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Las horas se pasaron volando durante el vuelo de regreso de Taehyung a su país. Estaba muy feliz por haber cumplido con su itinerario, pero nada se podía comparar a la emoción que le recorría por las venas cuando imaginaba la reacción de su chico de ojitos brillantes como estrellas en el firmamento nocturno.

Su mánager fue el que le ayudó a gestionar cada uno de los puntos de su plan, por lo que no se cansó de agradecerle por ello. Antes de llegar, había decidido pasar por la empresa para darse un baño rápido, cambiarse la ropa a una más bonita y tomar el pastel que le habían dejado en la recepción a primera hora del día.

Jungkook solía tener el sueño muy pesado, y por más que fuera su cumpleaños, sabía que se despertaría pasadas las diez de la mañana. Por lo que ocupó el tiempo justo para hacer todo lo que debía hacer, y finalmente se fue en una van de la empresa hacia la casa del menor, que también era un tanto suya, al tener la llave para entrar cuando quiera sin problema.

Se despidió del mánager, y le agradeció con varias reverencias antes de ingresar por el portón de la lujosa casa que se ubicaba en una zona privada de Seúl.

De la forma más cautelosa, arrastró su maleta por el jardín delantero, teniendo cuidado de que el pastel que llevaba en una bolsita plástica no se le moviera mucho como para dañar el decorado.

En menos de diez minutos ya estaba paseándose por la sala, donde dejó el pastel en la mesita de centro, para luego abrir un pequeño bolsillo en su maleta donde extrajo un sobre en el que tenía su regalo.

Tomó una bocanada de aire, dándose ánimos a sí mismo por lo que iba a hacer, y guardó el sobre en uno de los bolsillos de su pantalón.

Después sacó el pastel de la bolsa y de su respectiva cajita, quedando encantado por el aspecto del dulce postre que tenía escrito un: "feliz cumpleaños, mi amor".

Encendió las velitas que venían como un extra y las ubicó en la parte superior para no arruinar el glaseado.

Sonrió contento por el resultado y a paso lento se dirigió hacia la habitación que tantas veces compartió con Jungkook. No tardó en visualizarlo dormido sobre la cama, gracias a que la puerta se encontraba entreabierta.

La terminó de abrir empujando con su pie, y se aclaró la voz para comenzar a entonar el tema de felicitaciones predilecto para los cumpleaños.

"Feliz cumpleaños a mi tierno conejito, feliz cumpleaños a tí..."

Jungkook fue abriendo poco a poco sus ojos, y se sobresaltó cuando notó que la voz aterciopelada que lo felicitaba era la de su lindo novio.

—Tae... Estás aquí— dijo, todavía sin poder creérselo, deteniendo el dulce canto de su novio. Su cara era un poema de confusión y felicidad. Como si también quisiera convencerse de que no se trataba de su imaginación jugándole una mala pasada.

—Así es, Jungkookie, pero eso es lo de menos. Ahora pide tu deseo.

Taehyung se acercó lo suficiente para que su pareja pudiera soplar las velitas, pidiendo en secreto el que sería su deseo en ese año.

—Felicitaciones, cariño, espero se cumpla lo que sea que pediste—aseguró, dejando el pastel en la mesita de noche solo para estrechar entre sus brazos al emocionado chico.

—Ya lo creo, te extrañé mucho— respondió, aprovechando a dejar varios besos en el cuello ajeno, mientras lo abrazaba como si no quisiera soltarlo nunca. A fin de cuentas, él era su ancla—. Pero me alegra que el mayor de mis anhelos se volviera realidad sin necesidad de una vela.

Ante esa confesión, Taehyung sonrió cuando hizo un fuerte contacto visual con Jungkook. Y no tardó en dejar varios besos castos en sus labios rojizos.

—Eso es bueno, mi amor. Yo también te extrañé mucho, pero ahora estoy aquí, y te celebraremos como se debe.

—Siiii, estoy ansioso por ello, aunque quiero saber cómo es que estás aquí cuando se supone que debes trabajar hasta el fin de semana.

—Bueno... Te lo contaré, pero no te enojes conmigo, ¿sí?

Jungkook levantó una ceja, intrigado por el mensaje detrás de esa respuesta y a Taehyung no le quedó de otra más que soltar la sopa.

—Me la pasé trabajando sin descanso alguno, por lo que eventualmente acabé cada una de las sesiones de fotos antes del plazo estimado.

—Ay Tae... ¿estás bien? ¿no te sientes cansado?— interrogó con auténtica preocupación, acariciando las mejillas de pan que tanto amaba—. No debiste hacerlo, pero de verdad me hace feliz tenerte conmigo. Siempre estuviste presente en los últimos diez años, así que egoístamente quería tenerte cerca en este también.

—Y por eso hice lo que hice. Porque tú lo vales, pero para la próxima, créeme que estaré más atento de las fechas para que no se vuelva a repetir una separación entre los dos en medio de algo tan importante como tu cumpleaños.

—Confío en ello, amor—Jungkook unió sus frentes con cariño, y se mantuvieron así por un largo rato.

Gozando en silencio de la compañia ajena.

Hasta que, Taehyung salió de su trance, separándose de golpe.

—-¿Qué sucede, Tae?

—Tu regalo, Kookie, casi lo olvido—explicó, sacando el sobre bajo la atenta mirada del menor—. Ábrelo, espero te guste.

Y así lo hizo, y cuando su mirada leyó el contenido del sobre, no pudo evitar tumbar a Taehyung sobre la cama para devorárselo a besos.

—Kookie, me haces cosquillas— le regañó, pasando sus manos por el torso desnudo del mencionado, quien parecía jamás perder la costumbre de solo dormir con el pantalón de la pijama—. Para...

—Te amo—murmuró contra su cuello—. ¿Lo sabías?

—Sí, yo te amo más y por eso quise volver a cumplir uno de tus deseos como hace años atrás, pero esta vez estaremos completamente solos y podremos estar tranquilos disfrutando de nuestro amor.

—No puedo esperar a que sea mañana para partir a Helsinki en Finlandia.

—Me imagino, es un lugar precioso y la última vez que lo visitamos fue con los miembros y el staff, pero ahora sólo será un viaje de pareja—comentó alegre—. Ya tengo listo todo gracias al mánager, por lo que no debes preeocuparte por nada, así que sólo debemos alistar las maletas e irnos.

—Por supuesto. Hoy celebraré con mis amigos, mis queridos miembros y mi familia, y mañana seré completamente tuyo por los próximos cinco días.

—Eso se escucha perfecto— Taehyung dejó un beso suave en su mandíbula, un poco juguetón—. Haré que tu cumpleaños sea inolvidable, Jungkookie.

—Lo es desde el momento en que comenzaste a cantar —confesó con una linda sonrisa y las mejillas sonrojadas—. Pero justo ahora lo único que quiero es que te acuestas y duermas un ratito conmigo, mientras me das mimos, y eres la cucharita grande.

—Ohh, la idea es tentadora, pero ¿y el pastel?

—Puede esperar, por supuesto que lo puede hacer.

Taehyung río bajito, y le cumplió el capricho a Jungkook después de que se le quitara de encima, abrazándolo por detrás, mientras dejaba besitos en su cuello descubierto.

Jungkook estaba en el paraíso con sólo eso, disfrutando del calor ajeno, y de la protección que le brindaba Taehyung con esa reconfortante posición. Sin dejar de lado lo amado que se sentía con cada uno de sus tiernos mimos en su piel desnuda.

Definitivamente él era su lugar seguro, y mientras estuviera a su lado, nada más le haría falta. Jungkook ya era muy feliz por la vida que llevaba, pero la compañia de Taehyung era lo que le complementaba.

Por eso esperaba que su deseo de estar junto al amor se su vida hasta su último aliento se hiciera realidad.

No pedía nada más.

Porque esto era lo único que lo mantenía cuerdo en un mundo tan loco como en el que vivía.

Sweet Birthday; tk auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora