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¿Perdon por qué?

Después de tan espectacular show, Ocean Roses termina su numero dándole el broche de oro al festival. El grupo había terminado exhausto después de haber dado todo en el escenario y en cuanto se despidieron del público salieron corriendo hacia los camerinos para poder descansar un poco.

—¿Se supone que debo de guardarlos?— cuestionó Jean teniendo en mano un par de pantaletas y sostenes de mujer que le arrojaron durante el show. Había recibido muchas cosas que los fans le daban, pero era la primera vez que recibía ese tipo de regalos

—No solo eso, debes de apreciarlas como un tesoro.— le respondió Ymir. —Yo lo haría.—

—Tu no apreciarías ni un chicle de nadie que no fuera aquella chica rubia.— bromeó el castaño haciendo que todos se burlaran de la pobre pecosa.

Pero ella misma sabía que Jean no mentía. Después de que Hisu había pasado la noche en su habitación aquel día que Mikasa y ella se reencontraron, se dio cuenta que en verdad tenía sentimientos por ella y estaba decidida a hacérselo saber.

—¿Ya se lo vas a decir o te vas a seguir acobardando?— Annie la miró con una mirada retadora. La rubia agradecía tanto que Jean hubiera tocado el tema, ya que a ella no se le daba muy bien.

—No la he visto.— contestó Ymir decaída.—No voy a declarar mi amor por una carta ¿Estás de acuerdo?—

—Podría ser algo romántico.— intervino Armin dirigiéndole una mirada a Annie haciendo que ambos se sonrojaran.

—Claro, si vives en el siglo pasado.— bromeó notando la cara roja de ambos, Ymir no era tonta, a pesar de que ninguno de los dos lo había confirmado aún, ella sabía que sentían algo más que una simple amistad.

La conversación fluía de buena manera entre risas y bromas, los cinco estaban de buen humor a pesar del día tan intenso que habían tenido. Sasha entró de pronto haciendo que todos corrieran hacia ella.

La castaña había llegado con comida para sus amigos, ella los conocía más que a nada en el mundo y estaba acostumbrada a comprar comida después de cada show. Esta vez, venía con charolas repletas de distintos tipos de sushi.

Los cinco acapararon la mesa en un santiamén como si no hubieran comido en días, pero era imposible para ellos terminar de cantar y no quedar hambrientos.

—Dios, Sasha. Eres un ángel caído del cielo.— la elogió Mikasa con el bocado en la boca.

—Nah, no es nada.— le respondió tranquila. —Hicieron un buen trabajo allá afuera, ¿Vas a comerte eso?— dirigió su mirada al rollo que Jean había dejado en la mesa. Jean rodó los ojos, y movió la cabeza en dirección al dichoso rollo dándole a entender que podía comérselo.

—¿Qué es lo que sigue en la lista?— le dijo Armin mientras bebía de su té helado.

—Aún están por confirmarme fechas para los próximos eventos, por el momento no tienen nada planeado esta semana.— se escuchó como los cinco exhalaron tranquilamente quitándose un peso de encima. —Estaba pensando que pudieran dar un pequeño tour por Italia aprovechando que están aquí.—

Jean y Armin se miraron uno al otro, en su mente ya se encontraban planeando qué lugares podrían visitar tranquilamente sin ser vistos. Por otro lado, Sasha pudo ver el rostro de las chicas, cansadas, irritadas; era más que claro que ellas no seguirían el mismo plan.

—Solo pido dormir, lo ruego.— imploró Mikasa exhausta.

—Bueno, ya que lo mencionas, hablé con los supervisores para que no asistieras a la fiesta.—

Los organizadores de Rock in Roma habían decidido darles a sus artistas invitados una celebración post-concierto como agradecimiento a su participación en el evento.