O1 | Promesa.

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「  𝐊  𝐼  𝐍  𝐆  」

Cansado, adolorido y aún muy agotado. Así era como se sentía Stiles, aunque el lugar en donde se encontraba ahora era muy suave, no era como su cama normal, pero le mantenía caliente y cómodo.

Abrió los ojos de manera perezosa, parpadeó varias veces mirando con detalles el lugar en el que estaba. No conocía el techo, que parecía estar hecho de madera rústica.

Trató de sentarse y dejó escapar un quejido pequeño cuando lo hizo, su cuerpo estaba todo maguyado, pero también un poco ligero, quizás por el descanso que pudo haber tenido.

Miró a los lados, solo había una pequeña mesa de madera al lado de la cama en la que estaba y una ventana, el cuarto era relativamente pequeño, más que su cuarto, y la ventana estaba cubierta por algún tipo de tela, por lo que no podía ver bien que había afuera.

Se asustó cuando escuchó la puerta abrirse de repente, un anciano bajito estaba entrando, y al fijar su vista en el pareció un poco sorprendido. Lo más raro que Stiles pudo ver en ese momento fue, mirar como el movía la boca y hablaba, pero no le entendía nada.

Stiles no entendía ni una palabra de lo que el decía, así que tampoco sabía que responder, solo se encogió sobre su puesto, tratando de arroparse de nuevo con la manta que tenía.

Al no recibir respuesta, el anciano salió de la habitación y Stiles suspiró profundamente, no sabía que hacer, ni siquiera sabía en donde estaba. Además, no recordaba bien como fue que había llegado a ese lugar.

Lo último que recuerda era haber estado buscando unas cuantas vallas con sus amigos, y después, todo se vuelve borroso.

—Mi cabeza...— debió haberse golpeado con algo, de otra forma podría recordar algo, su estómago rugió y de repente se sintió muy hambriento.

El mismo anciano de hace un momento entró, pero ésta vez tenía unas cosas en sus manos, agua y carne, el le ofreció y el pecoso sonrió levemente con gratitud tomando el agua primero, fue como una bendición a su garganta seca.

Después tomó la carne, lo curioso era que solo era carne, estaba asada, un poco cruda para su gusto, y era un trozo muy denso. Nada como los pequeños trozos que solía cortar cuando el preparaba carne de esa forma, pero comida era comida y no podía rechazar con asco la comida que una buen hombre le estaba ofreciendo.

—Muchas gracias.— dijo antes de tomar la carne con sus manos y llevarla a su boca para comer, no sabía si era por el hambre o no, pero le pareció muy buena, estuvo concentrado en la comida, y no se había dado cuenta de que el mayor había salido nuevamente.

Stiles terminó de comer rápidamente, dejó el plato sobre la mesa de al lado de la cama. Trató de levantarse, quería salir y ver en donde estaba, quizás podría volver rápidamente a su hogar si buscaba ayuda, aunque, si todos allí hablaban como el anciano buscar ayuda sería algo difícil.

Stiles pareció llegar a lo que era un cuarto lleno de medicina, podía reconocer algunas plantas que eran utilizadas como enguentos para curar heridas y desinfectar.
Sentía las piernas débiles, por lo cual se apoyaba en la pared para caminar.

Vió como el mayor entró por la puerta principal y le miró un poco sorprendido de verlo allí de pié, pero aún así le ofreció su mano, Stiles la tomó, estaba seguro que el lo quería ayudar y guiar hacia un lugar importante.

Habló, pero no entendió nada de lo que el le dijo, quería saber que idioma estaban hablando, nunca lo había oído, bueno, no era como si hubiera escuchado o hablado otro idioma que no fuera el suyo.

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