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La Universidad Pesima Opción quizás no era la más reconocida o apreciada en aquel estado.

Pero para ti, era básicamente un lugar propio para estar lejos de casa finalmente, ya que por su mala reputación tenía precios bajisimos para los dormitorios y servicios del campus.

Además al final del día, el título que ibas a obtener iba a valer lo mismo que el de cualquier otra universidad, al menos ese era tú pensamiento, por lo que estabas bastante despreocupada.

Te diste un pequeño lujo de pedir un dormitorio que fuese para una sola persona, no te agradaba mucho la idea de compartirlo.

Todo parecía ir en perfectas condiciones, obtuviste un pequeño trabajo de medio tiempo para poder tener tu propio dinero, te daba tiempo a estudiar y tener tiempo para ti misma, tus calificaciones eran buenas, y ya te quedaban al menos un año para terminar la carrera.

Hasta que una noche, durante la madrugada pudiste oír un estallido que te hizo saltar de la cama y caer al suelo.

Adolorida te levantaste lentamente, quejándote y saliendo de tu dormitorio para investigar que había sido eso.

Tenías unos vecinos en el pasillo que de vez en cuando hacían unos raros experimentos, pero esta vez parecía que realmente habían volado algo en mil pedazos.

Golpeaste la puerta con fuerza y esperaste a que alguien responda, mirando alrededor viendo que nadie más se había siquiera a curosear sobre el sonido.

Cuando la puerta se abrió empezó a salir un humo completamente negro.

Ford: "Si?"

Después de toser un par de veces, te sonrió con nervios, su rostro quemado y cabello alborotado.

"Hum... Se encuentran bien? Eso no se oyó nada bien..."

Comentaste mirándolo e intentando ver dentro de su dormitorio, a lo cuál se apoyó en el marco de la puerta y cerró la misma lo más posible, parecía ocultar algo.

Ford: "Si! Estamos bien, no te preocupes- Ya no haremos más ruido, puedes volver a dormir tranquila. Buenas noches!"

Cerró pronto la puerta con firmeza.

Te encogiste de hombros sin darle mucha importancia, si él decía que todo estaba bien, no veías por qué debías meter tu nariz en lo que no te incumbe.

Regresaste a tu dormitorio, sin darte cuenta de que antes habías dejado la puerta abierta, la cerraste detrás de ti ahora.

Te lanzaste a la cama, pero rápidamente saltaste de ella al oír un quejido, como un "Wah!".

Encendiste la lampara en tu mesa de noche y empezaste a buscar entre las mantas hasta que viste algo escondido entre ellas.

Al descubrirlo, te quedaste viendo curiosa al pequeño ser.

Era una criatura con una extraña forma triangular de color amarillo que contaba con un único ojo, pequeños bracitos y unas chistosamente grandes zapatillas.

"Mm... esos dos loquitos hicieron un homunculo? Qué eres?"

Tomaste un palillo y lo empezaste a picotear, a lo cuál él se asustó y se escondió otra vez debajo de las mantas.

"Okay, lo lamento pero vas a tener que volver con tus papis"

Tomaste una camiseta para atraparlo en ella y llevarlo fuera de tu dormitorio, lo dejaste en el pasillo, lo quedaste mirando.

"Anda, es aquella puerta"

Apuntaste esperando que vaya allí, pero al ver la puerta y el humor, además de que se escuchaban las voces de los chicos hablando con nervios, la criatura chilló aterrado y corrió hacía ti para abrazar tu pie.

"Acaso experimentaron contigo y les tienes miedo?"

Tomaste otra vez en tu camiseta para regresar dentro del cuarto, suspiraste sobando tu rostro.

"Estoy demasiada cansada como para pensar en algo ahora. Hoy te puedes quedar aquí, mañana hablaré con Stanford o con Fiddleford... el primero que me cruce, entendido?"

El pequeño te miraba atento mientras le hablabas, sentado en tu camiseta.

Lo dejaste apoyado en tu mesa de noche, apagaste la lampara y te recostaste de nuevo lista para dormir.

Pudiste sentir al ser escapando del sitio dónde lo dejaste para ir a tu cama y acurrucase a tu lado.

Suspiraste y te dispusiste a descansar, algo ibas a pensar, pero no ahora.

Geometric baby - Baby Bill Cipher Y LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora