debut

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Unos días después
Leipzig

Clara

La alarma sonó a las seis de la mañana. Apenas había dormido, mi corazón estaba lleno de emoción y nerviosismo. Hoy era el día. Hoy, Dani iba a debutar con el Leipzig. Lo miré mientras dormía, su rostro tranquilo, pero sabía que por dentro estaba tan nervioso como yo.

"Dani, despierta", susurré, acariciando suavemente su cabello. Él entreabrió los ojos, y su sonrisa adormilada me hizo sonreír también. "Hoy es tu gran día", le recordé.

"Lo sé", respondió, su voz ronca por el sueño. "Pero no lo sería sin ti a mi lado."

Nos preparamos juntos, en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Pero a pesar de los nervios, había una calma entre nosotros. Una sensación de que, pase lo que pase, todo estaría bien.

Llegamos al estadio un par de horas antes del partido. El estadio, a pesar de estar vacío, ya vibraba con la anticipación. Me despedí de Dani en la entrada de los vestuarios.

"Vas a hacerlo increíble", le dije, mirándolo a los ojos. "Confío en ti."

Él me dio un beso suave en la frente. "Gracias por estar aquí, Clara. Saber que estás en las gradas me da fuerzas."

Lo vi desaparecer por la puerta, y me dirigí a mi asiento en las gradas. El estadio comenzó a llenarse, y la energía era palpable. Sentí que el tiempo pasaba más rápido de lo normal. De repente, los equipos ya estaban en el campo, y mi corazón latía con fuerza.

Desde mi asiento, vi a Dani calentando con sus compañeros. Parecía concentrado, pero conocía esos pequeños gestos nerviosos que hacía cuando estaba ansioso. A pesar de todo, sabía que estaba listo.

El partido comenzó, y desde el primer minuto, el Leipzig dominó el juego. Dani se movía con gracia, sus pases precisos, su velocidad impresionante. Yo apenas podía mantenerme sentada. Cada vez que tocaba el balón, contenía la respiración.

De repente, en el minuto 78, ocurrió. Dani recibió el balón fuera del área, dribló a un defensor y, con un movimiento rápido, disparó. El balón voló por el aire y se estrelló en la red. ¡Gol!

Salté de mi asiento, gritando su nombre. La multitud enloqueció. Dani corrió hacia la esquina del campo, señalando al cielo, y luego miró directamente hacia mí. Hizo un gesto de corazón con las manos, y supe que ese gol era para mí.

Dani

Me desperté sintiendo el peso del día. Hoy no era un día cualquiera, hoy debutaba con el Leipzig. Pero lo primero que vi al abrir los ojos fue el rostro de Clara, su sonrisa tranquila que siempre lograba calmarme.

"Hoy es tu gran día", me dijo, y su voz suave fue como un bálsamo para mis nervios. No pude evitar sonreírle.

"Lo sé", respondí, sintiendo que con ella a mi lado, podía enfrentar lo que fuera.

El camino al estadio fue silencioso, ambos perdidos en nuestros pensamientos. Clara estaba tan emocionada como yo, lo sabía. Cuando llegamos, el estadio vacío ya parecía vibrar con la energía del partido que se avecinaba. Clara me dio ánimos en la puerta del vestuario, y sentí que sus palabras me llenaban de fuerza.

"Gracias por estar aquí, Clara. Saber que estás en las gradas me da fuerzas", le dije antes de perderme entre los compañeros y entrenadores.

El vestuario estaba lleno de una energía contenida, todos concentrados, todos esperando el momento. El entrenador dio las últimas instrucciones, pero mi mente estaba en Clara, en saber que estaba ahí, en algún lugar entre las gradas, apoyándome como siempre lo había hecho.

Cuando salimos al campo, el rugido de la multitud me golpeó como una ola. Pero en medio de todo el ruido, busqué a Clara en las gradas. Solo un vistazo fue suficiente para llenarme de confianza.

El partido comenzó, y desde el primer toque, supe que estaba en mi mejor forma. Mis compañeros y yo jugábamos como un equipo, dominando el balón, creando oportunidades. Pero siempre había una parte de mí que quería hacer algo más, algo especial.

Y entonces llegó el momento. Recibí el balón en una posición peligrosa, sabía que tenía que intentarlo. Sentí al defensor acercándose, pero un pequeño movimiento lo dejó atrás. No pensé, solo disparé. El sonido del balón golpeando la red fue música para mis oídos.

Corrí hacia la esquina del campo, mi corazón latiendo con fuerza. El rugido del estadio era ensordecedor, pero todo lo que veía era a Clara. Hice el gesto de corazón con las manos, y aunque estábamos lejos, supe que ella entendió. Ese gol era para ella.

Volví al juego con una sonrisa. El resto del partido pasó en un abrir y cerrar de ojos. Ganamos, y la euforia del equipo fue indescriptible. Pero lo que más me importaba era verla después, correr hacia ella y compartir ese momento.

Cuando finalmente la vi, corrí hacia ella, la abracé con fuerza. "Ese gol fue para ti", le susurré, y ella sonrió, su rostro iluminado por la felicidad.

"Lo sabía", respondió. "Estoy tan orgullosa de ti, Dani."

Nos quedamos allí, entre la multitud que celebraba, en nuestro propio pequeño mundo. Este día, mi debut, se convirtió en uno de los más especiales de mi vida, no solo por el gol, sino porque lo compartí con Clara, la persona que siempre había creído en mí.

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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AMOR A 3 BANDAS ♡DANI OLMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora