- Las Llamas Del Caos -

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Las tierras intermedias, antes un lugar tranquilo bajo el mandato de la Reina Marika y el sin igual brillo del gran árbol aureo, ahora no eran más que puro caos.

Las llamas del dios de la llama frenética arrasaban con todo a su paso incinerando bosques, campamentos, estructuras ya casi en ruinas por las guerras del pasado y matando cada vida con la que se topara, tanto terrenal como espiritual dejando en claro el comienzo del caos y el fin de la orden dorada.

Incluso el árbol aureo ardía, o lo que quedaba de el, siendo el simple tronco del cuál florecía el caos mismo cubriendo el cielo ahora rojizo con sus llamas.

Unas llamas desenfrenadas, con el objetivo de acabar con todo y todos para traer la paz, una paz nacida de la muerte.

Pero entre tanto caos, dos lugares se negaban a ceder, la Academía Raya Lucaría que con su magia impedía el paso de las llamas, y la Catedral de Manus Celes.

Lugar en el que yo, Ranni La Bruja, me encuentro en espera....

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Cerca de la Catedral, caminando a un paso moderado una silueta avanzaba desprendiendo un frío de muerte, congelando con sus pisadas todo por dónde pasaba apagando tan feroces llamas. Sus ojos azules brillaban con intensidad, con un objetivo, con un proposito, y no moriría hasta realizarlo.

 Sus ojos azules brillaban con intensidad, con un objetivo, con un proposito, y no moriría hasta realizarlo

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- ~Haaaa...~ - Exalo una bocanada de aire frío que se mantuvo visible en el aire por unos segundos.

Tan frío ser solo existía con un objetivo que juro nunca olvidar, y llegando a la Catedral se adentro en esta dejando totalmente a un lado la estructura en ruinas, en cambio, llegando al centro del lugar observo un agujero por el cuál sin dudarlo bajo hasta llegar al fondo empezando a caminar dentro de un túnel el cuál lo llevaría hasta su objetivo.

Tan frío ser solo existía con un objetivo que juro nunca olvidar, y llegando a la Catedral se adentro en esta dejando totalmente a un lado la estructura en ruinas, en cambio, llegando al centro del lugar observo un agujero por el cuál sin dudarlo ...

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Ahí, frente a el, se encontraba la muñeca que servía de contenedor para el alma de la Bruja Ranni, cubierta por sangre y rodeada por esta misma perteneciente a los Dos Dedos que ya hacían muertos a su espalda.

El pelo blanco sin titubear empezó a acercarse, pisando el charco de líquido carmesí congelándolo en el proceso hasta llegar con su señora, se arrodillo y tomando con delicadeza la mano derecha superior de la muñeca coloco el Anillo de la Luna Negra en su dedo anular.

No dijo palabra alguna tras está acción y bajando su cabeza jurando lealtad eterna, lentamente la muñeca fue desapareciendo dejando solo al oji azul, este alzo la mirada nuevamente, y mirando a su derecha ahí la vio, el frío espíritu de quien ahora el era consorte.

- ~Muy bien, sigamos con lo planeado, mi querido y eterno consorte~ -

- ~Muy bien, sigamos con lo planeado, mi querido y eterno consorte~ -

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- Mi Querido Y Eterno Consorte -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora