Hero l Chankai

6

Chanyeol entró al consultorio con una sonrisa que intentaba ocultar su creciente frustración. Cada visita a Jongin parecía ser un reto más grande que el anterior. El moreno estaba sentado en el borde de su cama, con los brazos cruzados y una expresión que reflejaba claramente su resistencia. La atmósfera en la habitación estaba cargada de una tensión palpable.

—Hola, Jongin —saludó Chanyeol con un tono cálido, tratando de transmitir amabilidad a través de sus palabras—. ¿Cómo te sientes hoy?

Jongin, con el ceño fruncido y evitando el contacto visual, respondió con desdén:

—Igual que siempre.

El silencio se asentó entre ellos, denso y palpable. Chanyeol, sintiendo el peso de la tensión, decidió cambiar de estrategia.

—He estado revisando tu expediente —dijo Chanyeol mientras sacaba una carpeta de su maletín—. Quería hablarte más sobre cómo te has sentido últimamente.

Jongin no hizo ningún esfuerzo por responder, sus ojos fijos en la ventana como si la conversación fuera una molestia innecesaria. La apatía de Jongin era un desafío constante, y Chanyeol estaba comenzando a sentir el agotamiento de su propia paciencia.

Chanyeol se quedó en silencio por un momento, evaluando cómo podía avanzar. La frustración comenzó a burbujear dentro de él. Sabía que para ayudar a Jongin debía primero entender qué lo bloqueaba. Con un suspiro decidido, Chanyeol regresó a su oficina esa noche, decidido a profundizar más en el caso de Jongin.

Abrió su computadora y empezó a revisar los documentos y registros del moreno. Encontró un archivo lleno de intentos fallidos de terapia y anotaciones vagas de otros profesionales. La falta de detalles concretos en el expediente lo dejó con más preguntas que respuestas. La frustración se convirtió en una resolución; necesitaba entender a Jongin desde una perspectiva más amplia, fuera de los registros médicos.

Chanyeol pasó la siguiente mañana en la biblioteca de la universidad, sumergido en libros sobre psicología del trauma y métodos de tratamiento. Descubrió que muchos pacientes que habían tenido experiencias negativas con psicólogos desarrollaban una profunda desconfianza hacia los profesionales de la salud mental. Esto encajaba con la actitud de Jongin, pero aún no tenía todas las piezas del rompecabezas.

Mientras investigaba en foros y testimonios en línea, se encontró con varios relatos de personas que habían tenido malas experiencias con sus terapeutas. Algunos mencionaban experiencias traumáticas que habían deteriorado aún más su confianza en los psicólogos. Cada testimonio parecía encajar con las respuestas evasivas de Jongin, pero Chanyeol necesitaba más.

Esa tarde, Chanyeol se reunió con Sehun, su compañero en el proyecto. Chanyeol estaba decidido a compartir sus hallazgos y buscar una estrategia conjunta.

—He estado investigando a fondo sobre el pasado de Jongin —comenzó Chanyeol mientras Sehun escuchaba atentamente—. Parece que ha tenido varios intentos fallidos de terapia. Creo que necesitamos entender más profundamente lo que ha vivido para ayudarle de verdad.

Sehun asintió, su expresión reflejando preocupación.

—Sí, definitivamente necesitamos averiguar más, pero debemos hacerlo con cuidado. Tal vez hablar con alguien que lo haya tratado anteriormente, siempre que no invadamos su privacidad.

De repente, Sehun frunció el ceño, una expresión de desaprobación cruzando su rostro.

—Chanyeol, ¿por qué has ido solo al consultorio? Sabes que esto no es solo un asunto tuyo. Deberíamos estar trabajando en equipo.

El mayor se quedó en silencio por un momento, sintiendo el peso de la reprimenda.

—Lo siento, Sehun. Pensé que podía manejar la sesión solo hoy. Quería ver si podía hacer algún progreso con Jongin por mi cuenta.

Sehun suspiró, claramente frustrado.

—No es solo cuestión de manejar una sesión. Suho nos advirtió que debíamos ir juntos tambien por la seguridad de Jongin por lo que sucedió la anterior vez. Casi te mata.

Chanyeol asintió, sabiendo que Sehun tenía razón. La presión del trabajo y la necesidad de encontrar respuestas habían nublado su juicio.

—Tienes razón. La próxima vez, me aseguraré de que estemos en equipo.—miente.

Después de la conversación con Sehun, Chanyeol regresó al consultorio. Al entrar en la habitación de Jongin, el moreno levantó una ceja al ver a Chanyeol solo. 

—¿Dónde está Sehun? —preguntó Jongin, su tono cargado de desconfianza—. ¿Por qué vino solo hoy?

Chanyeol dudó antes de responder, tratando de ocultar la verdad.

—Sehun tuvo un imprevisto y no pudo venir hoy. Pensé que podría avanzar un poco con la sesión.

Jongin lo miró fijamente, la desconfianza en sus ojos más evidente que nunca.

—Suho te va a matar, especialmente si me pasa algo. Está enojado contigo.

Chanyeol sintió un nudo en el estómago, pero decidió seguir adelante. Había leído que los juegos terapéuticos a veces podían ayudar a los pacientes a relajarse y abrirse más. Con la esperanza de que algo lúdico pudiera facilitar la conversación, trajo consigo una caja de juegos terapéuticos.

—Hoy traje algo diferente —dijo Chanyeol, mostrando la caja—. Quizás podamos intentar estos juegos y hablar de lo que te preocupa.

Jongin miró la caja con una mezcla de desdén y curiosidad. Aunque al principio se mostró escéptico, aceptó la propuesta con una actitud distante. Chanyeol sacó los juegos y comenzó a explicarlos mientras trataba de mantener la conversación ligera.

—¿Recuerdas cómo te sentías antes de empezar con la terapia? —preguntó Chanyeol, buscando una apertura en la conversación.

Jongin se encogió de hombros, la defensiva en su actitud era evidente.

—No lo recuerdo bien —respondió con frialdad—. ¿No puedes dejarme en paz?

Chanyeol sintió la presión y el estancamiento de la situación, y se dio cuenta de que no podía forzar la conversación. Decidió ser paciente y buscar una manera de conectar con Jongin sin presionar demasiado.

Esa noche, mientras Chanyeol repasaba sus notas y reflexionaba sobre la resistencia de Jongin, se preguntó si algún día lograría descubrir el verdadero motivo detrás de su trauma.