¡Acompaña a Fuutarou, a las quintillizas y a sus grandes amigos en su camino hacia la cima del fútbol mundial, donde el amor, la pasión y las ganas de trinfar nunca faltarán!
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Puedes dar sin amar, pero nunca puedes amar sin dar.
Los grandes actos de amor los realizan aquellos que habitualmente realizan pequeños actos de bondad.
Perdonamos en la medida en que amamos.
El amor es saber que incluso cuando estás solo, nunca más volverás a sentirte solo.
Y la gran felicidad de la vida es la convicción de que somos amados.
Amados por nosotros mismos. E incluso amados a pesar de nosotros mismos.
Esto lo saben muy bien nuestros protagonistas, quienes a pesar de ser como y lo que son, han llegado a ser amados en este mundo. Y no por una, sino por varias personas. Y conocer dicha verdad les ha dado la fuerza para enfrentarse a los problemas que les aguardan.
Este sentimiento tan ardiente habita en los corazones de una generación de futbolistas... La Neogalaxia.
Y el capitán y líder de esta generación, Glaolo Yggdra Senju Longinus, comúnmente conocido como Glaolo Senju, lleva estos sentimientos por bandera, grabados a fuego en el corazón, y ahora... Aquellos que han despertado por los esfuerzos de Glaolo lo siguen en pos de hacer realidad un sueño: Ganar la Copa Mundial de Fútbol para Japón.
Uno de ellos, Fuutarou Uesugi, apodado como "Ginho", ha visto como su vida ha dado un giro de 180º en tan sólo un año...
Al principio de su primer año en la Preparatoria Asahi, él era un típico estudiante con sueños de ser el mejor jugador de Japón y convertir a su equipo en el mejor del país. Además, como su familia era pobre, tenía que trabajar a medio tiempo como tutor de unas compañeras suyas de clase, las quintillizas Nakano: Ichika, Nino, Miku, Yotsuba e Itsuki.
Pero el año no fue nada fácil, sino bastante complicado. Primero no conseguía hacer que las cinco hermanas carburaran por que se tuvo que ganar su confianza antes.
Su primera participación en un torneo de preparatorias tuvo un buen bagaje: llevó hasta su equipo hasta la semifinal del Nacional, donde perdieron por penaltis ante la Prepa Zero, liderada por el mismísimo Glaolo, y en la que también era parte Rei Nakano, el hermano mayor de las quintillizas. Éste último se culpaba a sí mismo por la ruptura de la relación de sus hermanas y quiso pagarlo con su vida, pero el Frutas se lo impidió.
A partir de ese momento, la relación de Fuutarou con las quintillizas fue mejorando. Incluso llegó a cambiar por dentro logrando convencer a Nino, la más complicada en carácter de las cinco.
A raíz de un campamento de entrenamiento, varios nuevos jugadores se unieron al equipo de Asahi revolucionándolo por completo. La mayor sorpresa fue cuando fueron elegidos para representar a Japón, primero en un gran partido de selección junto a unos jugadores del Proyecto Blue Lock, y luego para disputar la Copa Asiática Sub-20 de la AFC, logrando el Frutas capitanear a la selección y campeonar con ella, logrando ser el máximo goleador y el MVP del torneo.
