– Es un placer conocerte...– Musitó suavemente su voz.Shinazugawa Genya era un príncipe, un alfa de cuna noble, y su hermano mayor, el rey de éstas vastas tierras lo obligó a buscar un omega para desposar.
Sanemi dijo: “Te puedes casar con un omega cualquiera, a mí no me importa de dónde lo saques, sólo te tienes que casar y engendrar un heredero”.A Genya nunca le había interesado conseguir un omega, estaba bastante interesado en ser un guerrero, ir a las batallas, matar gente, cosas así. Pero su hermano Sanemi se lo prohibió rotundamente con la excusa de que la nobleza no se codea con los lacayos que han de morir sin gloria alguna.
La realidad era que su hermano lo quería, así que, lo mantenía lejos de cualquier peligro que pudiera amenazar con su vida.
– Mí nombre es Genya Shinazugawa...– Él continúo.
Cómo debía elegir un omega, Sanemi le dió permiso de ir al pueblo y encontrar uno a elección propia, no quería comprometerlo con omegas nobles porque eran muchos problemas, si se metía con un plebeyo no era tan difícil de manejar.
El resto de nobles podía llegar a criticar pero, Sanemi sabía cómo arreglar esos problemas.“Plata o plomo, lo que te guste menos” Ese era su lema. Podías elegir morir balaceado o degollado. Pero te tenías que morir a fin de cuentas. Un gobierno bastante escalofriante, aunque por ello, los robos y asesinatos habían disminuido mucho en el pueblo.
– ¿Tienes un nombre?...¿Te pusieron uno? – Genya seguía preguntando. El omega frente a él parecía mudo.
–Muichiro – Contestó apenas.
– Qué lindo nombre – Le dijo con ternura, pero el omega no le contestó– Lamento haberte tomado tan repentinamente de tu santuario, los omegas suelen ser advertidos de una compra previa, ¿No es así?, de seguro te fue muy estresante...te pido una disculpa.
– Usted se equivoca...señor – Murmuró él – Yo no era uno de los omegas en venta del santuario. Era un simple omega gratis, para uso público.
Los omegas sin familias a menudo se vendían a santuarios dónde trabajaban prestando su servicios a quienes quisieran pagar por ello. Lamentablemente los que no eran considerados lo suficientemente hermosos dentro de su casta terminaban siendo omegas de uso público.
Cómo baños públicos.
– Oh, lamento escuchar eso – Genya se mostró un poco apenado – Debió ser desagradable para ti...pero no te preocupes, aquí nadie te tocará.
Muichiro abrió grandes los ojos– ¿No me han comprado para uso especial?
– No...bueno, técnicamente sí – Genya explicó – Yo debo engendrar un heredero en este tiempo, y debo desposarte además. Pero la corona se conformará con que yo simplemente me case contigo, así que no es necesario que tengamos hijos por ahora.
– ¿Y por qué me compró a mí?...había omegas en mejor estado en el santuario
Genya miró con curiosidad a su omega, o el que acabaría siendo suyo en algún momento.
Cuando llegó al santuario, le presentaron a los omegas más exclusivos y bonitos, los más refinados, con facciones más hermosas y además, con nombres y apellidos propios. Pero él no se sintió atraído por ninguno, no fue hasta que, en el recorrido para seguir buscando un omega en el santuario, chocó con éste joven chico llamado Muichiro.Genya sintió algo en su interior, cómo si su casta le informara que este era, y este debía ser su omega. Así que lo pidió, lo compró a un precio exageradamente barato y se lo llevó ese mismo día.