𝐈 𝐀𝐌 𝐇𝐔𝐍𝐆𝐑𝐘

Tengo hambre

Siempre e tenido hambre

No recuerdo la última vez que no haya tenido hambre

Yo nací con esta hambre

Se dijo el zorro mirando el sol imponente que tenía encima. Era caluroso y cruel y no se apiadaba de un ser tan débil como él que lo quemaba plantándole alucinaciones de alimento en su entorno. La madre naturaleza lo solía acunar en sus regalos y frutos que le había dado y brindado con amor y cariño de la madre tierra, pero la bestia lo privó de ellos por una razón que no conocía pero que él creía egoísta y así era, ese recuerdo siempre fue borroso pero aún así lo aterrorizaba y lo hacía temblar erizándole la piel. Solo sintió un gran dolor insoportable que lo envolvía desde su cabeza hasta sus patas que lo dejó inmóvil y despertó adolorido en la copa de los árboles en esa horrorosa corteza con astillas de un tronco ya seco muy diferente a su hogar anterior donde podía descansar sin temerle a nada ni nadie sintiéndose protegido, siempre que intentaba bajar para comer al menos un pequeño pero delicioso fruto de los arbustos el monstruo lo reprendía con un mazo demasiado grande para su frágil figura que ahora más que nunca necesitaba nutrientes.

Prim le advertía de el peligro y planeaba tácticas para sobrevivir. Le acariciaba la cabeza con ternura prometiendole que iban a lograr restablecerse otra vez, sus ojos le daban esperanza pero con el tiempo ella empezó a ser más enfocada y decidida y con el paso del tiempo que nada lo cura dejó de importarle como solía hacerlo y se volvió otra victima sedienta de la bestia. Todos querían comida. Todos tenían hambre pero bajar era un su1cid1o y quedarse arriba a disecarse también. Intentó moverse pero era inútil, la última vez que había bajado no logró escapar tan fácil y fue golpeado una y otra vez sin parar por el monstruo al que no le importaba la sed y hambre de los demás. Ese martillo duele, y duele mucho. Ella si tenía los nutrientes suficientes para atacar violentamente a los demás pero que hay de aquellos que están destinados a morir en la miseria?

Tengo hambre

Repitió en su mente agotada mientras su vista se nublaba y su respiración se volvía más lenta sintiéndose como una hoja seca que cualquiera podría pisar y se partiría ya esquelético y sucio como un hueso ya masticado. Miro a los demás sobrevivientes pero estaban ocupados discutiendo una vez más sobre a quien hechar a morir para conseguir algo de comida ya sea una cereza una fresa o un arándano, deliciosa comida que al final solo sería ganada por el más fuerte o la más inteligente y alada del grupo, el ya no estaba en la lista de candidatos pero aún así estaba dispuesto a bajar otra vez para un último deleite antes de que la naturaleza se lo lleve a una siesta eterna donde solo ella puede acurrucarlo en una paz verídica. Los veía discutir cada vez más ansioso y hambrientos con ojos desesperados y temblorosos que caían en la demencia, pero nadie se ofrecía a intentarlo y esa negligencia y egoísmo lo comía lentamente hasta el punto de querer comer un poco de sí mismo para mantenerse vivo. Dejaron de preocuparse por él hace mucho tiempo, lo habían dejado "reposar" en el mismo lugar hace más 9 días y nadie se molestó en revisar si siquiera seguía vivo pero no es como si pudieran hacer mucho, ya no hay comida ni agua.

Maldita sea la bestia sin piedad que los puso en esta posición y que solo se preocupa por su estómago dejando vacío a los demás y que mis huesos notorios sean pruebas de que e intentado y no es mi culpa.

Tengo hambre, tengo mucha hambre

No se puede morir así, pensó tembloroso intentando levantar su cuerpo adolorido y denso con sus últimas fuerzas y sus patas desgastadas con garras inservibles que ya no lo podían defender y colmillos blancos que deberían estar sucios de frutos rojos como prueba de que era alguien feliz. El sol lo seguía dejando ciego y se veía obligado a cerrar sus ojos ara darse la vuelta aunque su cuerpo le pesaba más de lo normal aunque era muy delgado y arrastrarse a la nada con la esperanza de caer en una superficie blanda que le tenga el cariño suficiente como para no darle su golpe final que lo lleve a un descanso en el cielo.