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JIMIN

—¿Puedes poner eso ahí? —apunto a donde quiero que vaya el siguiente
lote de cajas antes de tropezarme con una y casi caer sobre ella.
Mi teléfono se me escapa de la mano y sale volando por los aires. Uno de
los transportistas me agarra de la camisa justo antes de caer de cara al suelo por
segunda vez esta tarde.
—Jesús, chico —dice el hombre mientras le da un buen tirón a mi camisa
y me pone de pie de nuevo.
—Gracias —le digo al hombre mayor; que se parece a mi tío abuelo por
parte de padre, John.
En su credencial se lee Paul y me dice que es el dueño. Suelta mi camisa
cuando ve que tengo mis pies en el suelo.
—Agradéceme sentándote en una silla hasta que terminemos aquí. —
Señala mi sofá cama que está instalado en la sala de estar. Puede funcionar
como cama y como sofá, ya que el único dormitorio que tengo va a ser mi
oficina. No necesito mucho espacio, pero de alguna manera tengo muchas
cosas. Tal vez debería haber dejado algunas. No ayuda que mis padres estén
racionalizando y me dejen elegir entre muchas cosas antes de mudarse.
—Puedo ayudar —lo intento de nuevo, pero me llevo una de las cajas con
el pie. Se voltea y uno de los transportistas la agarra antes de que le dé en la
cabeza. Me estremezco y me ruborizo. Casi le doy al hombre en la cara—. Lo
siento.
—¿Qué hay en esa caja, aire? —Paul se ríe a mi lado.

-animales de peluche -le digo y suspiro..
—Tienes 20 años, ¿verdad? —Paul me mira de arriba abajo—.
Nunca pensé en preguntar la edad de alguien antes de mudarse. —Sus cejas se
juntan y la preocupación se graba en su cara.
—Sí, tengo 20 años. —Pongo los ojos en blanco. Me lo dicen
mucho. Soy pequeño y mis mejillas son redondas. Une esas dos cosas y la gente
siempre piensa que soy más joven de lo que soy.
—No son mis animales de peluche. —Sé que tener cajas de peluches no ayuda a mi edad

—¿Los robaste? —Paul me brinda una sonrisa burlona.
—No. —Arrugo la nariz—. Son para el trabajo —agrego apresuradamente.
—¿Para trabajar? —Ahora no lucha contra la risa tratando de escapar
cuando se burla de mí, y algunos de los otros se unen.
—Sí, para el trabajo. ¿Ves? Dice "oficina" —señalo las palabras
garabateadas en la caja con marcador rosa. Sé que ahora querrán saber a qué
me dedico, pero no me ofrezco a decirles.
—Me alegra que lo hayamos aclarado. —Paul mueve la cabeza cuando
ve que no voy a darles más información—. ¿Qué tal si te sientas? —hace un
movimiento hacia el sofá cama otra vez.
No quiero sentarme, quiero desempacar. Estoy demasiado emocionado
para estar quieto ahora mismo. Nunca he tenido un lugar para mí solo. Da miedo,
pero no me importa. Estoy listo para esto.
—No necesito una demanda porque te lastimaste. —Esta vez el tono de
Paul es serio y no está preguntando realmente.
—Bien. —Me acerco a la cama y me siento. Sé que soy torpe.
Lo entiendo, pero ya no me importa. Si fuera por mí, por supuesto, no sería
torpe, pero he aprendido a aceptarlo por lo que es. No puedo sentarme en un
solo lugar por el resto de mi vida. Me quito los zapatos y pongo los pies debajo
de mí. Me apartaré de su camino porque ellos sólo intentan hacer su trabajo. No
necesito sumarme al caos de tres hombres en mi pequeño apartamento. Con mi
suerte terminaré aplastado.
Todos vuelven a trabajar hasta que está casi terminado. Me siento,
observo y trato de dirigir desde mi asiento. No tiene sentido, porque mi casa es
tan pequeña que es mejor ponerlo todo en una gran pila.
Después de unos minutos me doy por vencido porque no me están
escuchando. Es otro problema de ser pequeño y que la gente me tome por un niño
. Puedes pasar desapercibido incluso cuando hablas con alguien, lo que es
más molesto que ser torpe.
—Bien —murmuro mientras tomo mi teléfono para jugar ..

Mi ordenador portátil está al otro lado de la habitación, pero Paul me
puede mirar duramente mejor que mi papá. Ya casi terminan, así que esperaré.
Reviso mis mensajes y veo si he recibido algo nuevo en las últimas horas.
Me adelanto en mis proyectos de trabajo, así tengo un margen de maniobra.
Me debato si decirles que me envíen algunos más, pero no sé cómo irá mi
mudanza o lo que estaré haciendo ahora que vivo en la ciudad. Al menos lo
llamo la ciudad. Mamá me corrige todo el tiempo diciendo que esto es más un
suburbio, pero, si me preguntas, comparado con donde vivimos esta es la ciudad

Como si supiera que estoy pensando en ella, mi teléfono suena.
—Hola, mamá —respondo.
—¿Cómo te va, cariño? —Puedo escuchar un poco de molestia en su voz
y está claro que todavía no está contenta conmigo por esto.
Planeé mi mudanza el mismo día que ellos iban a salir de viaje. Van a hacer
un crucero de un año alrededor del mundo, donde terminarán de vuelta en
Florida, donde planean vivir. Con mi mudanza el mismo día es físicamente
imposible para ellos estar en ambos lugares al mismo tiempo.
—Genial. —Balbuceo, fingiendo no ver a Paul mirándome—. La mudanza
está casi terminada y puedo empezar a desempacar.
—Eso es bueno. Ojalá hubiéramos podido ayudar. —Ella suspira al teléfono.
Desearía haber estado merodeando. Hubiera sido dulce pero molesto.
—Mamá, yo me encargo. Ya has ayudado bastante.
Fui una sorpresa de última hora para mis padres. Siempre habían planeado
retirarse temprano, así que supe que cuando cumpliera los 20 años y me
graduara, me iría a la universidad o me mudaría a bussan con ellos.
No elegí ninguna de las dos y me mudé a la ciudad no lejos de nuestro
pequeño pueblo. Tal vez podría ir a la universidad; todavía es una opción. Pero
al vivir en medio de la nada, había empezado a sentir mi pasión y ésta despegó
cuando sólo tenía quince años. The Love Toy Company se sorprendió de mi edad
cuando firmaron, pero aun así me dieron la oportunidad.
En este momento estoy sacando provecho, pero tal vez debería mirar en
la universidad. ¿Podría ir por algo como los negocios, tal vez? Ahora mismo no
quiero pensar en eso. Estoy disfrutando de mi primera experiencia de estar sola.
Aunque no parezca lo suficientemente mayor para hacerlo, lo haré de todos
modos.
Mis padres son mayores y deberían estar viendo el mundo. Han hecho lo
correcto por mí y quiero que disfruten esta vez. No quiero que se preocupen por
todo lo que hago. Puedo ser torpe, pero creo que puedo cuidarme solo. Me
recupero mejor que la mayoría y puedo manejar esto.

—Lo sé, pero quiero ver cómo es tu casa cuando esté terminada.
Me río porque estoy segura de que ya se lo puede imaginar. Ella me ayudó
a encontrar este apartamento y empacamos juntos la casa de mi infancia. Sus
cosas fueron almacenadas y las mías fueron empaquetadas y etiquetadas para
los transportistas, que vinieron al día siguiente de su salida.
—Enviaré muchas fotos.
—Lo sé, ¡pero no uses Photoshop en ellas! —Ella usa el tono madre conmigo
y me río.
—Pero será como si estuvieras aquí conmigo —dije.
—Escoge las peores fotos. —Me río más fuerte cuando oigo a mi papá en
el fondo riéndose conmigo. Un segundo después oigo un fuerte sonido.
—Vamos a zarpar, cariño —escucho a mi padre decirle a mamá.
—Les enviaré un correo electrónico. —Sé que no tendrán el mejor servicio
en el mar. Mamá me lo ha dicho cinco millones de veces desde que se dio
cuenta de que en realidad no me iba a mudar a Bussan y me quedaría en el nuevo lugar

—Ten cuidado —añade—. No te alteres demasiado.
—No lo estoy. —No es una mentira porque no estoy nervioso ahora mismo.
Estoy sentado en mi sofá cama sin moverme. Mamá dice que sólo me
pongo torpe cuando me pongo nerviosa. Lo que realmente quiere decir es
cuando me excito, y me excito fácilmente. No puedo evitarlo. Mis padres no
trataron de mantenerme en una jaula cuando estaba creciendo, pero viviendo
tan lejos de todo, no pude ver mucho a menos que estuviéramos viajando. Ahora
hay emoción en cada esquina.
—Te quiero —escucho decir a papá.
—Los quiero —les digo antes de terminar la llamada.
Cuando miro hacia arriba veo a Paul de pie junto a la puerta escribiendo
en un portapapeles.
—¿Todo listo? —pregunto mientras me levanto y me aseguro de caminar
con cuidado hacia la puerta para no caerme de nuevo. Tomo el portapapeles
y firmo donde él señala—. Gracias —le digo mientras se va con sus muchachos
y cierro la puerta.
Por fin estoy solo en mi nuevo lugar y me doy la vuelta para asimilarlo todo.
Cuando lo hago, veo uno de los sombreros de los de la mudanza encima de una
caja. Lo agarro y abro la puerta para llamar a Paul. Un segundo después
recuerdo que olvidé mi teléfono y le prometí a mi mamá que no saldría de mi departamento sin el

Rápidamente me doy la vuelta para agarrarlo y correr hacia mi
puerta principal cerrada.
—¡Ay! —grito cuando me froto la frente—. Por supuesto —murmuro
mientras agarro la perilla.
Me detengo cuando oigo algo detrás de mí y me doy la vuelta para mirar
a la puerta que está enfrente de la mía. ¿Tengo que presentarme ante los
vecinos o ellos tienen que presentarse ante mí? ¿Quizás esperen hasta
encontrarnos?
—Oh, lo encontraste. —Veo a uno de los transportistas que regresa hacia
mí con la mano extendida por su sombrero.
—Sí, estaba encima de una de las cajas —le dije, dándoselo. Me mira la
frente y se ríe.
—Gracias. —se aleja y lo oigo reír mientras se va.
Miro hacia la puerta que está enfrente de la mía y algo atrae mi atención
hacia ella. Me quedo allí por un largo momento con la necesidad de llamar.
Así que lo hago.

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