Toda mi vida creí entender el sufrimiento, escribiendo sobre personajes ficticios que, a mi juicio, vivían la ruptura inevitable de sus historias. Hoy les pido perdón. Perdón por la arrogancia de pensar que sabía lo que era el dolor. Mis palabras eran un eco vacío que jamás alcanzó el verdadero sentir de un corazón roto. No entendía el desgarro de dos almas que alguna vez se aferraron al futuro. Perdón por no haber sentido su desesperación, por no saber lo que era esperar, noche tras noche, una llamada que nunca llegaría. Perdón por no haber experimentado esa sensación de ahogo al darse cuenta de que la persona que amas se te escapa entre los dedos.
Ahora lo sé. Sé lo que es morir por verlo una vez más, lo que es desgarrarte por no haberlo cuidado como merecía. Y aunque en lo más profundo de mi ser siento el grito de su alma llamándome, no puedo ir. No puedo. Ese hombre, ese ser maravilloso, no merece que yo, con mi egoísmo, vuelva a irrumpir en su vida y pedir una oportunidad que no me corresponde. Lo amo con cada fibra de mi ser, juro que lo amo, pero el dolor de mi propia culpa es insoportable. Mi corazón lo busca en cada rostro, en cada canción de amor que me atraviesa. Pero no puedo. No puedo ir a él. Perdóname, amor mío, por no poder ser otra vez tu cruz, por no poder convertir tu vida en mi redención. No puedo. No puedo seguir siendo tu sufrimiento, aunque este dolor me esté consumiendo viva.
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CON INTENCIÓN DE OLVIDAR-TE
RandomEsta es la confesión íntima de una mujer que, tras perder al amor de su vida por su propio egoísmo e indecisión, se enfrenta al dolor desgarrador de la culpa y el arrepentimiento. A través de recuerdos y reflexiones, revive su relación, sus errores...