Una Ración Colmada De Amor

apuesta por el amor

—Quítate de mi larva —ordenó Chrysalis, sacudiendo su pata trasera para desalojar al cambiante que la envolvía—.

—¡Pero muuuuuuuuu —protestó Thorax, rebuscando por el suelo para alcanzarla—.

"¡¿Pero QUÉ?!", rugió, pisoteando una pezuña contra la piedra debajo de ella y volviéndose para mirar al dron. "No puedes simplemente mamar de mi teta por el resto de tu miserable vida, hace mucho tiempo que aprendiste a cosechar el amor de los demás", continuó.

"Pero, ¿qué se supone que debo hacer, qué pasa si me atrapan?" Dijo Thorax patéticamente, royendo nerviosamente una pezuña.

—Oh, por el amor de —dijo la reina cambiante con la cara alzada, negando con la cabeza—. "Solo tienes que encontrar un pequeño grupo de ponis, seleccionar uno y alimentarte de su amor en reclusión. Eres un changeling, es lo que hacemos".

"¿Por dónde se supone que tengo que empezar? ¿Hay un curso para principiantes?", preguntó inquieto.

"¡BASTA!" Chrysalis se enfureció mientras se abalanzaba sobre él: "No toleraré que uno de mis hijos, una representación de mi colmena, sea tan patético. Te irás en este instante y no volverás hasta que hayas completado con éxito una cacería. HAZLO TÚ. ¿ENTIENDES?", gritó ella, cada palabra puntuada por un empujón en su pecho.

"Oh... está bien, mamá", suspiró abatido, antes de mirarla lastimosamente, "pero si puedo reunir algo de amor, entonces puedo volver, ¿verdad?"

Chrysalis suspiró, "SI puedes reunir con éxito algo de amor y demostrar que no eres completamente inútil, entonces sí".
Frunciendo el ceño, el pequeño cambiante endureció su determinación antes de volver a mirar a su reina, "¡Lo haré mamá, iré a buscar un poco de amor y te haré sentir orgulloso!"

—Oh, estoy segura —respondió Chrysalis burlonamente, con la ceja arqueada mientras lo miraba—.

"¡Volveré mamá, voy a recibir más amor que nadie!", señaló, llenándose de falsa bravuconería mientras salía trotando de la sala del trono.

—Sí, mmmhmmm —señaló desdeñosamente la reina cambiante, sentándose en lo alto de su trono—. Secretamente esperaba que tuviera éxito, no porque fuera uno de sus innumerables vástagos, sino porque no había encontrado un gallo ansioso en mucho tiempo.

Mientras tanto, Thorax se abría paso a través de la colmena y hacia una de las numerosas salidas que conducían a las tierras baldías. Después del viaje relativamente corto a través de la colmena, se encontró afuera, el exterior brillante y árido contrastaba con el interior oscuro y húmedo de la colonia. Estirando sus alas, flotó sobre el suelo por un momento y se llevó una pezuña delantera a la barbilla, recordando que había oído que había una pequeña aldea no muy lejos de su colmena que servía de puesto comercial para los viajeros. Haciendo zumbar sus alas, se fue volando, todavía sin estar del todo seguro de lo que estaba haciendo, pero lo suficientemente seguro de que se le ocurriría algo cuando se presentara la oportunidad.

Una y otra vez, Thorax se elevó durante lo que parecieron horas, zumbando sobre la arena rocosa y los arbustos de las tierras baldías hacia la aldea remota mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte. Al divisar un puñado de edificios en la distancia, se acercó al suelo mientras volaba para evitar ser visto. Al detenerse detrás de una roca particularmente grande, Thorax aterrizó. "Está bien, está bien, solo tengo que pensar en un disfraz", reflexionó para sí mismo. Al mirar por la esquina de la roca, Thorax vio varios equipos de sementales que arrastraban carros hacia la ciudad antes de retirar la cabeza detrás de la cubierta. 'Um, tal vez debería ir como una niña. ¡Sí, una chica bonita! ¡Nadie lo sospecharía!", pensó mientras se frotaba las pezuñas, cerrando los ojos imaginó una yegua azul oscuro con melena y cola lilas.