Capítulo 7: Una historia y una apuesta

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Una vez que ya habían terminado de comer, Melody, Lindsay y Dany se sentaron en el sofá.

-Bueno, todo comenzó un día del verano de 1992, en un campamento de teatro en lo que ahora es La Torre de la Rosa.-empezó a contar Lindsay.- Algunas clases del campamento eran completamente innecesarias y yo estaba sentada en una parte muy aburrida. Y bueno, luego Dany se acercó a mí, empezamos a hablar y todo lo demás. Desde ese día, ambos nos volvimos inseparables.

-He de reconocer que me costó muchísimo acercarme a tí para entablar una amistad.-reconoció Dany.- No soy la persona más sociable del mundo que digamos.

-¿Te costó acercarte porque eras de estatura bastante baja?-bromeó Lindsay dándole a Dany con el codo.

-¡Lindsay!-se molestó un poco Dany y se sonrojó levemente.

-Era una broma muy mala, vale, lo siento Danystorm. Tampoco es que yo midiera dos metros o algo así.-dijo Lindsay mientras rodeaba a Dany con su brazo derecho.- Aún así me alegro de que ese día reunieses el valor para acercarte a hablar conmigo.

-Debería también de agradecerte a ti por no haber pasado olímpicamente de mí, como prácticamente todos los demás hicieron.-dijo Dany con tranquilidad.- Y también, gracias por lo de todos esos veranos.

-¡¿Todos esos veranos?!-se sorprendió Melody.-¿Quieres decir que tenéis un interesante pasado que nunca me habéis contado?

-Melody, si te contáramos todas nuestras aventuras de cuando éramos jóvenes, perderías la oportunidad de vivir las tuyas propias.-dijo Lindsay.-Aprovecha tu juventud.

-Lindsay tiene razón.-dijo Dany.- Obviamente todo no te lo podemos contar por eso mismo.

-Oh, entiendo.-dijo Melody.  Acto seguido, miró la hora en su reloj y se levantó del sofá.- Me voy, he quedado con los demás a las cinco y media.

-Pasadlo bien.-dijo Lindsay.- Ah sí, y por si acaso, no paseis por La Torre de la Rosa.

-Hasta luego Melody.-se despidió Dany mientras Melody salía por la puerta. Una vez que Melody había salido por la puerta, Lindsay y Dany se miraron.

-Obviamente no le vamos  a contar como doña Cara de Barro nos arruinó la vida más de un verano.-soltó Lindsay.

-Y tampoco que salvamos a los habitantes de una isla mágica cuando esta estaba siendo destruida y que fue así como perdiste el brazo que te falta.-dijo Dany.

-Eso por no hablar de los eventos macarrónicos.-añadió Lindsay. Ambos se quedaron en silencio un rato, hasta que a Dany se le escapó una risita y a Lindsay se le contagió.

-Puede que hayan pasado más de veinte años, pero tú sigues teniendo ese humor tan característico tuyo.-comentó Dany.- Me alegra que en ese aspecto no hayas cambiado, Lin.

-Sin mi humor no seguiría siendo yo.-respondió Lindsay.- Al igual que tú no serías tú sin sonrojarte cuando te entran los nervios.

-¡Eso no es cierto!-dijo Dany ruborizándose.- Bueno, tal vez sí lo sea.

-Hey, tranqui Dany.-dijo Lindsay mientras abrazaba a Dany.-Yo te quiero igualmente, tal y como eres.

-Y yo a ti igual.-dijo Dany correspondiendo al abrazo.- Eres genial.

-Me alegro de ser parte de tu sinfonía.-añadió Lindsay, guiñándole el ojo a Dany.

-¿Acabas de hacer una metáfora musical?-se sorprendió Dany.- Cada día me sorprendes más.

Mientras tanto, Melody estaba reunida con sus amigos: Cass, Lucas, Ian, Kat y Finn.

-¿Os habéis enterado de lo de la fiesta de fin de curso?-preguntó Kat a sus amigos.

-Mejor dicho, quién no se ha enterado de eso.-corrigió Lucas.- Está en boca de todos.

-¿En boca de todos?-preguntó Melody con un tono de humor.-¿Se comieron el folleto acaso?

-Melody, es una forma de hablar.-le corrigió Cass.- Se refiere a que todos están hablando de ello.

-Lo sé, solo intentaba hacer un chiste muy malo.-dijo Melody.- Bueno, ¿con quién iréis al baile?

-Ian y yo vamos a ir juntos al baile.-dijo Kat alegremente.

-Como amigos, claro.-aclaró Ian.

-Ah bueno.-dijo Cass.- Pues Melody y yo iremos juntas.

-Pero...pone que hay que ir en parejas de chico y chica...-empezó a decir Finn.

-Porque fingiré ser un chico, aunque luego acabe revelando mi verdadera identidad.-aclaró Melody.- Esa noche no seré Melody, seré un tal Milo.

-¿Ves Finn?-dijo Lucas.- Finges ser por la noche del género opuesto y ya está. Ya tendrías con quien ir: Conmigo, como amigos.

-¿Por qué me iba a vestir yo de chica?-preguntó Finn algo molesto.- ¿Por qué no tú?

-Bueno, pues hacemos una cosa.-sugirió Cass y sacó una moneda.- Voy a lanzar esta moneda al aire: si sale cara, Lucas será Lucía esa noche; si sale cruz, Finn será Fionna esa noche.

Cass lanzó la moneda al aire, que acabó en la mesa dando el resultado: había salido cruz.

-Me caes mal, moneda de un euro francesa.-le dijo a la moneda Finn.- Por tu culpa tendré que llevar peluca y vestido a la fiesta.

-No olvides los complementos, Fionna.-bromeó Lucas.- Asaltas el armario de tu madre a escondidas y ya está.

-¿Así que como hace a veces mi hermana?-pensó Finn en voz alta.- Espero que no me pillen...

-Y si te pillan tampoco pasa nada.-dijo Cass.- Les explicas la situación y ya está. Así de simple.

-¿Simple?-dijo Finn.- De seguro me echan una regañina. ¿Seguro que no puede ser Lucas el que...?

-No.-dijo Melody.- La moneda ha hablado. Y ha dicho que vas a ser la chica más linda de la fiesta.

-Oye, que porque me toque a mi ser la chica no tenéis porqué estar diciendo esas tonterías.-se quejó Finn.

-Te estamos intentando animar, hombre.-dijo Melody.- No estamos riéndonos de ti.

-Era una pequeña broma, Finn.-dijo Lucas.- Lo sentimos si te ha molestado.

-Bueno, supongo que es solo por una noche, tampoco es para tanto.-dijo Finn.

Finn volvió a su casa cuando terminó la quedada y se dirigió hacia el dormitorio de sus padres, aprovechando que ambos estaban trabajando. Había conseguido agarrar unos zapatos, un vestido y un neceser con maquillaje cuando justo en la puerta se encontró a alguien: Su hermana pequeña de 10 años, Lily.

-¿Qué estás haciendo Finn?-preguntó Lily.

-N-nada.-titubeó Finn intentando esconder detrás suyo su atuendo para dentro de unos días.

-¿Esa es ropa de mamá?-dedujo la niña.

-Si, pero puedo explicarlo.-reconoció Finn.

-Se lo voy a decir cuando vuelva del trabajo.-dijo Lily.

-No, por favor, haré lo que quieras.-dijo Finn.

-Bueno...-empezó a pensar Lily en voz alta.- Tendrás que comprarme un delfín rosa de peluche. Si no, le diré a mamá que pillas prestadas sus cosas sin permiso. ¿Trato hecho?

-De acuerdo...-aceptó Finn.

-Un placer negociar contigo, hermano.-dijo Lily y se fue a su cuarto.

CONTINUARÁ...


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