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Seo ChangBin tendía a ser un hombre fuerte cuando de resistencia se trataba, el sabía que su trabajo le requería hacer caso omiso a las formas de los cuerpos y las pieles expuestas

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Seo ChangBin tendía a ser un hombre fuerte cuando de resistencia se trataba, el sabía que su trabajo le requería hacer caso omiso a las formas de los cuerpos y las pieles expuestas. De hecho, no le costaba, su estamina era consumida en el gimnasio y en sus rutinas de entrenamiento personal, y tenía suficientes cosas en las que pensar, así que no le era difícil ignorar las descaradas insinuaciones de algunas de sus clientes haciendo posiciones exageradamente obvias para los ejercicios.

A veces dudaba tener libido.

Además, no era un maldito virgen, ni un necesitado de mierda que cogía una sola vez al año.

Así que no podía entender por qué mierda había tenido la tentación de joderle la boca a Lee Felix desde la primera vez que se reunieron en esa casa.

Él ni siquiera se consideraba gay, nada en contra, solo no creyó tener atracción por otros hombres.

Había un algo en la personalidad amable del rubio, en su mirada llena de inocencia, y en sus preciosos labios gruesos, en las estrellitas debajo de sus ojos, en su silueta delgada pero demasiado atractiva para ser ignorada.

Y ese algo le impidió resistirse al beso del chico.

Sus manos se tomaron un tiempo para recorrer superficialmente la forma de sus caderas, colándose después por debajo de su ropa, permitiéndose apretujar la piel de sus nalgas y separarlas a su placer.

Mierda, de pronto hacía demasiado calor.

Sus besos descendieron por la barbilla del menor, bajando por su nuez y dejando chupones poco notorios a los costados de su cuello, jadeos roncos salían de los labios del chico sobre él; desde el principio había admirado lo profundo de su voz, pero escucharlo ahí, en ese momento, en ese contexto, mientras dejaba mordidas en la piel de sus hombros.

Su pene comenzaba a crecer.

Y la pelvis del chico frotándose contra él solamente estaba acelerando el proceso.

Subió sus manos hasta alcanzar el borde de su camisa, dando suaves roces con las yemas de sus dedos para llamar su atención, el chico respondió conectando su mirada con la del pelinegro debajo de él.

— ¿Puedo? ¿Estás bien con esto?

— Dios, solo fóllame y ya, necesito mucho esto.

ChangBin rió ante el comentario, Felix tenía la intención de comentar algo más, pero quedó en un quejido lastimero al sentir los labios del contrario ensalivando sus pezones por encima de la tela de su camisa, sentía el calor de su lengua envolviendo su pecho y el calor de sus manos recorrer su espalda, levantando a su vez la camisa que cubría su torso. Se separó para desnudarlo, volviendo inmediatamente a estimular uno de sus botoncitos con la lengua, mientras el otro era pellizcado entre los dedos de su mano.

Vaya, ChangBin realmente sabía darle atención al cliente.

El mayor se inclinó hacia el frente, las piernas de Felix se enrrollaron en su cintura mientras era recostado sobre uno de los tapetes en el suelo, las grandes y firmes manos de Seo recorrieron sus muslos en el camino a desprenderlo del resto de ropa que lo cubría.

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