¿Podremos tener un final feliz?

¿Podremos tener un final felíz?

He vivido enamorada de un chico que ha estado a mi lado desde que tengo memoria. Un chico que ha sido mi compañero constante, presente en cada capítulo de mi vida. Conozco sus sueños, sus problemas, sus traumas y esos pequeños dolores que a veces lo hacen sonreír con tristeza. Sé cuáles son sus gustos, sus miedos, su comida favorita y cómo se siente al perderse en sus pasatiempos.

Pero él… él no sabe nada de mí. Ni siquiera conoce mi nombre.

El chico al que he amado con todo mi corazón no existe en el mundo real. O al menos, no físicamente. Porque es solo un personaje de un libro; el maldito protagonista de una historia que me ha atrapado.

Cada página que leo me acerca a él, pero también me recuerda la cruel verdad: nunca podré tocarlo, nunca podré decirle cuánto significa para mí. En mis sueños, lo imagino a mi lado, compartiendo risas y secretos bajo un cielo estrellado. Pero al despertar, la realidad me golpea con fuerza: soy solo una lectora perdida en su mundo ficticio.

Es un amor imposible, uno que vive entre las líneas de un texto y se desvanece con cada vuelta de página. A pesar de saber que es solo ficción, no puedo evitar sentirme atrapada en esta historia donde el amor es tan real para mí como el aire que respiro, pero inalcanzable para él.

Y así sigo, navegando entre la realidad y la fantasía, aferrándome a este amor imposible mientras busco respuestas en las páginas de su vida. Porque aunque sea solo un personaje de papel, él siempre será el héroe de mi corazón.

Amar a alguien que no existía dolía