En la escuela
Al día siguiente, Ela estaba sentada en su pupitre, tratando de concentrarse en la lección que estaba comenzando. Su mente aún estaba revuelta por los eventos del día anterior; conocer a Milo había sido una experiencia completamente nueva para ella, y las emociones que eso le había despertado seguían frescas.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente lo vio. Milo entró al salón con su andar despreocupado, con el cabello rojo brillante y su característico piercing en el labio. Ela parpadeó, sin poder creer lo que veía. Él no solo estaba en su escuela, ¡estaba en su clase!
Milo la notó al instante y una amplia sonrisa apareció en su rostro. Caminó hacia ella, ignorando las miradas curiosas de los demás estudiantes.
—¡Ela! —exclamó, con una mezcla de sorpresa y alegría—. No me dijiste que estudiabas aquí.
Ela sintió cómo su corazón se aceleraba, pero trató de mantener la calma.
—Yo tampoco sabía que tú estabas aquí —respondió, devolviéndole la sonrisa—. ¡Qué coincidencia!
Milo soltó una pequeña risa mientras tomaba asiento en el pupitre junto a ella.
—Supongo que ahora seremos compañeros de clase también. —dijo, guiñándole un ojo—. Esto sí que es suerte.
Ela asintió, todavía sorprendida por la coincidencia, pero también sintiéndose más relajada al tener a alguien conocido cerca en la escuela.
La maestra comenzó a hablar, pero Ela apenas podía concentrarse. Su mente estaba ocupada pensando en lo rápido que habían pasado de ser completos desconocidos a estar juntos en el aula. La presencia de Milo a su lado hizo que la escuela, por primera vez, no se sintiera tan solitaria.
Kael, por su parte, observaba en silencio desde un rincón de la clase, invisible para todos menos para Ela. Aunque no podía apartar la sensación de celos que le quemaba por dentro, no dijo nada, permitiendo que Ela disfrutara de este nuevo capítulo en su vida.
Mientras la clase avanzaba, Milo y Ela intercambiaron miradas cómplices y algunas risitas discretas, como si compartieran un secreto. La conexión que habían formado en el parque se fortalecía, y ambos sabían que este encuentro en la escuela no era casualidad; parecía el comienzo de algo más grande.
Cuando la campana finalmente sonó para anunciar el recreo, Milo se inclinó hacia Ela.
—¿Vamos a la cafetería juntos? —le preguntó, sus ojos brillando con entusiasmo.
Ela asintió, sintiéndose más cómoda que nunca, mientras se levantaba para seguirlo, sabiendo que su vida en la escuela acababa de cambiar para siempre.
Ela, con una mezcla de timidez y curiosidad, se miró a Milo y decidió aprovechar la oportunidad para preguntar algo que había estado pensando.—Oye, Milo, ¿tu piercing en el labio te dolió mucho cuando te lo hiciste? —preguntó, con una sonrisa tímida.
Milo levantó una ceja y sonrió de manera juguetona.
—Ah, ¿te gusta mi piercing? —dijo, jugando con el piercing entre sus dedos—. Bueno, sí, dolió un poco, pero fue más como un picotazo rápido. No es nada que un poco de actitud no pueda manejar. Aunque, honestamente, creo que el dolor valió la pena por el estilo, como dicen antes muerta que sencilla.
Ela se rió suavemente, y Milo aprovechó la oportunidad para inclinarse más cerca, manteniendo su mirada fija en ella.
—¿Y tú, alguna vez has pensado en hacerte algo así? —preguntó, su tono juguetón y su mirada intensa—. Aunque creo que ya eres bastante genial sin necesidad de más adornos.
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Ela and Kael
Teen FictionSinopsis Desde pequeña, Ela ha vivido días vacíos, sin contacto con otros, preguntándose por qué hacer amigos siempre fue tan complicado para ella. Pero un día, cansada de la soledad, Ela decidió crear su propio amigo: Kael, alguien a su manera, con...