El otoño iba llegando, las hojas comenzaban a tornarse de un color rojizo/ café y lentamente se desprendían de las largas ramas de los árboles que decoraban esta hermosa ciudad.
Como ya era costumbre, dormía durante el día y trabajaba durante la noche, casi me podían confundir con un vampiro. Mi turno comenzaba a las nueve de la noche y terminaba a las 5 de la mañana, llegaba a mi casa totalmente destruido, me bañaba, comía algo y me acostaba a dormir.
Me despertaba a las cuatro o cinco de la tarde, trataba de que nada interrumpiera mi hora de sueño reparador (dormir 10 horas seguidas) para poder mantenerme despierto durante la noche.Lo único que podría decir que me agrada mucho de este trabajo es que, puedo manejar por la ciudad escuchando música en mi auto...lo demás bueno, no tengo mucha opción.
Mi trabajo consiste en llevar a los pasajeros a su lugar de destino.
Mentí...si hay algo más que me gusta de este trabajo...LOS CHISMES.
No hay nada más placentero que eso, ese preciso momento en que pasajero entra en confianza y te cuenta cosas que (puede que en su mayoría no te interese) que se enteraron/vieron/escucharon/le contaron...etc, etc, etc.
Lo demás es todo muy normal e insignificante, la mayoría de los pasajeros no me hablan o ni se molestan en contestar si es que les pregunto algo.Normalmente hacia 10 o 15 viajes por noche, había buena propina por parte de algunos pasajeros, por suerte ya conocía a alguno de ellos, lo cual hacía que parte de esos viajes sean más llevaderos.
Al finalizar cada viaje debía avisar por una radio a la telefonista, una mujer de 54 años, amable y carismática, Susan.
Ella se encargaba de atender los llamados telefónicos y mandarnos una dirección, ya sea para buscar a un pasajero y llevarlo a otro lugar o para ir directo a la central a buscar los pasajeros que llegaban a tomar el taxi ahí.Entrando a la central para comenzar el turno me encuentro a Susan y a Marcos, otro compañero, hablando sobre algo que no llegué a descifrar del todo.
-Buenas buenas...estamos listos para arrancar?- Le pasé el brazo sobre los hombros a Marcos
-Llegas 15 minutos tarde, ya todos están trabajando menos vos cariño- Dijo Susan mientras se sentaba en el escritorio.
-Perdón, me quedé dormido...Tenés algo para mí??- me acerqué para ver si tenia algún viaje para hacer.
-De momento no así que sentate un rato...Marcos, vos igual-
-No hacía falta que me lo digas- ya se estaba sentando en uno de los asientos que había dentro de la oficina.
-Espero que esta noche sea tranquila- Dije mientras miraba por la ventana que daba a la calle.
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Un Amigo para el Camino
Teen FictionUna historia que nos demuestra como dos personas totalmente diferentes pueden ser tan parecidas y tener tantas cosas en común. Sin saberlo, todo eso que en algún momento comienzan a compartise entre sí los va a terminar uniendo cada vez más. Esta es...