El capitán de la policía

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Un joven caminaba rápidamente por la 9 avenida, con un paquete bajo el brazo. Su cara le parecía familiar a Dago,. pero no podía recordar quién era . El joven se paró delante de él y le dijo:

- Don Dago, ¿No me recuerdas? Soy Enzo, el ayudante del panadero Nazorione, el Palniterra, ahora soy su yerno. Tu primo me salvó la vida al conseguir que el Gobierno me dejara permanecer en América

Dago hizo un gesto de asentimiento. Ya se acordaba de él

- He venido a hacer una visita de cortesía a tu primo -prosiguió-Enzo. ¿Cree usted que me dejarán entrar a estas horas?

Dago sonrió y dijo:
- No, pero gracias de todo modos. Le diré a Dean que ha venido usted

Por la calle llegaba un vehículo a toda velocidad. Dago se puso en guardia de inmediato:
- Aléjese rápidamente - dijo al muchacho - Puede haber problemas. No le conviene en modo alguno tener líos con la policía en su situación....

Vió el temor reflejado en el rostro del muchacho. A la más mínima, Enzo corría el peligro de ser deportado. Pero con vos firme el joven respondió:

- Si hay problemas, quiero estar aquí para ayudar. Dean se lo merece

Dago se emocionó. Estaba a punto de decirle al joven que se fuera, pero pensándolo mejor decidió permitirle que se quedara. Dos hombres en la puerta del hospital, tal vez desanimaría a cualquier posible atacante. Ambos permanecieron se bajó del farol en la noche fría.

Habían casi terminado su cigarrillo cuando un  largo automóvil negro, procedente de la Novena Avenida, entró en la calle 30, dirigiéndose a toda velocidad hacia donde estaban ellos . El automóvil casi se detuvo, y Dago se esforzó por ver el rostro de sus ocupantes echando, cómo sin querer, el cuerpo hacia adelante. Cuando parecía que iba a detenerse por completo, el automóvil salió disparado, alguien debía haberlo reconocido. Dago dió a Enzo otro cigarrillo y se dió cuenta de que las manos del muchacho estaban temblando. Lo más sorprendente fue, sin embargo, ver qué las suyas permanecieran quietas y firmes.

Siguieron fumando hasta que pasado diez minutos, el silencio de la noche fue roto por la estridente sirena de una patrulla de policía. Desde la Novena Avenida un carro patrulla entró velozmente por el sendero del hospital. Al primer carro, sucedieron otros dos. De pronto, la entrada del hospital se llenó de policías. Dago lanzó un alivio suspiro. Pensó que el buen Castiel había actuado bien.

Dago se acercó a saludar a los policías. Dos corpulentos policías le agarraron los brazos, mientras otro lo registraba rápidamente. Acto seguido, un gigantesco capitán de la policía, con placa dorado en su gorra, se acercó. Sus subordinados se apartaban respetuosamente.

- Pensaba que ya los había puesto a todos en rejas -dijo el capitán - ¿Quién diablos eres tú, y que estás haciendo aquí?

- Es Dago Zanoli - respondió un oficial-

Dago con voz tranquila preguntó:
- ¿Qué pasó con los agentes que debían estar protegiendo a mi primo? ¿Quién les dió la orden de abandonar sus puestos?

El rostro del capitán se encendió en cólera:
- ¿Y quién diablo eres tú para decirme lo que tengo que hacer? Fui yo quién les dije que se marcharan. No me importa un bledo que los mafiosos de maten entre ellos. Y ahora márchate inmediatamente, inútil

Dago lo seguía estudiando. ¿Cabía la posibilidad de que Humbert fuera uno de los ocupantes del primer automóvil y que le hubiera visto de pie en la entrada del hospital? Era posible de que Humbert llamara al capitán y le haya dicho: ¿Cómo es posible que los hombres de Dean están todavía en el hospital a pesar de que le pagué para que los arrestaran?

Cómo voz tranquila dijo al capitán:
- No voy a salir del hospital hasta que pongas guardias en la puerta.

El capitán dijo a uno de sus soldados:
- encierre a este mamarracho
- el muchacho nada tiene que ver capitán. Es un héroe de la guerra h nunca se ha mezclado en los asuntos de dj familia. Los periódicos armarán un escándalo - dijo el soldado-

Dago le preguntó irónicamente:
- ¿Cuánto le ha pagado Humbert “por defender a mi primo", capitán?

El oficial mandó a imovilizarlo. Dago vió como el enorme puño del capitán avanzaba a dirección de su rostro. Sintió que las piernas se negaban a sostenerlo, y que hubiera caído, si los dos policías no lo estuvieran sujetando.

Enzo se puso delante para evitar que el capitán siguiera golpeándolo, y dijo:

-Por Dios capitán le has hecho daño de verdad!

El capitán casi gritando dijo:
- Ni siquiera lo he tocado

A través de una cortina de sangre Dago vió que estaban llegando más automóviles, de los que segundos más tarde, se bajaron varios hombres, uno de ellos era el abogado de Castiel

El letrado se puso a hablar con el capitán. Su tono era suave y firme a la misma vez :

- La familia Zanoli a contratado a sus servicios, una agencia de dectetives para proteger a Dean Zanoli. Los hombres que me acompañan tienen licencia de armas, capitán. Si usted los arresta, mañana por la mañana tendrá que parecer ante el juez para explicar por qué

El abogado miró a Dago y preguntó:
- ¿Qué quiere usted? ¿Denunciar al que lo agredió?

- He resbalado... He resbalado y me he caído

Vio una sonrisa de triunfo en el rostro del capitán, y trató de sonreír también. Quería a toda costa ocultar el odio frío que acumulaba en su cerebro, no deseaba que nadie se diera cuenta de la rabia que sentía por dentro

A la mañana siguiente, cuando despertó, supo que le había soldado la mandíbula y que había perdido cuatros dientes del lado izquierdo. Junto a él estaba Castiel.

- ¿Me anestesiaron? Preguntó Dago
- Sí m tenías trozos de huesos clavados en las encías, h sin anestesia hubieras sufrido mucho
- ¿Cómo está mi primo?
- Creo que el problema está resuelto. Hemos contratado a una agencia de detectives, y toda la zona al rededor del hospital está siendo vigilada

Castiel hizo una pausa, y seriamente de dijona Dago:

- sin embargo. Nos enteramos de que Humbert no está detrás de lo de anoche. El causante de todo es el famoso turco, a quién le arruinamos la mercancía de drogas. Al parecer Humbert lo engatusó!
- Eso es malo. ¿Crees que quiera una guerra abierta con nosotros?
- eso no nos conviene ahora mismo

En ese momento suena el teléfono de la habitación. Castiel lo coge. Con una cara de frustración y asombro. Le dijo a Dago, que el capitán quería hablar con él.

- tenemos que reconocer que el tipo tiene hagallas. Después de lo de anoche, se atreve a solicitar una entrevista con nosotros para hoy mismo o mañana.
- Y que le has contestado.
- naturalmente, que sí. Tengo un centenar de hombres en la calle las veinticuatro horas del día. Si ese capitán se deja ver, es hombre muerto.

León que estaba oyendo la conversación, la interrumpe y dice a Dago, mientras enciende un cigarrillo:
- He hablado con tu contacto en el departamento de policía. Me ha asegurado que el capitán está en la nómina del turco, y que este le paga una fortuna. Y hay más. Parece ser que el capitán tendrá su porcentaje en la drogas. Ese imbécil ha aceptado ser el guardaespaldas del turco. Cuando se reúna con Dago, el capitán estará presente, vestido de civil, pero armado. Y lo que quiero que entiendas Casa, es que mientras el turco lo esté protegiendo, como lo está haciendo, es invunerable. Nadie hasta ahora a liquidado a un capitán de la policía sin salir impune. Te ruego que tengas todo esto en cuenta

- Siendo así, hay que ir por el turco -dijo Dago-. No podemos esperar. El tipo es demasiado peligroso. No tardará en sorprendernos en otras de sus ideas. Recuerda que para él, el objetivo principal sigue siendo la eliminación de Dean.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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