epílogo

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Kang deseó como nunca a Marsh Danielle.

La protegió desde el primer segundo, y no pudo salvarla al estar cegada por su amor.

Porque Marsh Danielle sufría, al igual que Kang Haerin.

Y aunque la menor se culpó en tan pocos segundos de ver el inerte cuerpo en el piso, pensó que ahora podría hacer las cosas bien.

Sonrió débilmente hacía la mayor cuando esta notó su presencia. Se veía opaca, igual que Haerin.

—Hola... —saludó, temiendo lo peor.

—H-hola... —tartamudeó Dani. Ese débil saludo, había acelerado su corazón.

Por fin había notado su presencia.

Las voces de ambas tocaron sus corazones. El sentimiento era hermoso, sin duda algo que desearían recordar para toda la vida.

El lugar no era el adecuado, pero si estaban ambas, todo parecía ser color rosa incluso si el mundo se veía opaco como ambas.

Pero su amor jamás podría llegar a ser.

Haerin por fin podría descansar en paz al saber que Danielle sabía que estaba ahí, que siempre estuvo ahí.

Pues Danielle tampoco pudo salvar a Haerin en su momento.

Pero ahora estaba bien; estaban bien.

Y aunque quisieran volver a estar juntas. Eso no volvería a suceder.

Pues Haerin dejaría de ser un fantasma, para por fin dejar este mundo. Y a Danielle le tocará luchar como lo hizo la menor en su tiempo.

Al parecer, ellas jamás estuvieron destinadas a estar juntas. Y como castigo, el destino las separó de todas las formas posibles.




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