cap 9

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Rainelis despertó temprano, como siempre. No recordaba haberse dormido. Tampoco recordaba haberse recostado en su cama... Pero siempre le sucedían cosas de este tipo, así que no se preocuро. Se levanto con mucho cuidado, sabiendo que si hacía un movimiento brusco podría terminar bastante mareada, todo a causa de sus riñones y su corazón. Se restregó los ojos con ambas manos y estiro ambos brazos hasta que estuvo lo suficientemente despierta. Tomo sus medicinas en cuánto las vio. Finalmente, camino hacia la ventana. Recordó el día anterior, y lo increíble que se la había pasado mientras hablaba con la chica de la ventana. También recordó haberla esperado sentada en el borde de la ventana, luego de comer... Pero el cansancio la había vencido y... "¡Tienes que recordar más que eso, idiota!" Pero no podía hacerlo. "No puedes hacerlo porque eres una idiota" Ignorando sus pensamientos, Rainelis dirigió su mirada a la ventana de su vecina. Había un papel pegado en el vidrio.
"Un gusto conocerte, Rainelis Rosario. Soy Alondra Michelle y posiblemente soñaré contigo"
Leyó. Una sonrisa se dibujo en sus labios e hizo escapar un suspiro. ¿En realidad estaba aquella hermosa joven soñando con ella? ¿En realidad había sido un gusto conocerla? Y más importante que todos estos detalles... La chica de la ventana ya tenía nombre.
Rainelis: Alondra -Susurro, no pudiendo creer que era el nombre de la chica lo que sus labios estaban pronunciando.

Aquello, realmente, debía de ser un sueño. "Si este es un sueño, no despiertes. No lo hagas jamás" Fue entonces cuando decidió mirar a su vecina. A la chica de la ventana. A Alondra. Sí iba a despertar, lo iba a hacer sabiendo que la había visto una última vez. La chica de ojos marrones aun estaba durmiendo, con un pie fuera de la cama y el dedo gordo de su mano derecha dentro de su boca. Rainelis sintió tanta ternura al momento de verla que un ligero "Owww" escapo

Rainelis: Aun chupas tu dedo, chica de la ventana... ¿Qué otros secretos tienes?  Fue entonces cuando su madre entro a la habitación. Rainelis se separo lo más que pudo de la ventana y comenzó a fingir que estaba reorganizando su escritorio. Su madre no se extrañaría. Siempre lo hacía.

Clara: No lo reorganices de nuevo, Rainelis. Ya lo hiciste tres veces ayer, antes de las clases con la señorita Hansen.

Rainelis: Y antes de mi ataque de pánico.

Clara: No estuvo tan mal, Rainelis. En este solo lloraste... ¿Recuerdas aquel en el centro comercial? ¡Estabas gritando!

Rainelis: no me lo recuerdes -Pidió con los ojos humedecidos. Recordaba ese ataque. Había sido el primero de sus muchos ataques de pánico. La psicóloga decía que eran provocados por las muchas medicinas de Rainelis y sus muchas experiencias traumáticas. No había ninguna medicina que detuviese los ataques sin hacerle daño, así que Rainelis solo podía intentar mantener la calma y contar hasta diez.

Clara:... Rainelis... Rainelis... ¡Rainelis! Asustada, Rainelis soltó lo que tenía entre manos y se alejo unos pasos de su escritorio. Se había perdido en sus pensamientos, como siempre.

Rainelis: Perdona, yo... estaba pensado... ¿Qué decías?

Clara: Te decía que deberías bajar a desayunar.

Lo cierto era que Rainelis preferiría almorzar un poco más tarde... Pero no pudo decirle esto a su madre, pues esta la tomo del brazo y la llevo escaleras abajo.

Andrea: ¡Rainelis Rosario va a desayunar, señoras y señores!

Chris:... No quiero sonar creído, pero las deliciosas tostadas que vas a comerte las hice yo -Comento mientras terminaba de arreglar la camisa de su uniforme.

Andrea: ¡¿Qué tan difícil es hacer tostadas, Chris?! -Pregunto alzando ambos brazos en señal de frustración. Ya tenía el uniforme perfectamente puesto, y su cabello estaba bien arreglado.

𝔏𝖆 𝖈𝖍𝖎𝖈𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖇𝖊𝖓𝖙𝖆𝖓𝖆 | adaptacion railoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora