Haruna se sentía cada vez más frustrada y confundida.
El comportamiento extraño de su equipo y las gerentes la tenía en ascuas. Era como si todos estuvieran escondiendo algo, pero no querían decírselo.
¿Dónde estaban su novio y su hermano? ¿Por qué no podía obtener ninguna información sobre ellos? La ausencia de Sakuma y su silencio también la preocupaban. Había intentado llamarlo varias veces, pero no obtenía respuesta.
La sensación de que algo estaba muy mal se intensificaba por momentos, la falta de comunicación y la opacidad la estaban enfureciendo.
Había pasado horas buscando a su novio y hermano, pero no había obtenido ninguna pista. Era como si se hubieran esfumado en el aire. La sensación de impotencia la estaba consumiendo.
Y para empeorar las cosas, todavía tenía que cumplir con su turno en el club. La culpa la estaba devorando por haber faltado el día anterior para buscarle un regalo a su novio.
La ironía de la situación no pasaba desapercibida para Haruna. Había intentado hacer algo bueno, buscar un regalo para su novio, y ahora se sentía castigada por ello.
Mientras se dirigía al club, Haruna no podía evitar preguntarse qué estaba pasando realmente, pero había algo que no la dejaba hallar solución a tal problema, y eso solo la enfurecía más y más.
Kazemaru se acercó a Haruna con una mezcla de preocupación y frustración en su rostro. Había estado intentando hablar con ella durante horas, pero ella se negaba a escucharlo. Cada vez que él intentaba acercarse, ella lo rechazaba con un gesto o una palabra cortante.
La situación estaba empezando a sacar de quicio a Kazemaru. No entendía por qué Haruna se estaba comportando de esa manera. ¿Acaso no se daba cuenta de que él estaba tratando de ayudarla? ¿O es que simplemente no le importaba?
Kazemaru intentó de nuevo acercarse a Haruna, pero ella lo evitó con un movimiento brusco.
Kazemaru se detuvo, sorprendido por la hostilidad Haruna. No sabía qué hacer, sabía que podía estar molesta, Pero no a ese punto, ella jamás lo había tratado así.
—¿En serio te vas a enojar? —Kazemaru se cruzó de brazos al verla sentarse al pie del gran árbol.
—¿En serio vas a preguntar lo obvio? —Le preguntó ella.
—Otonashi, vamos, no seas así.
— Lo siento, pero hasta no saber dónde están Kido y Goenji, no hablaré con nadie... —Dijo Firme, mirando al equipo a lo lejos.
Daba la casualidad de que ahora sí querían hablarle y no actuar como idiotas.
Pues ella ya no deseaba oírlos a ninguno, incluso si le decían dónde estaban esos dos, prefería esperar 3 horas si era posible.
—Otonashi... —Kazemaru llamo, su voz se notaba cansada.
Eso la hizo sentir mal, regañada y sentir que estaba siendo inmadura.