capítulo 1: El niño

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Este capítulo fue reescrito con más cosas. Tiene le mismo contenido solo que añadiendo más emociones a Aegon y a los demás personajes.

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El rey Viserys Targaryen había muerto en su lecho junto a su esposa, la reina Alicent Hightower. Alicent aseguró que, en sus últimos momentos, su esposo había dejado clara su voluntad: deseaba cambiar la línea de sucesión para que su hijo Aegon Targaryen fuese el próximo rey. Aegon, sin embargo, era un alfa cuyo único talento parecía ser encontrar el calor de omegas en su cama. Su fama de alcohólico y su falta de ambición hacían que nadie lo considerara digno del Trono de Hierro. Ni siquiera él mismo creía merecerlo.

Consciente de la presión que su madre ejercía y la que pronto recaería sobre sus hombros, Aegon tomó una decisión que lo perseguiría el resto de su vida: escapó en plena noche, justo un día antes de la coronación que Alicent había planeado con tanto orgullo. En su huida, Aegon tenía un solo destino en mente: Rocadragón, donde vivía su media hermana Rhaenyra Targaryen, una omega que muchos creían la legítima heredera al trono.

Al llegar a Rocadragón, Aegon encontró a Rhaenyra junto a sus hijos y a su esposo. Hacía poco que había dado a luz a su pequeña hija, Visenya Targaryen. Aegon, sin vacilar, se arrodilló ante Rhaenyra, jurándole lealtad y reconociendo su derecho al trono. Aquel día dio lugar a muchos rumores: algunos decían que Rhaenyra no había aceptado fácilmente su sumisión, dudando de las verdaderas intenciones de su medio hermano. Otros susurraban que Aegon, atormentado por la culpa, había llorado al pie de su hermana, rogando que lo perdonara por haber sido parte de la traición de su madre. Lo que nadie discutía era que, desde entonces, los lazos entre Aegon y Rhaenyra marcaron el curso de los eventos que estaban por venir.

Rhaenyra y Aegon volaron desde Rocadragón en sus dragones, Sufryere y Syrax, cuyas alas brillaban en el cielo, creando un espectáculo majestuoso. Aunque los hijos de Rhaenyra también montaban sus dragones, aquel día fueron los de los dos hermanos los que captaron todas las miradas, volando juntos hacia la Fortaleza Roja.

La conquista fue sorprendentemente fácil. No hubo grandes ejércitos que enfrentar ni resistencia. La reina Alicent, traicionada por su propio hijo mayor, no había previsto este desenlace. Incapaz de luchar contra su propia sangre, se rindió sin oponer resistencia.

Ya coronada como reina en el salón del trono, Rhaenyra decidió el destino de quienes se le habían opuesto. A su madrastra, Alicent, la perdonó con una frase que resonó en el salón: «Por el amor que mi padre una vez te tuvo». Sin embargo, el castigo por su ambición fue severo. Alicent fue exiliada a un lugar apartado, alejada del poder que había ejercido con tanto fervor. Otto Hightower, su padre y el artífice de muchos complots, no tuvo la misma suerte. Rhaenyra ordenó su ejecución, y Otto fue decapitado públicamente en la plaza del castillo.

En un acto de clemencia calculada, Rhaenyra permitió que quienes apoyaron a los Hightower se arrodillaran y juraran lealtad a su reinado. La mayoría lo hizo, reconociendo la supremacía de la nueva reina, y fueron perdonados.

Para cimentar la estabilidad del reino y evitar futuras traiciones, se tomaron medidas más drásticas. Los hijos de Rhaenyra, Jacaerys y Lucerys Velaryon, sellaron alianzas matrimoniales con sus tíos. Jacaerys, un omega admirado por su inteligencia y fortaleza, se casó con Aegon II, mientras que Lucerys fue unido en matrimonio con Aemond Targaryen.

La ceremonia fue grandiosa, la más fastuosa que se había visto en mucho tiempo. En un solo día y en una misma ceremonia, Jacaerys, Lucerys, Aegon y Aemond fueron casados. Sin embargo, bajo el brillo de las celebraciones, las relaciones entre los recién casados distaban mucho de ser armoniosas.

Entre Lucerys y Aemond, el matrimonio comenzó con un profundo resentimiento. Aemond nunca había olvidado el arrebato de su ojo, y Lucerys aún se sentía culpable por el incidente, lo que hacía que su relación fuera tensa. Sin embargo, ambos hicieron un esfuerzo por llevarse bien, conscientes de que su unión representaba la reconciliación entre facciones rivales de la Casa Targaryen. Los rumores decían que Aemond se consideraba afortunado al casarse con el heredero de la Casa Velaryon, asegurándose riquezas y poder, y que, al menos en público, había decidido perdonar a su sobrino por su antiguo agravio. Pero algunos murmuraban que, en privado, Aemond aún albergaba un deseo de venganza silenciosa.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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