Año 2030, un teniente coronel llamado Mateo Suárez es un hombre de mandíbula cuadrada y músculos masivos.
El día de hoy, la invasión seguía, Argentina invadiendo sudamérica junto con Brasil. Ese día, casi toda sudamérica exportó femboys para satisfacer a los oficiales argentinos de un rango alto. Mateo bajó al puerto donde se encontraban los barcos con aquellos femboys, a lo lejos pudo ver a Walter, un cabo de mandíbula cuadrada pero más bajo que Mateo.
-Ya llegaron, ¿no?
-Si, coronel... -Dijo Walter, con un cuaderno de anillos en una mano y una lapicera en la otra.
Otros oficiales bajaron del barco junto con los femboys, entre ellos se encontraba un femboy aparentemente paraguayo, pequeño, de piel morena y tímido que tiene la cabeza baja, aceptando su desconocido destino, para él...
Mateo lo vé a lo lejos y dirige su mirada hacia Walter, serio.-Lo quiero a él. -Dijo y luego se fue a su oficina, a paso decidido.
Más tarde, Mateo estaba en su habitación y sintió un ligero golpe en la puerta, a lo que él respondió con un "Adelante".
La puerta se abrió y él volteó, encontrándose con aquél femboy, junto con un pequeño cartel en frente de su pecho con su nombre: Rodrigo. Mateo se le acercó, lo agarró con sus poderosos brazos y lo pegó a su pecho para luego besarlo con fuerza.
Por mientras, Rodrigo soltaba algunos jadeos entre los besos. Mateo lo llevó hacia su cama y lo acostó con brusquedad sobre las sábanas que cubrian el colchón, se subió a horcajadas sobre él y le tomó la mejilla.-Asi que... Eres tímido...
Rodrigo solo desvió la mirada mientras poco a poco se ruborizaba y Mateo acariciaba su costado, lo tomó por los hombros y le dijo:
-Te llenaré por completo con mi esencia, pequeño femboy.
Mateo continuó con sus besos, bajando por su mandíbula y pasando a su cuello, mordisqueando, chupeteandolo y dejando marcas en su cuello, marcandolo como suyo.
Rodrigo, soltaba jadeos entre aquellos besos y mordiscos, viendo y sintiendo como aquél coronel le abría la camisa y besaba su clavícula y su pecho.-Eres... delicioso, Rodrigo... -Dijo Mateo mientras continuaba besándolo con brusquedad.
Luego de treinta y cinco minutos, Mateo acabó dentro de él, llenando su recto con su esencia blanca y viscosa. Rodrigo siguió jadeando del placer que aquél coronel le había brindado con su gran conjunto de tejidos y nervios. Aún así, su miembro se encontraba duro, palpitante, deseoso de más.
-C-coronel mío... E-es increíble... -Dijo Rodrigo mientras intentaba relajar su respiración, sintiendo como la esencia de Mateo brotaba de su entrada.
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Un coronel y su esclavo.
FanfictionUn fanfic que hice de mis compañeros del colegio. (lol)