Al medio día Betty salió de su casa, se despidió de sus padres y les aseguro que todo estaría bien, llegó a la casa que compartía con Armando y fue cuando realmente golpeó la realidad nuevamente, esa casa se sentía diferente, no le transmitía nada, solo la agobiaba como si en ella se encontrasen los fantasmas de ella y Armando del pasado danzando burlescamente por toda la casa, se dirigió a la cocina y sacó una botella de licor que pertenecía a Armando y donde el viese que hacía falta probablemente pegaría el grito al cielo pero poco le importaba, bebió de la botella directamente, nada de vasitos o copas, no, directo para haber si así mermaba más rápido su dolor. Después de unas horas donde se sentó en el sofá haciendo nada más que beber y ver la pantalla apagada del televisor decidió que era hora de que hiciera algo más, no podía permitir que nuevamente Armando la descompusiera, mañana era día laboral y ella aun seguía dando la cara por Ecomoda—Por el tiempo que tenga que darlo hasta salir limpiamente de ahí y por fin ser libre—Dejó la botella por la mitad en la mesita de centro y se dirigió a su habitación, hizo una pausa secamente al ver que dicha habitación aún conservaba el olor a la colonia de Armando, ese olor que anteriormente le hacía sentir mariposas en el estómago ahora le provocaba agruras, instintivamente corrió al baño y vomitó, ahí tirada en el baño no pudo evitar que las lágrimas empezaran a correr libremente, ya no las podía retener más, salió del baño sin siquiera lavarse en un intento de dejar la habitación que sentía que la asfixiaba pero fue en vano, para su mala fortuna su mirada recayó en la carta que yacía tirada en la cama, donde la dejó la noche anterior donde huyó, de repente el agobio se tornó en tristeza y la tristeza en desesperación, sintió que se desvanecía pero se mantuvo de piel y la mezcla de todas esas emociones se volvieron en rabia cuando inconscientemente su mano recayó en una de las fotografías de Armando que descansaban en uno de los muebles de la habitación, la tomó entre sus manos y la estrelló contra pared, ella nunca se consideró alguien violenta, prefería la razón a la vulnerabilidad de un ataque de rabia pero esta vez se dejó ser, tomó los cuadros y los tiro al suelo haciendo añicos el vidrio que los protegía, fue directo al closet y agarró las camisas y las tiro por la ventana rumbo al patio donde posteriormente el regado inteligente terminaría empapándolas.
"Maldito" era una palabra que se repetía en su cabeza, recordó el daño que le hizo en el pasado, el daño que le estaba haciendo ahora. Sus pies sangraban ante el contacto del vidrio que había salido desparramado ante el impacto de la caída, pero no le importó, tomó la botella de perfume de Armando y la reventó contra la pared, rompió los peluches y regalos que el le había hecho.
Era un caos, la habitación y ella quien no paraba de destruir todo lo que existía en el cuarto, después de un momento la euforia fue perdiendo fuerza en su mente y dio paso al arrepentimiento, fue consciente del escozor de sus pies por el vidrio y de los recuerdos ahora destruidos, lentamente se dejó caer en la pared hasta llegar al suelo donde lloró desconsoladamente, gritos, pataletas, insultos y lo que sea.
Pero su corazón no dejó de doler.
...
Marcela se encontraba en su departamento tomando café mientras leía una novela que siempre le fascinó desde pequeña, su departamento tenía vista hacia la ciudad así que perfectamente podía disfrutar del atardecer cayendo en Bogotá. Todo era paz, pero también sentía que le faltaba algo...
Escucho su celular sonar; era Daniel.
—Hola, hermanito querido—contestó felizmente, después de lo ocurrido en Ecomoda Daniel había procurado ser más atento con ella y María Beatriz, sobretodo con ella que estaba pasando una situación difícil.
—Marcela ¿como estas?—Respondió Daniel a través de la línea.
—Bien, aquí leyendo y observando el atardecer ¿Y tú?
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Solo quedarán cenizas
FanfictionAdvertencia: Este fanfic puede contener temas que pueden ser controversiales para algunas personas; tales como el engaño, manipulación psicológica y machismo de la época. Si eres un acérrimo fanático de ArmandoXBetty, no lo leas al menos de que seas...