CAPÍTULO 2

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CAPÍTULO 2: 

ALA ROTA


Es un nuevo día. Aún no había amanecido cuando desperté por las odiosas campanas que venían del pueblo -el cual estaba lejos de mi hogar-, pero por nuestra fina audición los tintineos eran muy perceptibles. Mi rutina de mañana me la sabía de memoria, y a veces me causaba un poco de frustración. Necesitaba algo nuevo.

Con mi ropa limpia en mano, me dirijo a tomar un baño. Cuando de repente, un fuerte viento me hizo detenerme a medio camino.

—¡Lo siento, hijo, tengo que irme!

Era papá. Seguramente tuvo una emergencia, como le es habitual en este último tiempo.

—No vayas al bosque hoy, a papá le llegó una carta en la que le contaban de algunos ataques que hubieron ahí —me notificó mi hermano mientras guardaba algunas cosas en su propio morral, al contrario de mi progenitor, con mucha calma.

—¿Por eso se fue corriendo? —pregunté.

—No hay duda.

Drako Windblade (mi padre) es parte del cuadrante de curanderos. Su don es la regeneración, así que está entre los más importantes, de la academia y del pueblo. Desde muy pequeños que nos acostumbramos a verlo correr de un lado a otro, incluso en altas horas de la noche. Pero en ese tiempo estaba mi madre y no se notaba tanto su ausencia.

Cuando llegué al cuadrante de crías, observé como muchos instructores de rangos más altos estaban murmurando entre ellos. Eso lo hacían para no asustar a los más pequeños o que estos no comenzaran a indagar hasta que uno se hartara.

—Taek, que bueno que llegas, tenemos información importante —me habló el oficial mayor, o sea, mi jefe.

—Buenos días, Mayor. ¿Sucedió algo? —pregunté.

—Hay un cambio de planes para hoy. El coronel Fay quiere observar a las crías en un vuelo —anunció.

«¿Es una broma?», pensé tratando de no sucumbir ante el pánico.

—Señor, no considero que estén del todo preparados. Puede ser peligroso para ellos —le comenté mi preocupación con seriedad.

—Tu y yo sabemos que no tenemos derecho a opinar. Solo prepáralos correctamente —

Asentí muy a mi pesar. La clase de ayer había sido la cuarta del tercer mes. Si bien, muchos de ellos lograban mantenerse en el vuelo hasta llegar a la meta, la situación era diferente al descender o esquivar. Casi todos fallaban. No entendía qué pasaba por la cabeza del Coronel al dar la orden. Los estaba exponiendo a lesiones graves.

—Cuando vayas a descender, trata de reducir tu velocidad, ¿recuerdas cómo hacerlo? —le pregunté a uno de los dragoncitos. Este asintió—. Lo harás perfecto, confía en ti.

—Gracias entrenador... —contestó con una sonrisa nerviosa.

Era obvio. No les comenté que serían vistos por el Coronel Fay, sino que sería una práctica como cualquier otra. Pero no eran tontos. Ellos vieron como los demás entrenadores y dragones de mayor rango se acercaron para observarlos. Claramente se dieron cuenta de que algo pasaba.

—Entrenador Windblade

Hablando del rey de Roma...

—Coronel Fay, ¿ocurre algo? —pregunté mientras tomaba una postura firme.

—¿Ya está todo listo? No quiero demorarme demasiado en esto. Tengo muchas cosas que hacer —

«¿No le han dicho que no se responde a una pregunta con otra?», quise decirle. Pero me contuve.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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