alles komt goed, mijn liefste

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cómo que ya me gustó el neerlandés, el título del cap significa "todo estará bien, mi amor"

esto resultó después de esa carrera, pinche tractor que andan manejando esos dos

advertencias: omegaverse. Max omega y Checo alfa

en la semana les subo otro capítulo del fic largo y el os de mi otra idea de las 12 horas, aprovechen para comer porque después me voy a desaparecer por mis exámenes jiji

les juro que esto iba a ser algo soft pero una cosa llevó a la otra y pues...

los tqm y gracias por leer! ★

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Checo cerró la puerta con un suspiro cansado.

Bajó la vista a la bolsa en su mano, sopa de tomate del lugar favorito de Max.

Hizo una mueca y avanzó con pesar hasta la cocina del departamento del rubio en Maaseik, donde el omega creció y su cuidad favorita cuando visitaban Países Bajos.

Llegó hasta el pequeño comedor para cuatro personas y sacó todo el contenido de la bolsa. Se quedó apareciendo el empaque por un momento, decidiendo que comerían en platos desechables, no quería que alguno de los tuviera que lavar platos hoy.

Alistó y separó las porciones con su respectivo mantel y cubiertos. Una vez listo, se preparó mentalmente para ir a avisarle a su novio que la comida estaba lista, a pesar de que era muy probable que el rubio ya lo hubiese escuchado entrar.

Se quitó la chaqueta del equipo al darse cuenta de que aún la llevaba puesta y la dejó sobre el sofá. Avanzó unos pasos hasta llegar a la puerta de su habitación.

Con un suspiro profundo abrió la puerta, mierda, debería de dejar de suspirar o se iba a acabar todo el aire del departamento. Lo primero que lo golpeó fue el triste aroma a canela quemada proveniente del menor.

Lo segundo que lo golpeó fue la sola vista de la cama, que le rompió el corazón en miles de pedacitos, si es que no estaba roto cuando recordó la mirada de Max al bajar del podio...

En medio de la cama tamaño king se encontraba una variedad de mantas, almohadas y mucha ropa suya que conformaban el nido de Max.

Max era un omega bastante reservado con sus cosas, no muchas personas sabían que a él le gustaba anidar. Fue de las primeras cosas que le confió a Checo cuando se hicieron más cercanos, solía decir que el ritual de anidar era algo íntimo entre el omega y su alfa.

Puso una sonrisa al recordar cómo Max a veces se convertía en un ladrón cuando de su ropa se trataba. A veces la ropa desaparecía de su maleta y por las noches la encontraba enredada entre las mantas y almohadas del nido del rubio, y cuando lo cuestionaba recibía como respuesta

"Fueron los duendes, Checo" en palabras del propio Max.

Se quitó los zapatos y avanzó hasta la cama. Max ni siquiera era visible, pues estaba cubierto de una manta peludita con la foto de Jimmy y Sassy, uno de los primeros regalos que Checo le hizo al enterarse de lo mucho que le gustaba anidar al omega. Max la adoraba y decía constantemente que era una pequeña manera de sentir a sus gatitos cerca cuando estaba en otro país.

Se inclinó un poco, colocando una rodilla sobre el colchón para estabilizarse. Alargó una mano para tomar el borde de la manta y bajarla suavemente. Siendo recibido por un cabello revuelto color dorado y dos ojitos azules llenos de lágrimas sin derramar.

after zandvoort | chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora