24;solo para mí.

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"Para que un beso tenga valor debe llevar significado. Debe ser con alguien en quien no dejes de pensar. Para que cuando sus labios finalmente se toquen lo sientas en todas partes. Un beso tan candente y profundo que no quieras salir a tomar aire."


Después de un rato nos separamos. Me dolía la cara de tanto sonreír, hasta que Guido agarró mis mejillas y las apretó un poco.

—Para un poco, loca —dijo Guido mientras me miraba y mordía su labio. Luego se alejó.

—Dame un beso, forro —dije, mirando con cara de enojada.

—Nah, recién nos reconciliamos —dijo él mientras se iba a la cocina.

—Vamos a ser lo mismo de antes —dije, abrazándolo por detrás.

—Confío en vos.

—Obvio, amor —dije, y él se quedó quieto.

—Basta, loca, no digas eso.

—¿No puedo decir "amor"? —dije, separándome del abrazo y poniéndome enfrente de él.

Él mordió su labio y sonrió. Nos quedamos mirándonos; le quería comer la boca.

—Che, bolu... —dijo Guido—. Son las 5 de la mañana ya; tenemos que dormir... Quédate.

Sonreí y asentí.

—Dale —dije, y fui a su cama—. Juntitos, ¿no?

Volvió a su habitación, nos acostamos juntos y nos abrazamos. Nos quedamos mirando el uno al otro. Sentía tanta paz en mi cuerpo al sentir su calor.

—Extrañaba tus abrazos y dormir con vos —dije, y él empezó a acariciar mi pelo.

—Buenas noches, Lu —dijo Guido, dejando un beso en mi frente, y sonreí.

—Gracias, Guido, por darme otra oportunidad —dije, y me aferré a su pecho, quedando totalmente dormida con el hombre que más amo.

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Nos habíamos levantado a las 16:45. El almuerzo no fue mucho; estábamos disfrutando la presencia del otro. Levantamos las cosas y nos quedamos acostados en la cama viendo Los Simpson, abrazaditos.

Hasta que Guido tomó la iniciativa. Empezó con un par de caricias por mi cuerpo y comenzó a besarme la mejilla. Yo sonreí. Los besos empezaron siendo fogosos, hasta que besó mis labios. Correspondí y estuvimos un buen rato besándonos. Ambos empezamos a mover nuestras lenguas con desesperación.

Él se separó y empezó a besar mi cuello. Aprovechó la situación para meter su mano debajo de mi remera y levantarla un poco. Con una mano estaba tocando mi entrepierna y con la otra intentaba sacarme el sostén.

—No vas a poder, Guido —dije, pero hasta que me sacó el sostén.

—¿Qué dijiste? —dijo Guido, mirándome, y yo me mordí el labio.

Por la manera en que Guido me estaba mirando y esa sonrisa, me hacía mojar. Me puse arriba de él y él me besó de nuevo.

Él comenzó a masturbarme con movimientos suaves, mientras yo me aferraba al cuello de Guido, dejando escapar gemidos que evidenciaban el placer que estaba sintiendo. Él se dedicaba a dibujar círculos en mi clítoris; le encantaba hacerme sufrir de la manera más deliciosa. Entonces, metió uno de sus dedos en mi interior, y no pude evitar soltar un gemido que resonó con su nombre.

—G-Guido... —susurré, separándome un poco para mirarlo a los ojos. Él me sonrió, y en un instante, volvió a sellar nuestros labios con un beso lleno de pasión.

𝐥𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐠𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora