Fairy tales 𓏲 vmin

Dos

Un sueño.

El frío metal del reposabrazos fue lo primero que Taehyung sintió al despertar, seguido por un leve dolor en su cuello. Debía haberse quedado dormido sobre el escritorio otra vez. Maldijo entre dientes, sintiendo que sus músculos se quejaban al intentar moverse. El brillo tenue de una luz blanca lo hizo parpadear con fuerza, pero algo no cuadraba. Aquella no era la luz suave del sol colándose por las cortinas de su habitación. Era artificial, dura y fría.

Cuando sus ojos se ajustaron, se dio cuenta de que no estaba en su escritorio. Ni siquiera en su habitación. Frente a él había paredes blancas y desnudas, un monitor emitiendo un pitido rítmico, y el inconfundible olor a desinfectante. Un hospital. ¿Qué demonios hacía en un hospital? Intentó recordar, pero su mente estaba en blanco, como si alguien hubiera borrado las últimas horas de sus recuerdos.

—¿Qué estás haciendo aquí? — Una voz lo hizo girar bruscamente.

Sentado junto a la cama, había un chico rubio, su cabello brillaba con la misma intensidad que el blanco clínico de la habitación. Su rostro era delicado, casi etéreo, pero sus ojos dorados lo atravesaban con una intensidad que descolocó a Taehyung. El chico estaba en una silla de ruedas, sus manos descansando sobre las ruedas como si estuviera listo para irse en cualquier momento. Sin embargo, su expresión era todo menos dócil. Había algo desafiante en la forma en que lo miraba.

—¿Y tú quién eres? — Respondió Taehyung, sin molestarse en disimular su irritación y desdén. Sus ojos recorrieron al joven de arriba a abajo, deteniéndose en las ruedas metálicas mientras trataba de recomponerse y caer en cuenta de que se había dormido antes por lo que seguramente debía estar soñando. —Oh... es un sueño.

El chico arqueó una ceja, confundido por las palabras de Taehyung. Si ese chico había llegado a su habitación solo seguramente debía de recordarlo a menos de que tuviese problemas mentales.

—Eso debería preguntártelo yo. Estás en mi habitación. — Respondió Jimin sin perder la calma, pero su sonrisa desapareció al notar la mirada de Taehyung. —La pregunta es: ¿qué haces tú aquí, dormido como si fueras dueño del mundo?

Taehyung soltó una carcajada incrédula. ¿Su habitación? Claramente, debía estar soñando. Esa era la única explicación lógica. Aquel chico no podía ser real. Era demasiado... perfecto, demasiado provocador. Un sueño extraño, pero un sueño al fin.

—¿Tu habitación? — Repitió, condescendiente, recostándose contra las almohadas. Con su habitual sonrisa, la de alguien acostumbrado a tener siempre la última palabra. —Claro que sí. Entonces, dime, ¿qué hace un chico como tú aquí? ¿Problemas existenciales? ¿O estás esperando que te den alta de alguna terapia experimental?

El rostro del chico permaneció impasible, pero sus ojos centellearon con algo que casi parecía diversión.

—Si te digo la verdad, creí que tú eras un paciente psiquiátrico. No todos los días aparece alguien en mi habitación diciendo tonterías. — Su voz era tranquila, pero el filo de sus palabras era inconfundible.

Taehyung se quedó sin habla por un segundo. Nadie, absolutamente nadie, solía hablarle de esa manera. La mayoría de las personas se encogían bajo el peso de su presencia, dejándole siempre la ventaja. Pero este chico no parecía intimidado en lo absoluto. Había algo irritante y fascinante en ello.

—Tienes agallas, te concedo eso. — Murmuró, inclinándose hacia él y su sonrisa se ensanchó, confiado. —Pero dime, ¿cómo sabes que no eres tú el que está soñando conmigo?

El chico dejó escapar una pequeña risa. Era suave, pero cargada de sarcasmo. Aunque mientras más escuchaba a Taehyung, más confirmaba que era un paciente de psiquiátrico, y más sabía que debía tener cuidado con él, pues los enfermos mentales podían ser peligrosos y debia tener cuidado.