablar. Hermoso. Él se fue al patio.
-¿Qué hay en el patio? -dije mirando a Rache.
-Están unos chabones hablando de fútbol, en el quincho debatiendo quién es mejor, si Palermo o Riquelme -dijo la pelinaranja. Tomé la lata de cerveza y salí de la casa para dirigirme al quincho. Y ahí estaba Guido. Él estaba de espaldas.
-Para mí, si hablamos de 9, siempre va a ser Palermo. No podés compararme a Benedetto con Palermo -dijo Guido. Me senté al lado de él.
-¿Y tu novia? -dije, y Guido me miró frunciendo el ceño.
-¿Qué novia?
-La de tu departamento -dije sonriendo. No tenía novia.
-Ah, no es mi novia -dijo él.
-Entonces, ¿es...?
-¿Importa?
-Sí, dale, ¿cómo no va a ser tu novia si estaba en tu departamento? No mientas.
-Yo no te estoy reclamando con quién andás, con Marcos -me miró, y yo reí.
-¿Marcos? Si él es gay y salió conmigo para no aceptar que era gay -dije riéndome. Él no dijo nada y se puso a mirar las cartas que había en la mesa. Yo me quedé mirándolo. No podía ser tan hermoso este chabón. -Quiero hablar con vos -dije, y él chasqueó la lengua.
-No vamos a hablar nada porque no tenemos nada que charlar.
-Dale, si hay tantas cosas -dije.
-No, se habló y tema cerrado -dijo, neutro.
-No seas ortiva, Guido. El que quiere cerrarlo acá sos vos, no yo, y voy a decírtelo las veces que sean necesarias y hasta que lo entiendas. Te amo, te amo tanto que me siento al fin tranquila de estar con alguien que me hace sentir segura, me hace reír... me cuida. Ese beso con joaquin para mí no fue nada -me senté más cerca de él-. Te extraño siempre, te extraño todos los días. Puedo tomarme los shots que sean necesarios, intentando dejar de sentirme sola sin vos a mi lado, pero aunque tome de todo, esa soledad nunca se va a ir si no estás. Estoy dispuesta a escucharte y hacer lo que sea para cambiar, para que me veas como antes.
Guido me miró, y su mirada me daban ganas de desaparecer. Estaba vacía, no tenía emociones, o capaz sí, y yo no me daba cuenta. ¿Tal vez tristeza?
-No puedo odiarte -respondió-. Lo intenté, pero no puedo. -Sonreí al escuchar eso, no lo esperaba, pero me puso feliz escucharlo.- Pero no puedo confiar en vos, no me sale. Es como cuando rompés algo; tratás de darle la vuelta para arreglarlo, pero no se puede, por más que quieras.
-Hay solución, se puede solucionar de otra forma -dije. Estaba a punto de llorar y me di cuenta porque sentía como de a poco mis ojos se cristalizaban.
-Sí, pero para esto no hay, Lucía. Aceptalo, te va a doler menos -dijo él, levantándose, y me dejó sola.
No me gustaba llorar en público, pero lo estaba haciendo. No me importó estar dando pena; lloré hasta que me cansé. El dolor iba a seguir porque Guido no estaba conmigo, porque nunca lo iba a recuperar.

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𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 1.
Fanfictionquien diría que te reencontrarias con el chico que estuviste la noche anterior? tal vez el destino quiso que ambos estén juntos.. quien sabe? "𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐚𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨." "𝐲 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐭𝐞...