𝐃𝐞 𝐜𝐞𝐫𝐨 𝐚... 𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨. // Juanjo y Martin.

19. Mi chico.

POV: Martin

Juanjo ha sacado un papel de su mochila y lo ha leído, no pretendía meterme pero al ver el desconcierto en su cara, tengo que preguntarle por ello.  —¿Qué es eso?

—No no, nada—  Lo dobla de nuevo y lo mete donde estaba otra vez.

—No que va—  No debería hacerlo, pero meto la mano, lo saco y lo leo, él ni siquiera intenta pararme.

Ahora entiendo su expresión de antes, porque estoy seguro de que la mía es igual. Subo la mirada hacia él y parece aún más preocupado ahora que lo he leído.

—No te ralles por eso, yo no sabía nada, te lo juro, mi madre me ha cerrado la mochila...

—Juanjo...

—...porque estaba un poco abierta, creo que no la cerré bien al hacerla...

—Pero a ver...—  Vuelve a interrumpirme.

—...lo habrá metido María ahí sin que me diese cuenta pero no entiendo cuando y...— Me acerco, le sujeto las mejillas y le acerco más a mis labios para que piense que le voy a besar y se calle.

—Que no me importa, confío en ti y sé que no es tu culpa— Desaparece la cara de susto que se le puso al agarrarle la cara y ahora sonríe.

—Es que te dije que no volverías a llorar por mi culpa y ya pensaba que la había vuelto a cagar incluso sin haber hecho nada malo— Admite en una risa que inevitablemente me contagia.

Sacudo la cabeza.  —Oí a tu hermano decirte que te esperaba fuera de casa y que quería hablar contigo, confiaba en ti así que no me preocupé.

Juanjo vuelve a tener la expresión de antes, pero ahora no entiendo el motivo. Parece que se da cuenta de mi confusión porque me explica lo que piensa antes de que yo pueda preguntar.

—Ahora me cuadra lo del vídeo de las familias, me cuadra entiendo lo que quería decir cuando salió ella.

<——— 21 de diciembre

Ruslana y Bea acaban de cantar y de abrir el regalo del amigo invisible –no tan invisible, Salma no sabe callarse–, Chenoa las manda a sentarse con nosotros, pero en vez de anunciar la siguiente actuación, menciona el tiempo que llevamos sin ver a nuestra familia.

En ese momento nos imaginamos un poco lo que se viene, y efectivamente, tenemos vídeos de nuestros familiares. Sobra decir que he llorado como un desgraciado al ver a mi abuela en pantalla, ¿verdad?

De todos modos, Noemí nos dice que los vídeos no están enteros y que los terminaremos de ver en la academia el sábado, un día antes de irnos.

Y así es, nos acaba de llamar para reunirnos a todos en la sala de ensayos y nos sentamos en los escalones con la pantalla delante. Sabía que los vídeos eran más largos, pero pensé que sería una persona más y ya, pero no. Me hace ilusión ver ahí a mis amigas, pero no dura mucho más.

Me acojono cuando en la pantalla veo su cara. Mandíbula definida, ojos azules, pelo castaño y un bigote casi idéntico al mío. Es él, es Hugo.

Honestamente no sé si reír, llorar o enfadarme porque le hayan dejado salir en el vídeo, pero mi cara ha de ser un cuadro. Dice lo mucho que me echa de menos y las ganas que tiene de verme aunque no ha querido hacerlo en todo el año.

Pensaba que las cosas no podían ir a peor, pero se ve que sí cuando sale el vídeo de Juanjo. Sale el vídeo de todo su pueblo en la plaza con el inmenso cartel de su cara y todo vuelve a ser risas, es así hasta que llega la parte que no se vio en plató.