Quizá pueda volver a intentarlo.. recrear mi vida desde cero sin nadie a mi lado.
¿Podría salir bien, cierto?
REMAKE!!
Créditos de la portada a su respectiva autora
Actualizaciones variadas
Continuación de The Other Woman y The Way You Hurt.
Chuuya llevaba días pensando en aquel sueño que había tenido, era tan real que creía que era una señal, pero ya había ido a casa de Poe para inspeccionarla y estaba completamente abandonada, nadie vivía ahí.
— ¿Cómo te sientes? — Preguntó el castaño sentándose al lado del más bajo, quien se apartó y poco y miró el cielo.
— No te importa.
Ya había pasado bastante tiempo desde su conversación en aquel centro comercial y Chuuya no paraba de actuar a la defensiva, no parecían avanzar en nada, pero Dazai sostenía su propuesta, no pretendía que lo aceptara rápido.
Si, lo había perdonado muy rápido. Creía que todo volvería, no a ser como antes, pero jamás creyó que fuera tan frío que ni siquiera lo dejara estar cerca de él más de treinta minutos. No sabía cómo hacer que Chuuya confiara completamente en el, pero estaba dispuesto a lograrlo.
A lo lejos, Aya, Kyoka y Elise tomaban el té y reían entre ellas. No parecían estar sufriendo el encerramiento que había, pues ellas no estaban entrenando, solo estaban siendo protegidas. También, un poco más al fondo, estaban los que ayudaban con la fabricación de armas, los cuales no se habían detenido en meses.
— Chuuya, ¿Por qué evitas el contacto físico solo conmigo?
¿Era en enserio lo que preguntaba? Bueno, el pelirrojo tenía un humor muy sexista, por lo que prefirió tomárselo a broma que a pecho.
— La vida me dio manos para pajearme, no para tocar a un hombre. — Respondió retirando el su cabello de su hombro con su mano.
Hubo un largo silencio en el cual Dazai miraba a Chuuya completamente confundido. Sin embargo, mientras este hacía eso, el pelirrojo pensaba en todas aquellas personas que habían muerto.
Gin y Ryu perdieron a su padre, mientras que Odasaku a su esposo.
Yukichi perdió a su hijo y a su nuero.
Verlaine a su compañero de vida.
Dazai y el a las personas que amaban.
No entendía por qué la vida había sido tan cruel con el. Nunca fue alguien malo, nunca le deseo el mal a nadie que no fuera Yukito, siempre fue flexible con todos. Sabía que en la biblia decía que para avanzar había que perdonar, ya lo había hecho. ¿Qué más quería Dios de él? No creía en el, pero sabía que había alguien allá arriba que los veía siempre.
— Ya está atardeciendo, iré a ayudar a Ane-san y a Hirotsu con la cena. — Chuuya se levantó y dejó a Dazai solo.
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El sol se estaba ocultado, tiñendo el cielo de un cálido tono anaranjado, mientras los últimos rayos iluminaban la finca familiar. Las sombras de los árboles se alargaban sobre la tierra, y una suave brisa movía las hojas, creando un susurro que parecía cantarles una canción suave y rítmica.