El cuento del señor demonio

Capítulo 1 : El Señor Demonio

Érase una vez, en la Era de los Ashuras, también conocida como la Era de los Demonios Guerreros, un señor demonio que gobernaba un vasto reino en el oeste. Este señor podía adoptar tanto la forma de un hombre como la de un gran perro tan grande como cualquier dragón que volara en el cielo, ya que provenía de una línea real de poderosos demonios caninos.

El señor tenía una bella reina y un hijo perfecto, ambos como él, podían adoptar forma humana o canina, pero él estaba inquieto en su propio castillo, pues su reina era gélida y distante, y su hijo prefería a su madre. El joven príncipe tenía la larga melena plateada y los ojos dorados de sus padres, pero, al igual que su madre, llevaba la marca de la luna creciente en la frente, y su belleza era como la de ella.

Un día, el señor demonio y su reina estuvieron en desacuerdo tan violentamente entre sí que la reina abandonó las tierras de su señor y regresó a su propio reino, dejando atrás a su hijo, ya que el príncipe era el único heredero del gran señor.

El príncipe Sesshomaru extrañó a su madre durante un tiempo, pero sabía que la pelea entre sus nobles padres había sido tanto culpa de su madre como de su padre. Y esperaba que se acercara más a su padre ahora que cada uno era la única familia que el otro tenía en este reino.

Sin embargo, el joven príncipe se parecía tanto a su madre que, cada vez que su padre lo miraba, recordaba de inmediato a su fría compañera, a la que siempre le había resultado tan difícil amar. Se aseguró de que su hijo recibiera una buena educación, como corresponde a un príncipe de su rango, y de que tuviera lo mejor de todo. También estaba orgulloso de la fuerza y ​​el talento de su hijo, que estaba seguro de que un día superarían los suyos, pero nunca le resultó fácil ser cercano y cálido con él, o decirle cuánto lo apreciaba, porque se parecía demasiado a su madre.

Cuanto más veía el príncipe que su padre era un padre perfecto para él en todos los aspectos, excepto en el del corazón, más frío se volvía con todos los que estaban cerca de él y más imposible se volvía para el señor y su hijo estar a gusto el uno con el otro.

Algún tiempo después de que la reina hubiera dejado a su familia, cuando el príncipe casi había alcanzado la edad en la que se lo consideraría adulto, el señor demonio se enamoró de otra belleza. Era una princesa mortal, no una gran demonio como lo había sido la reina, pero era tan hermosa como la luna en todo su esplendor, y era amable, gentil y cálida, todo lo que la reina nunca había sido, por lo que el señor demonio estaba muy feliz con ella.

El príncipe Sesshomaru, sin embargo, estaba enojado porque su padre se había enamorado de esta nueva dama y la trataba mejor de lo que parecía haber tratado a su antigua reina. Aunque la dama deseaba ser amable con el príncipe y amarlo como si fuera su propio hijo, él se mantuvo distante y la despreciaba.

La ira del príncipe aumentó aún más cuando la dama quedó embarazada de su padre, pues él había sido hijo único toda su vida y no deseaba compartir con un hermano o hermana el poco amor que su padre le daba.

Pero antes de que el hijo de la princesa pudiera nacer, los problemas llegaron a la tierra. Los enemigos del señor demonio habían comenzado a reunirse contra él cuando su poderosa reina abandonó su reino, y se reunieron en números aún mayores cuando eligió como su nueva esposa a una mujer mortal, ya que los demonios consideraban débiles a los mortales y consideraron que la elección del señor de una segunda esposa era una señal de que su poder estaba menguando.

El señor no temía por su propia vida, pues había vivido mucho tiempo, incluso para un demonio. Y no temía por su reino ni por su hijo, pues el príncipe Sesshomaru ya había crecido y se había convertido en un poderoso demonio por derecho propio. Su padre sabía que gobernaría estas tierras con tanta capacidad como él mismo, una vez que se fuera. Sin embargo, temía por la seguridad de su dama y su hijo no nacido, pues ella era mortal e indefensa.