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Shoto quería desaparecer de la faz de la tierra. O, mejor aún, tirarse de un puente y olvidarse del mundo.

No podía haberle tocado peor suerte. Aizawa, en su infinita sabiduría —o tal vez crueldad, pensaba Shoto— había decidido que trabajarían en parejas para el próximo proyecto. Y para colmo, le había asignado a Katsuki como compañero. Solo ellos dos. Solo él y Katsuki. La mera idea de pasar tanto tiempo a solas con Bakugo le hacía sentir como si un enjambre de mariposas furiosas estuvieran luchando en su estómago.

Miró de reojo a sus amigos. Shinso le lanzaba una sonrisa traviesa desde el otro lado de la sala, claramente divertido con la situación. Midoriya levantó ambos pulgares hacia arriba para intentar darle ánimos. Y Yaoyorozu le ofreció una sonrisa cálida asegurándole que todo saldría bien.

«Quiero morir» pensó, su mente ya imaginando todos los posibles desastres que podrían ocurrir. ¿Qué pasaría si decía algo estúpido? ¿Y si se quedaba en blanco frente a Bakugo? ¿Y si le preguntaba por qué antes lo estaba mirando en la cafetería? ¿O, peor aún, qué pasaría si Bakugo se daba cuenta de lo que realmente sentía por él?

Intentó concentrarse en lo que Aizawa estaba explicando sobre el proyecto, pero su mente seguía pensando una y otra vez en lo mismo; estaría solo con Katsuki, trabajando en equipo, tratando de actuar como si todo estuviera bien, cuando en realidad estaba a punto de colapsar de los nervios.

El sonido de la campana lo sacó de su ensimismamiento. Parpadeó y se dio cuenta de que todos en la clase ya estaban guardando sus cosas para irse.

—Oi, bastardo mitad-mitad.

Se quedó congelado en su lugar, mientras un escalofrío recorría su espalda. Conocía esa voz mejor que cualquier otra. Levantó lentamente la cabeza, y sus ojos se encontraron con los de Bakugo. El rubio lo observaba con una expresión seria.

—¿S-Sí? —respondió, tratando de mantener la compostura, aunque su voz temblaba un poco.

Bakugo entrecerró los ojos, evaluándolo por un momento antes de hablar.

—Te espero a las seis en mi habitación. Y más te vale no llegar tarde, o te mataré.

Asintió con la cabeza mientras Bakugo lo observaba por unos segundos más, chasqueando la lengua con impaciencia antes de darse media vuelta y dirigirse hacia la puerta del aula.

(...)

La fuerte risa de Monoma resonó por toda la habitación, y probablemente por todo el edificio. Estaban en el cuarto de Hitoshi, aunque Neito debería estar en los dormitorios de su propia clase. Pero como cada día, se había escabullido para pasar tiempo con el pelimorado. Si lo descubrían seguro se metería en serios problemas, pero parecía no importarle en absoluto.

—¡Vaya suerte la tuya, Todoroki! ¡Vas a tener una cita en la habitación de tu novio! —exclamó Neito entre risas.

—No grites, y no es mi novio —se apresuró a decir Shoto, sintiendo el calor subirle al rostro.

—Lo será —aseguró Monoma— Solo es cuestión de tiempo para que algo pase entre ustedes.

Shoto suspiró, se sentía extremadamente nervioso, y podía sentir cómo sus manos temblaban ligeramente, tuvo que apretar los puños para intentar calmarlas. Después de unos segundos, la alarma de su móvil sonó, haciendo que pegara un pequeño salto en su lugar. Había programado una alarma para que le recordara que solo faltaban cinco minutos para la hora en que debía ir a la habitación de Bakugo y comenzar con el dichoso trabajo en parejas.

—Uy, míralo, hasta puso alarma —bromeó Neito, con una sonrisa ladina mientras lo observaba con picardía.

Shinso, que estaba sentado cómodamente a su lado, dejó escapar una risa nasal.

Love You [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora